El amor, ese sentimiento tan profundo y complejo, sigue siendo un enigma para muchos. En mi experiencia como especialista en autoestima y gestión emocional, he visto cómo las relaciones amorosas no solo impactan nuestras emociones, sino también nuestra identidad y autovaloración. Una pregunta que surge con frecuencia en sesiones y conversaciones es: ¿es posible enamorarse de dos personas a la vez?
La respuesta, como en casi todo lo relacionado con las emociones humanas, no es simple. Según el psicólogo estadounidense Robert Sternberg, creador de la teoría triangular del amor, este sentimiento se compone de tres elementos fundamentales: intimidad, pasión y compromiso. Estos componentes pueden manifestarse en diferentes combinaciones con distintas personas. Así, es teóricamente posible que alguien experimente una conexión íntima con una persona, mientras siente pasión o compromiso con otra.
Desde una perspectiva más emocional, el enamoramiento es un estado que combina bioquímica cerebral con narrativas personales. La oxitocina, la dopamina y otros neurotransmisores asociados al placer y al apego pueden "activarse" con más de una persona, dependiendo del contexto y la conexión. Además, nuestra historia personal y las experiencias previas influyen en cómo percibimos y vivimos estas emociones. Alguien con una mayor apertura emocional o que ha crecido en un entorno donde las relaciones múltiples se ven con menos juicio, podría sentir esta posibilidad de forma más natural.
Los desafíos de dividir el corazón
Enamorarse de dos personas a la vez puede traer consigo tanto momentos de euforia como conflictos internos. ¿Cómo manejar la culpa, la confusión o incluso la inseguridad que esto podría generar? Aquí es donde entra en juego la autoestima. Cuando nuestra autovaloración está sólida, somos capaces de reflexionar desde un lugar de honestidad emocional y tomar decisiones alineadas con nuestros valores y necesidades.
La psicóloga española Silvia Congost, experta en dependencia emocional, señala que "es fundamental entender que las emociones no son controlables, pero sí lo son nuestras acciones". En este sentido, gestionar esta dualidad amorosa requiere una mirada compasiva hacia uno mismo y hacia los demás involucrados.
Por otro lado, no podemos ignorar el impacto social. En muchas culturas, la monogamia se presenta como el único modelo aceptable de amor romántico. Las personas que sienten atracción o amor por dos individuos pueden enfrentar juicios externos, lo que amplifica su conflicto interno y dificulta tomar decisiones desde la calma.
Amor propio como brújula
Desde mi enfoque, el amor propio es clave para navegar situaciones complejas como esta. Enamorarse de dos personas no significa necesariamente que se carezca de claridad o ética; puede ser una señal de que necesitamos profundizar en nuestras propias emociones, valores y prioridades.
Preguntarse: ¿qué necesito en este momento? ¿Qué estoy buscando en estas conexiones? ¿Estoy actuando de manera coherente con mi bienestar y el de los demás? Estas reflexiones nos ayudan a encontrar respuestas alineadas con nuestro crecimiento personal. También es importante recordar que el amor propio no implica egoísmo, sino un compromiso con nuestro bienestar emocional, lo que nos permite amar desde un lugar más auténtico y generoso.
¿Un tabú o una realidad humana?
Socialmente, la idea de amar a dos personas puede ser vista como tabú, pero en la práctica, las emociones humanas son tan vastas como diversas. La clave está en cómo elegimos actuar ante estas emociones. La honestidad, la comunicación abierta y el respeto mutuo son esenciales para evitar herirnos a nosotros mismos o a quienes amamos.
Además, hay quienes argumentan que amar a dos personas no solo es posible, sino enriquecedor, siempre que todas las partes estén de acuerdo y haya transparencia. Las relaciones poliamorosas, por ejemplo, se basan en estos principios. Sin embargo, este modelo no es para todos, y su éxito depende del nivel de madurez emocional y de la habilidad para gestionar celos e inseguridades.
En última instancia, lo importante es recordar que el amor no se limita a la pareja; es una fuerza que empieza dentro de nosotros mismos. Cuando cultivamos el amor propio, nos volvemos capaces de construir relaciones más sanas y auténticas, ya sea con una o más personas.
¿qué opinas? ¿Es posible dividir el corazón sin romperlo? Este es un tema que invita al debate, la reflexión y, sobre todo, a mirarnos con más empatía y apertura.
por CEDOC
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