***** De esta película hemos hablado cuando su (demasiado breve) paso por los cines. Así que repitamos porque vale la pena. Peter Jackson, el hombre detrás de “El Señor de los Anillos”, tomó toda la tecnología posible y la maridó con secuencias filmadas precariamente de la Primera Guerra Mundial, esa tragedia que parece un eco lejano. Recompuso colores, movimientos y sonidos. El resultado estremece: vemos cómo esa “guerra para terminar todas las guerras”, cuya mayor consecuencia fue una guerra todavía más grande, fue una contienda de pibes que no sabían bien dónde estaban. Vemos la destrucción, el espectáculo de la tecnología moderna aplicada por primera vez a la destrucción de personas. Entendemos ese horror que, por lejano y porque sus huellas se fueron borrando, parece algo menor. Y, de paso, una prueba de para qué sirve el efecto especial cuando se aplica como corresponde.
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