Lo destacamos siempre respecto del animé japonés: la creatividad enorme a la hora de diseñar lo bello y lo monstruoso, la exuberancia a veces inabarcable de cada una de las realizaciones que (por suerte) últimamente podemos ver. En este caso, lo oscuro refleja las emociones de los protagonistas: un joven cuya noviecita de infancia, muerta en un accidente, vuelve de manera monstruosa para protegerlo. Sutilmente, el diseño refleja esas emociones que tienen que ver con las posibilidades e imposibilidades del amor y con la impotencia transformada en ira. El “0” del título refiere a que este film es un relato de origen para un animé (también manga, como suele ser tradición) muy exitoso. La película vive por sí misma, sin necesidad de que conozcamos la mitología que sostiene. Es lo que la mayoría de las películas de terror: un melodrama cuya fuerza emotiva se transforma en una explosión visual en la pantalla.
Galería de imágenes
Comentarios