Vivimos hace años —décadas— atrapados en un círculo vicioso del que no podemos escapar: estamos cada vez más hartos de las profundas divisiones sociopolíticas que prácticamente nos definen y a la vez estamos cada día más enmarañados en ellas. La creciente polarización no es un fenómeno local pero como buenos argentinos creemos que “la nuestra” es distinta. Hasta tiene nombre propio: la grieta. Quizá tenga que ver con cierta “excepcionalidad argentina”, la misma a la que hacemos referencia cuan-do recordamos ciertos hitos de los que estamos orgullosos y sentimos que nos diferencian de otros países y sociedades. Lo más fácil es pensar en el deporte, de Maradona a Messi, pero si hacemos un poco de esfuerzo cognitivo comienzan a venir a la mente otras circunstancias y personajes que le dan de comer a nuestra añoranza y ambición de creer que estamos para más.
De uno de los sucesos más oscuros de nuestra historia nace uno de esos momentos, tan sepultado en nuestra memoria colectiva hasta que de repente brilla en todo su esplendor gracias a una película que nos hace rememorar un momento de gloria bien nuestro: el Juicio a las Juntas Militares. Sin entrar en el detalle fino de lo que fue el contexto histórico, como tampoco en la crítica de cine respecto a las virtudes o no de “Argentina, 1985”, el Juicio a las Juntas marcó un antes y después en la corta vida de nuestra Nación que merece el renovado interés popular en entender qué fue lo que realmente ocurrió en aquellos momentos turbulentos y cómo esos hechos siguen marcando nuestra vida democrática hoy en día.
A diferencia de hoy, en esos días nuestra democracia era verdaderamente frágil. Las Fuerzas Armadas conservaban su poder de fuego y las atrocidades cometidas durante la dictadura cívico-militar no eran de conocimiento común para gran des partes de la sociedad. Sea por el miedo o la incredulidad del pueblo, su capital político les permitía imaginar un futuro de impunidad y hasta la posibilidad para nada remota de volver al poder. Con el apoyo del presidente Raúl Alfonsín, jueces, fiscales, testigos y otros tuvieron el coraje de enfrentar el poderío de las Fuerzas Armadas y lograron utilizar las instituciones democráticas para comenzar un proceso de Justicia que logró ponerle freno a medio siglo de golpes militares y abusos de poder. Hoy en día, cuando la confianza en esas mismas instituciones parece estar en el sótano y crece la anomía, recordar el valor histórico de aquella hazaña nos puede ayudar a recuperar algo de autoestima y jugárnosla por un futuro mejor.
Editorial Perfil fue de los pocos medios que también se la jugó publicando "El Diario del Juicio" que en sus 36 ediciones narró en detalle el proceso judicial. Mientras en la mayoría de los medios se daban crónicas escuetas de lo acontecido, y en la televisión aparecían imágenes sin sonido, "El Diario del Juicio" aportó material periodístico junto con las transcripciones taquigráficas de los testimonios y las audiencias. Con el correr del tiempo, el valor histórico de esa audacia fue cobrando mayor significado.
Impulsados e inspirados por Luis Moreno Ocampo, decidimos digitalizar la totalidad de "El Diario del Juicio", complementándolo con una serie de entrevistas exclusivas de la mano de la periodista Nieves Zuberbuhler a varios de los protagonistas para abrir todo el material al público en un formato digital que podrán encontrar en www.eldiariodeljuicio. com. Además, produjimos un minidocumental con el equipo multimedia de Perfil.com orientado a las generaciones más jóvenes.
En aquellas épocas predigitales fue justamente en el laboratorio fotográfico de Editorial Perfil donde se revelaban las fotos de los pool de fotografía que se aglomeraban en el juzgado. Eso nos permitió armar una serie de galerías de fotos inéditas del juicio que también subimos al sitio web.
Buscamos aportar nuestro grano de arena a revitalizar la memoria del Juicio a las Juntas a través de una biblioteca virtual abierta al público que esperamos que sea de gran utilidad, tanto para estudiosos del tema como para los pibes y pibas que quieran adentrarse en el extenso material que hemos recolectado. Fue una tarea ardua del equipo digital de Perfil, que bien habrá valido la pena si nos ayuda a dar un paso más en el camino de la generación de espacios comunes de pensamiento desideologizado y en el progreso hacia una sociedad con mayores grados de empatía. Esperamos que lo disfruten.
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