***** En 1996, Eric Rohmer tenía 76 años y, con esta película, demostraba que era más joven que el resto de los realizadores de cine de Francia, de Europa en general y de casi todo el mundo.
Es la historia de un joven en una playa que tiene varios amoríos, digamos, pero las chicas son mucho, muchísimo más inteligentes (y lindas) que él. Todo es bastante cómico y bastante ridículo, y por cierto es muy luminoso: prácticamente no pasa nada malo y en cada plano el espectador ve y siente belleza (eso de sentir la belleza es algo que pocos cineastas logran: Rohmer, o en los últimos años su “hermano americano” Eastwood, por ejemplo).
Lo más interesante en esta comedia galante entre post adolescentes en malla, además de ser un film que captura con una precisión notable el sentido de la juventud (es raro eso: la juventud mostrada desde dentro al mismo tiempo que desde el recuerdo), es el rol de las chicas: activas, felices, lúdicas. Sobre todo Amanda Langlet, que fue la hermosa chica de Paulina en la playa. Una película de verano, además: sobre el ocio y el placer.
Comentarios