Isabel Allende no necesita presentación. Es la escritora en lengua española más leída en el mundo, con una cifra récord de ejemplares vendidos: 77 millones.
En estos días llega a las librerías su última novela: “Mi nombre es Emilia del Valle”, cuyo personaje central tiene muchos puntos en común con su vida. Emilia es periodista y viajera, una mujer que nació en una familia poco convencional y que transgredió los límites de una sociedad ultra conservadora. Pero estos no son los únicos rasgos excepcionales del personaje. Porque además, su apellido la emparenta con la familia literaria de Isabel y su libro más famoso “La casa de los espíritus”, el que le abrió las puertas de Estados Unidos y del cine y le dio dimensión planetaria a su obra.
El hecho histórico alrededor del cual se desenvuelve la historia es la guerra civil de 1891 en Chile, famosa por episodios tan crueles como la masacre de Concón y Lo Cañas. A Emilia, cronista a fuerza de voluntad, le tocará iniciarse en un oficio negado a las mujeres, en el peor de los escenarios posibles. Pero lo hará en Chile, la tierra de sus ancestros donde podrá al fin reconocer su identidad y también, enamorarse. “Varias personas han señalado que Emilia es mi alter ego, pero la verdad es que no fue intencional. Nos parecemos en que ambas comenzamos en el periodismo y somos algo avanzadas para el tiempo que nos toca vivir, pero ahí terminan las similitudes. Emilia es mucho más interesante y valiente que yo”, declaró Allende en la presentación del libro.
Una vida viajera es también una marca que comparten autora y personaje. Porque aunque Isabel es chilena, le tocó nacer en Perú a causa de la carrera diplomática de su padre que resultó luego ser también la profesión de su padrastro. Años después, la caída de Salvador Allende (primo de su padre) obligó a la familia a un exilio que terminó por ser para siempre. Primero vivieron en Venezuela y luego en los Estados Unidos, país donde comienza la novela y donde la escritora vive hasta hoy.
Entre las cientos de distinciones que recibió a lo largo de su carrera Isabel Allende, el ingreso a la Academia de Artes y Letras de Estados Unidos ha sido uno de los más importantes, así como la Medalla Presidencial de la Libertad que le dio Barack Obama y la Medalla por la contribución destacada a las letras americanas, que fue la segunda autora extranjera en recibir y la primera de lengua española.
Pero Allende se siente una escritora chilena por lengua, recuerdos y raíces familiares. A Chile volverá este año a presentar a “Mi nombre es Emilia del Valle”, una historia en la que su patria es más que nunca protagonista.
Desde California, su tierra por elección, Isabel contestó las preguntas de NOTICIAS, sobre el lugar social de la mujer, el periodismo y su vida actual.
Noticias: ¿Se inspiró en alguna persona real para crear el personaje de Emilia?
Isabel Allende: No tuve en mente a un modelo determinado para crear al personaje, creo que es una mezcla de varias personas que he conocido.
Noticias: Su vida y la de Emilia del Valle tiene algunas similitudes. ¿Cuáles reconoce usted?
Allende: Algunas personas que han leído la novela comparan a Emilia conmigo, pero prometo que no pensé en eso cuando estaba escribiendo. (De partida, Emilia es alta de piernas largas…). La materia prima de la escritura es la propia experiencia, la memoria, aquellas cosas que nos importan y, por supuesto, la imaginación. No es raro, por lo tanto que el autor o la autora aparezca entre líneas. Emilia, como yo, no tuvo relación con su padre biológico, que la abandonó, pero tuvo un padrastro formidable, que es un homenaje a mi propio padrastro, el inefable tío Ramón. Ambas comenzamos la vida como periodistas y a las dos nos tocó ser testigos de acontecimientos violentos. Creo que esas son las únicas similitudes.
Noticias: Usted ha defendido siempre la autodeterminación de las mujeres. ¿Es la defensa de la propia profesión, como en el caso de Emilia, el primer paso para esa autodeterminación?
Allende: No todas las mujeres tienen una profesión. El primer paso es poder mantenerse sola y el segundo es tener control sobre su cuerpo. Si otra persona paga las cuentas, la propia libertad es limitada. Y si una mujer no puede controlar su propia fertilidad, en realidad controla muy poco.
Noticias: Usted es periodista como su personaje, aunque hoy la literatura es su actividad principal. ¿Qué sigue presente de esa periodista que fue? ¿O nunca se deja del todo de ser periodista?
Allende: En el periodismo aprendí a estructurar el texto, captar la atención del lector en las primeras líneas, mantener el interés hasta el final, conducir una entrevista, investigar con más de una fuente, etc. Todo eso me sirve en la literatura. Echo de menos el trabajo en equipo. La escritura es un oficio muy solitario.
Noticias: La historia de Chile está muy presente en esta historia. ¿Cómo es su relación con su país de origen hoy?
Allende: Hace medio siglo que no vivo en Chile, pero sigo siendo chilena. Allí están los recuerdos más importantes, los de la infancia, y las raíces familiares. Antes iba a Chile a menudo a ver a mis padres, pero desde la pandemia he ido mucho menos, me quedan muy pocos amigos y poca familia. Me mantengo al tanto de las noticias. Tengo programado un viaje en setiembre, para hablar de esta novela, que es profundamente chilena.
Noticias: Emilia reflexiona constantemente sobre los lazos del amor y los lazos sociales. Los afectos verdaderos y los circunstanciales. ¿Cómo hace alguien tan exitoso como usted para balancear afectos, profesión y relaciones sociales en su vida?
Allende: Tengo una vida tranquila y privada, excepto cuando me toca hacer giras de libros. He reducido al máximo la vida pública y soy muy particular con la vida social, no voy a fiestas ni a reuniones de más de 6 u 8 personas. Cultivo la amistad con algunas personas escogidas y con casi todos mis vecinos. Mis afectos más importantes se limitan a Roger, mi marido; Nico, mi hijo; Lori, mi nuera y dos perras. No puedo decir que tengo una vida “balanceada”, porque el 90% de mi actividad es en torno a la literatura. En realidad, soy muy aburrida.
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