★★★1/2Opera prima como director de Huston, adaptación célebre de una novela de Dashiell Hammett), es una película interesante por cómo el realizador utiliza ciertos elementos modernos para narrar. Pero la parte final es algo rarísimo: casi una obra de teatro filmada donde las tensiones -también eróticas, eso es una novedad- entre un grupo de personas tratando de engañarse los unos a los otros por un objeto que resulta ser... bueno, no importa qué, aparecen en una coreografía a veces alocada de diálogos y miradas. En 1941, el policial negro no tenía nada que ver con esta película, en la que nigún personaje parece del todo “serio”, y que además es de una fidelidad canina, por momentos, al texto original. Quizás ese sea, también, su mayor defecto. En todo caso, entre este film y Casablanca -del mismo año- se afianzó el mito de Bogart, una figura “seductiva antes que seductora”, como dijo André Bazin.
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