¿Qué lugar ocupan las emociones en la comunicación?
Toda conversación humana está contenida de emociones que condicionan cómo hablamos, cómo escuchamos y, sobre todo, cómo interpretamos lo que ocurre. Un mensaje dicho desde el miedo se percibe como amenaza. El mismo mensaje, dicho desde la confianza, puede inspirar compromiso y abrir puertas a la colaboración.
Charles Darwin sostenía que una función importante de la expresión de las emociones, era la de poder mostrarles a los demás el estado emocional en el que nos encontramos y de esa manera, animar o desanimar al otro al contacto físico. Por eso, atenderlas de manera consciente es vital y potencia los entornos de trabajo.
Desde la neurociencia aprendimos que cuando una emoción intensa se apodera del cerebro (secuestro emocional), nuestras capacidades de escucha y pensamiento lógico se reducen drásticamente. Es decir: un cerebro en modo “alerta” no colabora, no innova y mucho menos aprende.
Es por ello que, recomiendo como práctica diaria para fomentar el bienestar, tener un espacio para la actividad física y la lectura. Estas prácticas no solo mejoran la concentración y el enfoque, sino que también estimulan la creatividad y el pensamiento crítico.
¿Qué nos aporta el coaching?
El coaching nos invita a observar nuestras emociones sin juzgarlas y a usarlas como brújula interna. Un líder consciente aprende a reconocer lo que siente antes de hablar, y a leer el estado emocional del otro antes de reaccionar. Así, la comunicación deja de ser una herramienta de control para convertirse en un puente de conexión autentica.
Tres practicas simples y poderosas para transformar la comunicación en las empresas:
1. Mapeo emocional del equipo: Hacer preguntas frecuentes como: ¿cómo te sentís hoy? puede marcar la diferencia. Nos permite anticipar conflictos, acompañar procesos de cambio y estar más conectados con las personas de nuestro equipo.
2. Respirar antes de responder: Tomarse una pausa consciente entre el estímulo y respuesta puede cambiar el rumbo de una reunión. Esta pequeña acción es una gran muestra de autorregulación emocional y liderazgo maduro.
3. Validar emociones en las conversaciones difíciles: En vez de evitar los temas que incomodan, nombrarlos y ofrecer soluciones. Ejemplo: “Sé que esto puede generar frustración, hablemos de eso también”. Lo que se nombra, se puede transformar.
Hoy, las empresas necesitan algo más que buenos oradores; necesitan líderes con inteligencia emocional y múltiples habilidades sociales. Personas auténticas que comuniquen con claridad, estrategia y sensibilidad. Líderes capaces de iniciar conversaciones distintas para generar transformaciones reales. Porque no se construyen organizaciones agiles con conversaciones rígidas. Ni culturas colaborativas con líderes que no saben escuchar. La comunicación emocional no es un lujo: es la nueva competencia imprescindible del siglo y el momento de desarrollarla… es ahora.
Datos de contacto
Maria Jose Hadad
379-4403604
IG @majohadadcoach
web www.mariajosehadad.com
por CEDOC
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