A diferencia de lo que podría pensarse, son clientes mucho más difíciles que cualquier celebridad. Tímidos, con algunos complejos, sin conocimiento de cómo pararse o aprovechar mejor la luz, requieren más indicaciones y una mayor sensibilidad y paciencia por parte del profesional. Los que hoy eligen contratar el servicio de fotógrafos para realizar los retratos que usarán en sus redes sociales son el siguiente paso de la sofisticación en ese mundo en el que jamás dejamos de reinventarnos y buscar nuestra mejor versión.
Rostros reales. “En una sesión corta, natural y fluida, Catalina captó en una imagen lo que uno quiere lograr y lo que es profesionalmente”. Así definió Federico Gorza la labor de Catalina Bartolomé en su emprendimiento Retratos Profesionales, que se dedica, precisamente, a realizar retratos para uso personal o de trabajo. Tras nueve años en medios y una crisis laboral, Catalina cayó en la cuenta de que muchos de sus colegas no tenían buenas fotos de sí mismos con las cuales presentarse al mundo. Y así, por puro amor a la imagen, comenzó a retratarlos. En muchos casos, eran personas en busca de trabajo, que requerían una forma fresca de ofrecerse al mercado. A ellos le siguieron los que comenzaron a llamarla para realizarse fotos personales, que luego usaban en sus redes. Y así, como un efecto dominó que dio cuenta de una gran demanda insatisfecha, nació su proyecto, que incluye cuatro posibilidades: headshots (fotos con fondo neutro, ideales para redes), lifestyle (retratos en el ámbito laboral), staff (foto del equipo de trabajo) y retratos familiares.
¿En qué se diferencia de una sesión típica de fotos? Sobre todo, en la búsqueda de la faceta más genuina de quien está delante del lente. Como explica la fotógrafa Dominique Besanson, que comenzó con un emprendimiento similar hace un tiempo y se encontró con una clientela más que ávida, “hay una narración detrás de cada fotografía, y sobre todo detrás de cada retrato”. Más allá de la calidad fotográfica (porque cualquiera podría pensar que un buen celular hoy basta para hacerse un retrato para redes), en cada imagen hay también una asesoría de vestuario, de expresiones, de poses, de contexto. “Tengo que lograr que la persona crezca a lo largo de la sesión, y así me pueda dar lo mejor de sí”, ilustra la profesional. “Muchas personas tienen complejos, pero la mayoría de las veces son inventados, y es increíble ver cómo se sorprenden al verse retratados. Hay muchos que no se reconocen en las fotos, y ven el trabajo como material hasta terapéutico”, apunta Bartolomé.
En este sentido, y a diferencia de las fotos de celebrities, tampoco se alienta mucho el uso del Photoshop. “Hago retoques mínimos. Son pequeñas correcciones de luz, por ejemplo”, cuenta Besanson, en tanto su colega aporta que solo corrige granitos o alguna mancha en la piel, trabajando en cambio los gestos de la cara con la luz y la forma de mirar al momento de retratar.
Lograr el cometido. Aunque estos retratos están en principio enfocados a la imagen laboral, sobre todo parecen necesarios en las redes sociales. “Las redes son como las revistas sobre la farándula. He tenido a muchos famosos en mi consultorio que me contaban cosas que se contradecían por completo con lo que leía después en los medios. Son una pantalla de lo aparentemente fabuloso que nos va”, ilustra la psicóloga Silvana Weckesser. Así, para ella alguien que cambia repetidamente de foto de perfil está hablando a su vez de sus inseguridades. “La gente se construye para las redes, y en realidad, cuanto más auténtico seas, mejor te va a ir. En este ámbito es especialmente verdad ese dicho de ‘dime de lo que presumes y te diré de lo que careces’”, comenta la especialista. Y es que inevitablemente llega el día en el que esa construcción debe enfrentarse con la realidad, y entonces quizás nos arrepintamos de esa foto en Tinder en la que a fuerza de retoques parecemos 10 años más jóvenes.
“He hecho fotos para Tinder, y así como cuando fotografío un producto busco que se vea bien, sea bonito y se venda, con una persona me manejo de modo similar. Trato de comunicar algo que sea distinto y sensible. No hay ninguna pose erótica ni de venta de sí misma, son perfiles más naturales”, ilustra Dominique.
Y esa misma naturalidad parece ser la clave en el ámbito laboral. “El otro día un paciente me trajo su currículum, y lo primero que hice fue recomendarle que cambiara la foto. Tenía una seriedad tal que no le daba ganas a nadie de trabajar con él…”, cuenta Weckesser. “Hoy todo pasa por el mundo digital, y tener una foto de perfil profesional es como tener limpia y ordenada tu oficina”, concluye Bartolomé.
por Vicky Guazzone
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