El cabello impecable, el maquillaje intacto, un outfit sexy y una sonrisa bien grande. Limpiar nos tiene que hacer deseables y felices. Con esa imagen de mujer, la marca Iberia instaló la moda de las mopas, una especie de trapeador moderno que se vende como la solución mágica para los pisos. Pero sus formas de publicitar el producto también dispararon un debate sobre la disociación entre esas escenas y la vida real y el remanido estereotipo con el que se habla de las tareas domésticas. ¿Acaso sería posible mostrar a una mujer sobrecargada de obligaciones, atareada por cumplir con la jornada laboral y cuidar a sus hijos mientras friega en harapos? ¿Podría la publicidad, y sobre todo en el mercado de la limpieza, ser algo diferente?
La polémica se desató luego de que se viralizara una promoción por el Día de la Madre. “El mejor regalo para mamá”, fue la frase elegida por la compañía para acompañar una imagen de Florencia Peña posando con un sensual vestido rojo y la mopa. Las críticas a la actriz no tardaron en aparecer y ella lanzó un comunicado: “Lamento el aviso de la empresa, ya que se encuentra en las antípodas de mi pensamiento. Fui consultada para ceder una imagen que ya había sido publicada en mi Instagram en otro contexto. Pero nunca fui informada respecto a cómo sería utilizada dicha imagen y a qué texto se asociaría”, escribió.
Iberia también respondió a las críticas: “Nos disculpamos con aquellas personas que se sintieron agredidas con el mensaje. Como industria nacional, estaremos promocionándolo en todas las fechas que brinden oportunidades comerciales y no por tratarse del Día de la Madre consideramos que es un producto solo para madres. Creemos que también será un excelente regalo para el Día del Padre, o Navidad, o cumpleaños”, declararon en un comunicado.
Sin embargo, hay algo que resulta curioso: para ninguna otra fecha se hizo una publicidad de este tipo y si bien es cierto que la marca también trabaja con hombres (en cantidad menor), a ellos nunca se los ve casi desnudos ni sexualizados.
Solo basta con revisar el feed de la marca en sus redes. Agustina Kampfer, Luciana Salazar, Catherine Fulop o Nicole Neumann son apenas algunas de las famosas que reproducen siempre el mismo esquema. “La mayoría de las empresas de productos de limpieza muestra a las mujeres cosificadas y sin otros intereses que la pulcritud del suelo. Es cierto que las mujeres limpian más que los varones, pero eso se refuerza con todas estas imágenes. Como marca, podemos tomar la decisión de seguir utilizando estas imágenes o no”, explica Rocío Restaino, coordinadora de “Mujeres en Publicidad” (MEP), una red de publicistas que trabajan por una industria con perspectiva de género.
Para Restaino, estas discusiones hablan de una sociedad “más despierta” y capaz de detectar sesgos sexistas aunque dice que el sector está lejos de ser transformador. “En este 2020 hubo varios casos y siempre el pedido de disculpas es igual: ‘Lamentamos si alguien se ofendió’. No se reconoce que hay algo de fondo que deberían revisar”, advierte.
Números. La pandemia no hizo más que reforzar esta “cuestión de fondo”. Según una encuesta realizada por UNICEF Argentina este año, las tareas domésticas son llevadas adelante en un 71% por las mujeres (antes del aislamiento, esa cifra era del 68%). Además, el 51% de las consultadas dijo que en los últimos meses sintió una mayor sobrecarga de obligaciones con la limpieza de la casa y el cuidado de los hijos como mayores responsabilidades.
Las funciones de estas mujeres sobrecargadas son esenciales aunque estén absolutamente invisibilizadas. En septiembre, la Dirección de Economía, Igualdad y Género (DNEIyG) del Ministerio de Economía realizó un estudio que concluyó que el trabajo doméstico y de cuidados no remunerados (TDCNR) es el sector de mayor aporte a la economía, estimado en un 15,9 % del PBI, lo que representaría en términos monetarios alrededor de $4 billones.
Según este informe, el TDCNR es el trabajo que permite que las personas se alimenten, vean sus necesidades de cuidados satisfechas, cuenten con un espacio en condiciones de habitabilidad, reproduzcan sus actividades cotidianas y puedan participar en el mercado laboral, estudiar o disfrutar del ocio. Y la distribución de estas obligaciones es estructuralmente desigual: 9 de cada 10 mujeres las realizan, lo que significa en promedio 6,4 horas diarias.
Expectativa y realidad. Kampfer no esquiva la discusión. “Es una de las pocas compañías de productos de limpieza que también contrata hombres. Hice posteos pasando la mopa en rollers, sujetando el cabo con un pie, leyendo, bailando en la terraza y hasta compartí a mi hijo pasando la mopa. En ese marco también hice un posteo en tacos. Son recursos visuales y claramente no tienen un mensaje realista porque jamás propondría que alguien limpie patinando, por ejemplo”, aseguró a NOTICIAS.
Adabel Guerrero expuso algo de esto al publicar un video con “expectativas vs. realidad”. En el primero agarra el trapeador con un vestido diminuto. En el segundo, su bebé agarra la mopa mientras ella deambula en jogging con actitud agotada y en una casa dada vueltas. Más allá de la aparición esporádica de algún varón con una escoba o las contadas imágenes que ponen en evidencia esta desigualdad con alguna broma, la tendencia parece no poder romperse. Si la publicidad de los ‘60 mostraba a una ama de casa esperando a su marido con la cena lista, la del siglo XXI la muestra con ambición laboral, abnegación por la familia, deseo sexual a flor de piel y, por supuesto, con los pisos relucientes.
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