★★★★★ Una de las mejores películas de los ochenta. La historia gira alrededor de un corresponsal de guerra en la Nicaragua de sandinistas y contras, que tiene como objeto tomar una foto –que es prueba de vida, además– de un líder revolucionario. Por supuesto que las cosas no son tan simples, y los periodistas van a descubrir que las nociones de “buenos” y “malos” son mucho más difusas de lo que la propaganda gubernamental les provee. Además de ser una sabia reflexión sobre el poder del cine y de las imágenes, es raro encontrar un film que haya acusado con tanta fuerza al gobierno de Ronald Reagan y su intervencionismo. A eso hay que sumarle que todos los actores están en estado de gracia, y que Spottiswoode no busca aleccionar sino permitirle al espectador sacar sus propias conclusiones. Extraordinaria.
por Leonardo D’Espósito
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