MAR DEL PLATA.- "Sé que hay muchos espécpticos, en especial en el círculo rojo", soltó esta tarde Mauricio Macri, en videoconferencia desde la previa de la marcha del "Sí, se puede" en Corrientes al acotado grupo de empresarios que se quedó al cierre del coloquio del Instituto para el Desarrollo Empresarial de la Argentina (IDEA), en el hotel Sheraton de Mar del Plata. Muchos de los hombres de negocios se fueron al mediodía de la Feliz, hasta los militantes como Cristiano Rattazzi, de Fiat Chrysler, que participará otra vez como fiscal de Juntos por el Cambio el 27 de octubre en La Matanza. Tanto es así que los empleados del hotel retiraron mesas y sillas a ambos costados del salón, de modo de que el Presidente no viera un vacío en el auditorio.
El coloquio de IDEA, que en los últimos cuatro años se obnubilaba con Macri, ahora ya no. Primero porque la mayoría de los empresarios lo da por perdido tras las primarias. Solo quedan un puñado de hombres de fe. Segundo porque esta vez Macri faltó, para irse de campaña, y solo apareció por teleconferencia, sin su presencia física y la de su comitiva, es decir, sin ocasión para cualquier reunión. En muchos empresarios cunde la decepción con la experiencia de Macri en el Gobierno y la resignación con Alberto Fernández, tabla de salvación no deseada pero de la que quieren aferrarse porque si a él le va mal les irá peor a ellos y su fracaso podría derivar en un gobierno de Cristina Kirchner.
En el círculo rojo que siempre confió en Macri hasta que la crisis se lo fagocitó ahora reina la preocupación por el futuro inmediato. Piensan que Fernández debe elegir un ministro de Economía que provoque confianza en el mercado y que actúe con celeridad y habilidad para afrontar los abultados vencimientos de deuda que le deja Macri en los primeros meses de gestión y para renegociar ese pasivo. Esperan que le vayan bien porque si no, especulan con cambios rápidos de gabinete. Por lo pronto, alguno de ellos lo verá desde lejos: es el caso de Gabriel Martino, presidente de HSBC Argentina, a quien el kirchnerismo había desplazado de ese cargo en 2015 por una causa de lavado de dinero, que después fue un ferviente defensor de Macri y que ahora será traslado por el banco británico a Londres.
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