Javier Milei no es el primer ensayo, pero sí el más profundo, cruel y lógico por cierto. No se puede acumular tanta mugre debajo de la alfombra sin que aquélla termine haciendo estragos. En particular, sobre una máscara setentista que declamaba sobre la ampliación de derechos, al tiempo que chapoteaba en el barro del 210% anual de inflación. Vale decir, un síntoma equivalente al de la presión alta que, a la larga, inflige serias heridas al cuerpo humano en todos sus componentes centrales.
Carlos Menem, hoy salido del closet luego de más de dos décadas de olvido coronadas por un entierro solitario en 2021, lo intuyó en la ya no maldita década del 90. Hacía falta inyectarle sangre nueva al corroído sistema político hiperinflacionario de los 80 y lo hizo mediante tres personajes que aprobaban con dificultad el test de sangre plebeya, con la única excepción de Ramón “Palito” Ortega, gobernador de Tucumán en 1991 y candidato a vicepresidente de Eduardo Duhalde en 1999.
No obstante, quedó claro a la postre que ni una, ni varias golondrinas hicieron verano y que todos, sin excepción, funcionaron bajo la lógica de la política conduce y la sociedad convidada de piedra padece. Vale para Daniel Scioli, para Carlos “Lole” Reutemann y para la última gran esperanza de aire fresco fallida Mauricio Macri. Y, ¿qué decir del intento reciente de un Facundo Manes que, habiendo logrado llegar a Cambridge desde el humilde Salto, se tentó con decodificar la opaca ciénaga del radicalismo?
En ese contexto asfixiante propio de un cuento de Kafka, la sociedad aulló de bronca como nunca, abriendo como en la magistral serie alemana Dark un portal a 1989 que es más bien una Caja de Pandora de la que hoy emerge, en primer término, la dulce nostalgia de aquélla escapadita romántica a Río de Janeiro, el viaje a Estados Unidos sin visa, el puerta a puerta y las grandes marcas internacionales poblando la hoy todavía expectante Avenida Alvear.
No obstante, todo ello extrañamente combinado con un Carlos Ruckauf canoso, un Roberto Dromi que pasó a mejor vida, una “Su” Giménez conversando con su versión pasada y una Yanina Latorre que hoy no es noticia por sus fotos paradisíacas junto al ex astro futbolístico Diego Latorre, sino por sus fulminantes cruces mediáticos tanto con figuras del espectáculo como de la política que, en el filoso ida y vuelta, hasta la chicanean con los jugosos audios de “Gambeta”, hoy para muchos “Puntita”, que tanto animaron a las tribunas locales.
*Por Daniel Montoya, analista político, autor de “Estados Unidos versus China, Argentina en la nueva guerra fría tecnológica”.
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