La Patagonia argentina es, ante todo, un viaje para los ojos y el alma. Tierra donde el tiempo parece aquietarse entre bosques centenarios, lagos dormidos y cumbres que custodian silencios. Allí, asomarse al mundo desde un ventanal se vuelve un acto casi místico. Estos alojamientos han sabido erigirse como altares de la vista, ofreciendo no solo comodidades, sino escenarios que devuelven sentido al verbo “existir”.
Bahía Manzano Resort, Villa La Angostura
Ubicado en su propia bahía sobre el Nahuel Huapi, Bahía Manzano Resort regala postales de ensueño: el lago quieto como un espejo helado, pinos que amanecen con copos en sus copas y montañas que sostienen el cielo. Ofrece aparts y cabañas para dos a ocho personas, cada una equipada con cocina, comedor, amplios ventanales y decks de madera para respirar el aire austral.
El resort cuenta con restaurante donde la cocina patagónica se expresa con trucha, ciervo y cordero en versiones de autor. La experiencia se completa con piscinas climatizadas, un completo spa con sauna, ducha escocesa y salas de masajes; gimnasio para no abandonar la rutina y un playroom con juegos para todas las edades, ideal para familias que buscan naturaleza y confort en igual medida.
Wyndham Garden Ushuaia Hotel del Glaciar, Ushuaia
En el Fin del Mundo, donde la cordillera se precipita al mar, el Wyndham Garden Ushuaia se alza en plena Reserva Natural El Martial. Sus 122 habitaciones, suites y lofts ofrecen vistas que abarcan desde el Canal Beagle hasta los glaciares y montañas que vigilan silenciosas. Es un hotel diseñado para quienes desean absorber la inmensidad y luego reponerse en un refugio de calidez contemporánea.
Su Restaurant Temaukel rinde homenaje a la gastronomía patagónica con cordero, centolla y sabores fueguinos, maridados con una cuidada selección de vinos argentinos. El Kayen Bar es ideal para cerrar la jornada con infusiones, tapeos y la postal blanca del invierno a través de ventanales infinitos. El equipo de excursiones del hotel organiza cada día para que ningún huésped repita paisaje: trekking por la Laguna Esmeralda, travesías en 4x4 por valles glaciarios, navegaciones hasta el Faro del Fin del Mundo o el contacto con lobos marinos en el Canal Beagle.
Durante el invierno, sus paquetes Ski Week y Mini Ski Week incluyen traslados y pases al Cerro Castor, el centro de esquí más austral del planeta, con alquiler de equipos y clases. Para los aventureros, propone caminatas con raquetas sobre la nieve, travesías en motos y trineos en el valle Las Cotorras. Todo esto se completa con la atención cálida de su staff y el privilegio de despertar en el confín del continente para comenzar, cada día, una nueva expedición.
Llao Llao Hotel & Resort, Bariloche
Más que un hotel, Llao Llao es un símbolo. Su arquitectura de tejas rojas y madera noble se funde con el paisaje barilochense, como si siempre hubiese estado allí. Desde sus Studios y Suites se admiran lagos como el Nahuel Huapi y el Moreno, bosques eternos y picos nevados.
Entre sus servicios destacan su piscina semiolímpica climatizada indoor/outdoor, un campo de golf de 18 hoyos rodeado de montañas, un spa de alto nivel con terapias de relajación y belleza, actividades para niños y adultos, y restaurantes que exaltan la gastronomía regional con delicadeza internacional. Llao Llao no solo ofrece hospedaje: regala un modo de vivir la Patagonia con la solemnidad de un templo y la calidez de un hogar.
Pire Hue Ski Hotel, Cerro Catedral
Enclavado al pie de las pistas del Catedral, Pire Hue Ski Hotel es un refugio alpino en la esencia más pura de la palabra. Desde sus habitaciones, el amanecer se asoma sobre laderas blancas y la jornada comienza con el silbido lejano de los aerosillas.
El hotel ofrece acceso directo a las pistas y medios de elevación, escuela de esquí para quienes dan sus primeros pasos en la nieve, alquiler de equipos, ski room, pileta climatizada, jacuzzi, spa con sauna seco y húmedo, gimnasio, y un restaurante con vistas panorámicas donde disfrutar un guiso montañés o un chocolate caliente después de un día en la nieve. Su ambientación combina madera, piedra y detalles cálidos que invitan al descanso profundo.
Las Hayas Resort Hotel, Ushuaia
En la ciudad más austral del mundo, Las Hayas se eleva en la ladera de un bosque que mira al Canal Beagle y a los glaciares Martial, fundiendo el verde, el blanco y el azul en una misma sinfonía. Sus 93 habitaciones –desde dobles superiores hasta suites de lujo con hidromasaje– mantienen un estilo rústico refinado, con madera y tonos suaves que realzan la vista exterior.
El hotel ofrece un completo spa con sauna seco y húmedo, ducha escocesa, pileta climatizada para adultos y niños, gimnasio y un programa de actividades como yoga, stretching y caminatas guiadas al glaciar. Su restaurante gourmet enaltece la gastronomía fueguina con centolla, merluza negra y cordero, mientras su pub estilo inglés ofrece coctelería de autor en un ambiente cálido y elegante. Para los más pequeños, hay salas de juego y actividades de recreación, haciendo de Las Hayas un verdadero palacio familiar en el confín del continente.
El Refugio Ski & Summer Lodge, San Martín de los Andes
Ubicado en Las Pendientes Ski Village, a minutos del Cerro Chapelco, este lodge propone un concepto de vila de montaña con 42 unidades tipo cabaña, cada una equipada con cocina completa, vajilla, microondas, heladera con freezer, anafe eléctrico, pava eléctrica, televisor, caja de seguridad y un acogedor sofá cama adicional. Las más exclusivas incluyen salamandra para tardes de lectura frente al fuego.
El complejo posee piscina, gimnasio, conexión Wi-Fi en todo el predio y espacios comunes diseñados para el descanso y la socialización después de la jornada de esquí. Su ubicación ofrece vistas sobre el Lago Lacar, el Chapelco y la ciudad de San Martín de los Andes, conjugando soledad, comunidad y belleza extrema.
Villa Labrador, Bariloche
Si Bariloche es sinónimo de magia invernal, Villa Labrador es su versión más íntima y pura. Este complejo premium de nueve hectáreas se extiende sobre la orilla del Lago Moreno, con vistas eternas a los cerros López y Goye. Sus siete cabañas –Maitén, Alerce, Cohiue, Ciprés, Lenga, Álamos y la majestuosa Araucaria– han sido diseñadas para fusionar naturaleza y confort en un mismo abrazo.
Cada cabaña ofrece cocina completa, ropa blanca, toallas, calefacción por losa radiante y hogar a leña, además de parrilla con leña incluida y decks con vistas ininterrumpidas al lago y las montañas nevadas. El complejo cuenta con plaza para niños, cancha de fútbol, sendero ecológico, costa de lago con playa privada y, en verano, piscina climatizada al aire libre. La cabaña Araucaria, con sus 600 m² y capacidad para 18 personas, es un microcosmos de lujo y calidez, pensado para familias y grupos grandes que desean compartir sin sacrificar intimidad ni espacios propios. Villa Labrador no es solo un hospedaje: es el lugar donde el invierno se convierte en recuerdo eterno.
En estos hoteles y cabañas, el verdadero lujo no reside en sus amenities, sino en la posibilidad de abrir los ojos cada mañana ante un mundo intacto y vasto, un mundo donde la nieve, el bosque y la montaña se conjugan en silencio para recordarnos la humilde grandeza de estar vivos.
por R.N.
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