★★ Neill Blomkamp es un realizador que ha encontrado su negocio. Se trata de hacer películas de ciencia ficción que sean alegorías de “los grandes problemas del presente”, y que eso se note todo el tiempo. En ambos casos el espectáculo (cuando estaba bien filmado, aclaremos) conspiraba contra la intención mensajística del señor Blomkamp. Aquí estamos en la historia de un robot con alma humana, creado como arma pero buenazo (¿Alguien recuerda “Corto Circuito” o estamos hablando de la prehistoria?). Y tiene amigos y quiere ser feliz y lo buscan para que haga aquello para lo que fue diseñado, oh, malvados del mundo. Porque Chappie es un nene, en el fondo. O sea, “una película sobre la inocencia y cómo es pervertida por los poderes económicos inescrupulosos de este mundo”. O sea, una publicidad de ONG larga y carísima que tiene poco que ver con el cine.
por Leonardo D’Espósito
Comentarios