Cuál es el momento ideal que un artista debe encontrar para retirarse a tiempo? Algunas despedidas dejan la impresión de ser tardías y otras, en cambio, tienen sabor a anticipadas. En el caso de Paloma Herrera, el punto justo está en su propia satisfacción, y en una íntima y meditada decisión que no deja resquicio para el arrepentimiento. En mayo del año pasado, los allegados de la bailarina recibimos un correo electrónico cuya lectura conmocionó al entorno de la danza: Paloma anunciaba su retiro coincidiendo con su veraniego cumpleaños número cuarenta. Mucha agua corrió bajo el puente desde entonces: durante 2015 dijo adiós a cada uno de los papeles que la consagraron en el American Ballet Theatre (ABT). Ahora es el turno de una heroína que la acompañó desde el comienzo: Julieta, la eterna enamorada, que una vez más morirá de amor en el escenario del Teatro Colón, a partir del 11 de octubre.
Noticias: La función del 27 de mayo en el Metropolitan Opera House fue a la vez su última “Giselle” y su última actuación para el ABT. ¿Cómo fue el día después?
Paloma Herrera: En realidad fue un par de días después, cuando volví a mi camarín del Metropolitan para retirar mis cosas, con la idea de que me sentiría muy rara después de tantos años, pero no: saqué miles de regalos, tarjetas –que contesté una a una– y flores que llevé a casa y regalé a amigos y a mi familia postiza en Nueva York –los Salvati, que me acompañaron cuando llegué a los catorce años–. Después saqué tranquilamente mi nombre de la puerta del camarín y me fui junto con mamá, mi novio Matías Elicagaray y una amiga que había viajado especialmente. Todo, recordando lo hermoso e intenso de esos últimos días, feliz, sin tristeza ni melancolía. Antes me ponía a llorar después de cada temporada porque no quería que terminara; tampoco me gustaban las vacaciones. Pero ahora tengo la certeza de saber que me fui de la mejor manera.
Noticias: Algunos medios hablaron de una despedida amarga.
Herrera: Me lo comentaron. Soy cero cibernética, no tengo Facebook ni Twitter ni estoy preocupada por lo que se publica sobre mí. Fue así: tenía programada la despedida con una nueva versión de “La bella durmiente” que no tenía nada que ver conmigo, por eso pedí al director del ABT que cambiáramos la obra, y decidimos que fuera “Giselle”, en una función que también tenía otorgada desde el año pasado, y que fue una verdadera fiesta, con una reunión luego en el Consulado Argentino repleta de amigos. ¿Amargura? ¡De ninguna manera! El ABT es la compañía que me acompañó toda mi vida; nunca tuve un problema. Mis días allí han sido tan llenos de alegría que no hay forma de expresarlo en palabras.
En 1991, con catorce años, se radicó en Nueva York para formar parte de una de las compañías más importantes del mundo. A los diecinueve se convirtió en la primera bailarina más joven de la historia del ABT. La emoción y la convocatoria de sus fans de todo el mundo, incluidas las decenas de argentinos que viajaron para ver su última función, se extendió a sus compañeros (entre ellos, el argentino Herman Cornejo y el español Ángel Corella, uno de los partenaires preferidos de Paloma). El director del ABT, solistas, maestros, su novio y su madre, Marisa, le entregaron flores bajo una incansable lluvia de pétalos y una ovación larguísima que no quería dejarla ir del escenario.
Noticias: ¿Cómo asimila que ya no habrá más noches gloriosas en escena, las luces, los aplausos, el público esperándola a la salida?
Herrera: Nunca viví para el aplauso del público, sino con la danza pegada a mi ser: las actuaciones, las clases, el placer del trabajo. Todo lo demás fue de regalo, y estoy agradecida, pero lo más importante es ser honesta y sincera con lo que hago. Me llenó de orgullo recibir tarjetas donde me agradecían más por mi forma de ser que por ser buena bailarina. Fui parte de una generación increíble en la compañía, todos dábamos pasión e intensidad. Todavía espero el día de levantarme y no tener ganas de seguir... ¡Y no me llega! Por eso, consideré que este era el momento correcto para retirarme, en plenitud. Nada es para siempre. Ni en el sueño más increíble hubiese imaginado que podría vivir esta vida. No tengo pendientes, estoy feliz con mi carrera y agradecida con la vida.
Noticias: ¿En qué cambió su vida ahora?
Herrera: En Nueva York estoy ocupadísima con la mudanza. Además, la ciudad te lleva a querer estar en todas las actividades que hay. Pero mi vida fue así, nunca me quedé en mi casa sin hacer nada. Ah, sí, una vez, pero fue casualidad: vino una ola de frío y caí en cama, engripada, con fiebre alta. Tuve que quedarme descansando, viendo cómo caía la nieve por la ventana… ¡Y descubrí que estaba buenísimo no hacer absolutamente nada! Me dije: “¿cómo no lo hice antes?” (ríe).
Noticias: ¿Y en Buenos Aires?
Herrera: Estoy buscando departamento, tengo ganas de tener mi casita aquí; a mi casa neoyorquina la adoro, pero siempre la sentí como de paso, porque viajaba muchísimo y si tenía tiempo venía a Buenos Aires. Me hace falta tener un “home” y en mi ciudad es ideal. Mientras veo los detalles de las funciones en el Colón, las de la gira por el interior con el Ballet Estable y otras funciones que tengo en la Argentina, Uruguay y Paraguay. ¡Mi agenda está a full con cosas que me encantan! Pero tengo ganas de tener tiempo libre y encarar nuevos proyectos que están en puerta pero a los que todavía no pude dedicarme.
Noticias: ¿Por ejemplo?
Herrera: Mi línea de ropa. Ya tengo registrado mi nombre como marca. Hace unos años hice acuerdos con marcas para hacer campañas puntuales de indumentaria, pero ahora va a ser mi línea, lo que me entusiasma.
Noticias: ¿La maternidad está entre esos proyectos?
Herrera: No sé, no lo planeo. No soy tan egoísta, si hubiera tenido un hijo no habría podido hacer la carrera que hice. Tengo el ejemplo de mi madre, cómo nos cuidó y atendió. Ser madre requiere toda la dedicación, no podría haber sido una mamá ausente, todo el día con ensayos y clases, dejando a mi hijo con la niñera.
Noticias: Quizás ahora sea el momento.
Herrera: Hace pocos días vi un video inédito de mi maestra Olga Ferri donde hablaba de mí. Siempre me decía que primero estaba la danza, luego habría tiempo para lo demás. En esa filmación hablaba de mi retiro, ¡fue increíble! Dediqué mi vida entera a la danza porque amo lo que hago: ensayos, clases, funciones de temporada, gira, yoga. Y dio resultado. La mitad de la compañía se lesionó, ¡y yo nunca en mi vida! (ríe). Pero nunca planeo nada, si tiene que ser, será.
Noticias: ¿Cómo se prepara para este “final-final” en Buenos Aires?
Herrera: “Romeo y Julieta” es uno de mis ballets favoritos. Bailarlo es como cerrar un circulo: cuando tenía nueve, bailé la variación de “La pequeña Julieta” en el Concurso de Ballet Latinoamericano en Lima, y el Concurso Coca Cola en las Artes y en las Ciencias en Buenos Aires. Después lo bailé desde muy joven en el ABT, en la producción de Kenneth MacMillan. Un ballet maravilloso.
Noticias: En el Colón bailará la versión de Maximiliano Guerra.
Herrera: Hablé con Maximiliano y vi su versión, por eso acepté. Será excelente trabajar con él de forma cercana, como coreógrafo. Más allá de bailar una buena coreografía, me encanta hacer superinteresante el proceso de trabajo; suma al producto final. Me parece atractivo hacer otra versión de un rol que fue importante en mi carrera y que nunca había bailado en la Argentina. Es una forma hermosa de despedirme en el Colón.
Noticias: ¿Cómo imagina el momento del adiós en el Colón?
Herrera: Le pongo toda la onda a bailar en la Argentina. He pasado por muchos directores en todos estos años en que bailé como invitada y siempre fueron experiencias maravillosas, tanto en el trabajo como en el reencuentro con el público, así que me encanta y me emocionan enormemente estas últimas funciones en el teatro.
por Patricia Casañas
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