“No sé quién inventó que la gente que quiere mejorar el mundo debería no tener plata, pero seguro estaba lleno de plata el gil”. No hay semana en la que el nombre de Santiago Maratea no sea noticia. Despuès de que los medios explotaran con la reucadaciòn de 90 mil dólares que alcanzó en tiempo récord para ayudar a que dos niños y una mujer puedan costear sus tratamientos médicos, los mismos medios cuestionaron que le haya pedido dinero a sus seguidores para irse de vacaciones. Instalado en la lujosa isla del mediterráneo Formentera, donde vacacionan personajes como Lionel Messi, el influencer del momento no le esquiva a las críticas.
Con 1.9 millones de seguidores en Instagram, es uno de los argentinos más influyentes en redes. Su popularidad masiva explotó en abril, cuando consiguió juntar dos millones de dólares en tan solo 12 días para que Emma, una beba diagnosticada con atrofia muscular espinal (AME), pudiera acceder a una vacuna que le mejorara la calidad de vida. En febrero había conseguido dos camionetas 4x4, alimento, ropa y medicamentos para una comunidad wichi de Chaco.
Aunque entre el 2017 y el 2018 había liderado otras acciones solidarias, como la donación de un auto para el centro social SonRisas o la campaña “Mil pesos de propina” para recompensar a los trabajadores de delivery, recièn en el 2021 su perfil se dedicó a tiempo completo a este tipo de causas. “Si bien sus causas son solidarias, cuando uno piensa en ‘solidaridad’ se te viene a la mente la Madre Teresa, pero lo de Santi es diferente. Él dice que ayuda porque puede, porque tiene una audiencia que le es fiel pero también reconoce que le gusta darse lujos. Que pida dinero para irse de vacaciones responde a su estilo, que es muy auténtico, porque hay muchos que hacen lo mismo pero sin decirlo. Está esa idea de que lo solidario debe hacerse con bajo perfil, pero él no tiene problemas con decir que quiere plata”, cuenta Juan Martín Campos, director de JC Marketing Digital, una agencia de influencers que ha trabajado con Maratea.
Búsqueda. No importa si esa autenticidad es construida o real. Santi Maratea sabe generar contenido y, desde que comenzó, su búsqueda siempre estuvo orientada a provocar. Años atrás, su perfil era el de un veinteañero acomodado de San Isidro que jugaba a romper estereotipos de su clase: marihuana y bisexualidad eran dos temas recurrentes en todas sus publicaciones. Con ese perfil comenzó a crecer y tuvo un momento en el que empezó a caminar los pasillos de la televisión para contar intimidades en los programas de espectáculos. En el 2020, en plena pandemia, hizo un espectáculo por streaming con Martín Cirio, Lizardo Ponce, Lucas Spadafora, Lola Latorre y Yanina Latorre.
Se metió en polémicas y fue uno de los jóvenes más requeridos de un prime time hambriento de audiencias jóvenes. Sin embargo, su paso por la tevé fue fugaz y volvió a su nicho: las redes. Ahí, donde él puede poner las reglas del juego, parece sentirse más cómodo.
“Siempre fue así. Con lo de Emmita la pegó, pero él tenía una visión clara desde antes. Por ejemplo, cuando todavía no era tan conocido, yo tenía que hablar con él por alguna campaña y le pedía por favor que no apareciera fumando marihuana porque determinada marca no quería aparecer pegada a eso y él se plantaba: ‘O compran este producto que soy yo o no’”, dice Campos y pone otro ejemplo: “Vos le decías que había una marca que quería mandarle parlantes para que simplemente los mostrara. Pero él te proponía llevar los parlantes a una plaza y regalarlos. Así apuntaba su creatividad y le funcionó”. La fórmula le dio resultado porque, según consigna en su sitio, hoy es el embajador de Chevrolet y trabaja con empresas tan variadas como Netflix, Amazon Prime Video, Nestlé o PlayStation.
Críticas. Maratea se enojó cuando los medios publicaron que se había generado una “polémica” cuando él pidió plata para sus vacaciones. “Los medios dicen que la gente me criticó y aunque eso es una mentira, me termina sirviendo porque es lo que yo quiero generar. Hay muchas veces que los portales quieren instalar una idea y dicen ‘despertó polémica en las redes’ y, en realidad, despertó polémica en los medios. Y evidentemente no, porque de vacaciones me fui y la gente lo bancó”, dijo esta semana.
Sin embargo, no solo los portales recogieron el tema. En cuentas con contenido militante, por ejemplo, cuestionan su discurso “anti política” mientras que desde los sectores más conservadores le recriminan sus acciones vinculadas a la diversidad, como cuando recaudó dinero para crear una fundación que trabaje en las infancias trans. Maratea, sin embargo, tiene algo muy claro: como pocos influencers, logró construir una comunidad de seguidores que confía en él y que, en este 2021, lo acompañaron en todas las causas, propias o ajenas.
Maratea combina contenido de su vida personal con publicidad y causas solidarias. Aunque dice que su sueño es crear una ONG más grande que Google, la suya no es la imagen del hombre abnegado que todo lo puede y que vive para hacer el bien.
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