**** Los documentales sobre astronomía son fascinantes por eso de meter en una pantalla como las que podemos usar las enormes moles del Universo exterior. Tienen que estar bien hechos y, como si fueran buenas películas de misterio, permitirnos entender algo tan abrumador como el surgimiento del universo y el desarrollo de la vida humana. Este documental realmente largo (más de dos horas) sobre los agujeros negros cumple acabadamente con todo lo que dijimos: plantea un misterio, lo explica de manera clara y, aún así, nos deja abrumados por masas, distancias y objetos magníficos. No es un defecto, dicho sea de paso, que utilice animaciones, imágenes digitales y elementos con algo de humor para explicar. Más bien es la manera en que física complejísima se convierte en una conversación con el espectador. Para ver con chicos o para sentirse un chico asombrado.
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