Saturday 21 de June, 2025

CULTURA | 02-06-2025 06:00

Libros infantiles: La mejor competencia frente a las pantallas

La literatura para chicos se las ingenia para ofrecer entretenimiento analógico en tiempos de atención escasa. Estrategias y más vendidos.

Impresiona, pero es cierto: hoy los chicos hacen “scroll” antes de saber leer. Y en este contexto, los libros infantiles llevan adelante una batalla desigual. Pero eso no apabulla al mercado, que redobla la apuesta multiplicando formatos, tematizando lo cotidiano y transformando la lectura en una experiencia sensorial.


Con formato propio

En la editorial Catapulta, la receta para captar la atención no pasa por seguir modas pasajeras ni por fichar influencers. La clave, dicen, está en ofrecer opciones diversas que respondan a los intereses de los chicos y a las posibilidades de cada familia. En su catálogo conviven libros informativos (como la nueva colección "El mundo del", que arranca con dinosaurios y promete más entregas) con cuentos ilustrados. Las ediciones también varían: tapa dura o blanda, con o sin accesorios, para que siempre haya una opción.

Libro

Queremos a los chicos y a los padres leyendo y jugando con libros, y no con el teléfono”, explican desde la editorial. Esa búsqueda se traduce en formatos originales: hay libros con peluches, imanes, stickers, tinta que cambia de color o se activa con agua. Y aunque no trabajen con figuras nacidas de las redes, sus eventos en la Feria del Libro demuestran que la literatura infantil convoca: Nik, Pablo Bernasconi o Fernando de Vedia llenan salas y firman por horas. El desafío es doble: sorprender con calidad y sostener lo que saben que funciona.

Esa atención al formato se replica en el catálogo de Penguin Random House. Las ediciones especiales (con tapas duras, cantos entintados, estuches o acabados ilustrados) marcan tendencia en el exterior y empiezan a abrirse camino en el mercado local. “Posiblemente, con el ingreso de más libros importados y la mejora en las técnicas de impresión, ese tipo de ediciones premium también empiece a crecer en Argentina”, anticipa Amelia Macedo, directora literaria de libros infantiles y juveniles. El contenido también responde a intereses bien definidos por franja etaria: en la primera infancia conviven clásicos como María Elena Walsh con autoras que trabajan temas como la diversidad o las emociones.

Libro infantil

La gestión emocional, de hecho, se convirtió en un criterio clave a la hora de elegir qué poner frente a los ojos de los chicos. Penguin lo interpreta con libros que, además de entretener, buscan enseñar a nombrar lo que pasa por dentro. Y aunque no siguen la línea de los influencers como estrategia general, también reconocen los casos en que esa convergencia sí funciona: Lyna Vallejos, con su saga "Una familia anormal", es de las pocas autoras locales que combina comunidad digital, humor y narrativa para primeras lectoras. En ese equilibrio entre formatos innovadores, contenido con propósito y fenómenos editoriales con identidad propia, el libro infantil sigue dando pelea.

Libro
 

Foco en lo visual

También lo visual es fundamental. En el universo de V&R Editoras, el secreto está en el equilibrio entre lo que atrapa a los chicos y lo que aprueban padres y docentes. Las tapas coloridas, los géneros visuales como la novela gráfica o los libros con solapas y pestañas, y los temas de siempre (dinosaurios, animales humanizados, detectives, aventuras) conviven con un auge sostenido del libro informativo. Pero no se trata del viejo manual escolar; hoy que la información está al alcance de un clic, se propone otro juego. “Es el libro de la curiosidad, del dato con el que puedo sorprender a mi familia y amigos”, explican. Apelan a lo fragmentario, a lo visual, a ese estímulo rápido que convive con los hábitos digitales pero no renuncia al papel.

Libro

Uno de los casos más representativos son los "diarios de Pilar", la serie más exitosa del segmento infantil. Con una protagonista que viaja por el mundo y aporta datos de los lugares que visita, combina narrativa, divulgación y diseño visual. “La hibridez de género también está muy presente y vende mucho”, afirman. El mismo principio se aplica a libros para los más chicos, pensados con materiales resistentes, colores intensos y mecanismos animados. Incluso los libros de colorear o de stickers tienen un lugar destacado en las ventas. Porque el trabajo siempre se mueve entre dos fuerzas: la que mira al arte y la que mira al mercado.

Ese mismo equilibrio entre estímulo, contenido y vínculo emocional busca El Ateneo. “Todos los libros son interactivos, en la medida en que proponen una lectura activa (a solas, de a dos o en grupo), pero aquellos con solapas, juegos o actividades concretas dan muy buen resultado”, explica Marina von der Pahlen, coordinadora editorial. En su catálogo conviven títulos que ayudan a gestionar emociones, que promueven el amor propio o que abordan situaciones familiares como la llegada de un hermano o el miedo a dormir. Todos ellos tienen algo en común: están bien contados, bien ilustrados y pensados con profesionalismo.

Según Von der Pahlen, el cambio en el mercado ha sido marcado. Hoy se buscan historias que acompañen a cada niño en su camino lector, que transmitan valores y, sobre todo, que habiliten herramientas para afrontar conflictos cotidianos. La bibliodiversidad, celebra, es saludable: conviven libros de juego, libros que emocionan y libros que enseñan sin subrayar.

Chico con libro

 

Dejar huella

Las pantallas entretienen y estimulan, pero rara vez dejan una marca duradera. En Lecturita Ediciones, el objetivo es ese: publicar libros que conmuevan, siembren preguntas, resuenen. “Queremos que cuando un niño, una niña -incluso un bebé- termine de leer uno de nuestros libros, le quede una sensación linda, algo que le resuene por dentro, aunque no pueda ponerlo en palabras”, explica Celina Alonso, directora editorial.

Aquí no se rigen por fórmulas ni algoritmos. Su criterio de edición es artesanal y profundo. Cuidan el encuentro entre texto e ilustración como una alquimia, confían en la diversidad como camino y piensan cada proyecto como una invitación: a leer, a sentir, a imaginar. Y celebran que libros hechos en Argentina hoy se lean también en Francia, Alemania, Corea o Estados Unidos. Porque si hay algo que la literatura infantil sigue demostrando (aún en tiempos de atención escasa y “scroll” infinito) es que no hay mejor tecnología que una historia bien contada.


 

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Vicky Guazzone di Passalacqua

Vicky Guazzone di Passalacqua

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