Parece una olla a presión. La Feria arteBA está en el centro de la escena, pero esta vez no por llevar cien mil personas a disfrutar de obras y performances, sino por entuertos e internas; en un tironeo entre la voluntad de conservar las formas, barajar de nuevo y encaminarse y las heridas no zanjadas que siguen alimentando la tormenta.
El anuncio de la renuncia de la gerenta general Julia Converti es el último episodio de una saga de salidas. Por tratarse de una mujer que hizo carrera en arteBA (arrancó hace veinte años como cadeta), no es una más. Tampoco lo fue la renuncia de Jacobo Fiterman, uno de los fundadores y miembro del consejo consultivo.
A principios de agosto había dimitido a la dirección Amalia Amoedo –invocando temas personales y el cambio de su residencia a Uruguay- y Ariel Sigal, su vice. Luego fue el turno de la efímera gestión de Juan Carlos Lynch y Matilde Grobocopatel, que entraron a la dirección como presidente y vice un viernes y salieron al lunes siguiente, en medio del escándalo por posteos anteriores de Lynch, señalados como sexistas y misóginos.
¿Cuáles son las razones por las que personas, en muchos casos habituadas al manejo de grandes corporaciones y grupos económicos queden en medio (y fuera) de un cuadro que no termina de encontrar la forma?
Tsunami
Aquello que empezó en 1991 por la iniciativa de un puñado de entusiastas, se transformó y creció al punto de que hoy en arteBA se concreta el 80 por ciento de las ventas de las galerías, según sostiene Leopol Mones Cazón, presidente de Meridiano, Cámara Argentina de Galerías de Arte Contemporáneo, que reúne a 52 espacios.
Esa dependencia se hizo muy notoria este año cuando no puedo realizarse en forma presencial. Al suspenderse los flashes y el vip, empezaron los pases de factura y la sangría en la cúpula directiva. No se trata solo de lo que no ganaron, sino también de lo que perdieron: el metro cuadrado de los stands se valúa en dólares aunque luego se paga y se factura en pesos.
En diciembre, con un dólar que empezaba a dispararse, arteBA les propuso a las galerías pagar el total de los stands 2020, tomando un dólar intermedio. Muchos galeristas saldaron la operación sin que nadie imaginara que un virus imposibilitaría la feria en abril.
Ante esa situación, les devolvieron el dinero, mismo billete y monto, pero la Argentina ya estaba devaluada y el contexto de restricción cambiaria impedía que pudieran volver a dolarizarse. Hasta ahí podría ser la crisis argentina más la pandemia. Pero lo que quedó en evidencia fue además un tratamiento discrecional, que no sería nuevo ni único.
“Hubo favoritismo. Desde arteBA se permitió que galerías con stands estratégicos llegaran a tres semanas antes de la feria con una mínima parte pagada. En todas las ferias del mundo hay 'deadline' de pagos y mientras mejor ubicación, más dinero y más rápido tenés que abonar”, señala uno de los afectados.
Una fuente cercana al Consejo de Administración de arteBA afirma que están decididos a no escalar conflictos, a trabajar para encausar el desmadre y anunciar a las nuevas autoridades en las próximas horas. Por eso realizaron una encuesta entre coleccionistas, galeristas, artistas y curadores que sondeó fortalezas y debilidades de arteBA, visión de futuro de la fundación y atributos que necesitaría su liderazgo.
Gabriela Barolo, directora ejecutiva de Meridiano, afirma: “La Cámara acompaña y respalda el proceso de reorganización que la fundación arteBA encaró en estos meses, porque es una institución clave para la historia y el desarrollo de nuestro sector”.
Como le pasaría a una empresa donde quienes la fundaron no son los que siguen estando y que, además, debe aggiornarse a un contexto nuevo e incierto; en 2021 arteBA cumplirá treinta años y el desafío es superar el cimbronazo y salir fortalecida.
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