“Quien se defiende a sí mismo tiene un tonto por cliente y un imbécil por abogado”. Esta frase, de autor indefinido, refleja la falta de criterio que implica juzgar y defender nuestros propios actos. Cada uno de nosotros actúa con prejuicios que, por su naturaleza, nos son imposibles de separar al analizar nuestros actos con la perspectiva adecuada.
Al tener que determinar la responsabilidad en un choque en el que estuvimos involucrados, lo más recomendable es no dejarse llevar por la intuición ni caer en la tentación de culpar siempre al otro, o peor aún, asumir una responsabilidad que quizás no es nuestra.
Por eso, cuando decidimos asumir o desestimar un caso, como abogados tenemos la tarea de ser empáticos con las emociones, pero fríos con los hechos.
Por supuesto, en algunos casos, la responsabilidad es evidente. Si nos chocan estando detenidos, no hay mucho que discutir; de igual manera, si nosotros chocamos por detrás a otro vehículo por no haber frenado a tiempo, generalmente no hay duda.
Sin embargo, en muchos otros casos, la interpretación no es tan clara. Una prioridad de paso evidente por tener la derecha puede cambiar fácilmente por un cartel de “ceda el paso”, la forma de la intersección o incluso el material con que está pavimentada la calle.
En otro ejemplo, los choques múltiples, conocidos como “choques en cadena”, no siempre tienen una versión uniforme de todas las partes involucradas. A veces, los damnificados solo identifican al responsable como quien les provocó el choque, cuando en realidad quien lo originó es otra persona.
Por lo tanto, para saber con certeza si somos responsables o no, lo más prudente es siempre asesorarse con un profesional.
Autor
Juan Podestá
Abogado
T° 131 F° 960 CPACF
1154030137
1177001957 int 2002
Tuveunchoque.com.ar
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