La noticia ha conmocionado al mundo de la música y a sus seguidores, que aún no salen del asombro por la repentina partida del cantante británico. Liam Payne, exintegrante de One Direction, cayó del tercer piso del hotel Casa Sur, ubicado en el barrio porteño de Palermo, Buenos Aires. La policía presume que se trató de un suicidio, tras una fuerte ingesta de drogas y alcohol.
Payne, de 27 años, había revelado recientemente sus luchas con la depresión y la adicción a sustancias en una entrevista con el podcast Diary of a CEO, donde compartió detalles sobre los difíciles años que vivió durante su tiempo en la famosa banda.
En esa entrevista, Payne confesó que llegó a tocar fondo en varias ocasiones y se preocupaba por lo lejos que podía llegar su desesperación. "Estaba preocupado por lo profundo que sería mi fondo. ¿Dónde está mi límite?", comentó. A pesar de sus problemas, aseguró que era muy hábil para ocultarlos, por lo que pocos habrían notado el tormento interno que vivía.
Durante la conversación, el cantante también reveló que se había separado de su prometida Maya Henry, con quien había estado comprometido menos de un año. La presión y la constante atención de los fans durante los años de One Direction (2010-2016) lo convirtieron en una persona “enojada” que recurrió a pastillas recetadas y al alcohol para lidiar con la fama mundial. Payne admitió que, en sus momentos más oscuros, llegó a experimentar pensamientos suicidas. "Hay cosas de las que definitivamente nunca he hablado. Fue realmente, realmente severo. Fue un problema", reconoció.
La intensa fama de One Direction también los llevó a vivir situaciones de inseguridad, lo que afectó su bienestar emocional. "Como adolescentes, lo que más necesitas es libertad para tomar decisiones. Pero siempre nos encerraban en nuestras habitaciones", recordó Payne, explicando que la única manera de lidiar con la frustración era recurrir al minibar de los hoteles, lo cual se convirtió en un hábito de años.
El abuso de sustancias continuó a lo largo de su vida, afectando nuevamente a Payne durante el confinamiento por COVID-19 en Inglaterra. "Tenía mucho tiempo en casa. Creo que muchas personas pasaron por algo similar: el alcohol estaba ahí, siempre a mano", explicó. Sin embargo, con la ayuda de la terapia y la compañía de sus antiguos compañeros de banda, especialmente Harry Styles, Payne había comenzado a encaminar su vida nuevamente.
La trágica muerte de Liam Payne deja un vacío en el mundo de la música y una lección sobre la importancia de la salud mental en la vida de los artistas, especialmente aquellos que enfrentan la fama a una edad temprana. Sus seguidores y colegas lamentan profundamente la partida de un artista que, a pesar de sus luchas, dejó una huella imborrable en la industria musical.
por R.N.
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