Se hizo realidad: Cinthia Fernández confirmó que es precandidata a diputada por la provincia de Buenos Aires y publicó en las redes la imagen de la boleta con la que pretende desembarcar en el Congreso de la Nación. Entre stories con cajes de todo tipo y fotos con sus hijas, la panelista de los Ángeles de la Mañana le había pedido ayuda a sus más de 5 millones de seguidores para seleccionar la imagen de la lista: "Así quedó la foto que ustedes eligieron. Ahora queda la elección más importante. Sé que puedo hacerlo, sé que que con todo lo que vivo a diario puedo ayudar a muchas mujeres y también a esos hombres que en su minoría sufren las falencias de los tiempos de la Justicia. Arriba que se puede. A volverlos locos a estos del poder para que laburen de una vez por todas", escribió en Instagram.
Cinthia Fernández encabeza la lista 317. En segundo lugar la acompaña José Bonacci, quien le hizo el ofrecimiento electoral y el titular del partido "Unite por la libertad y la dignidad", el espacio con el que Amalia Granata logró dar su primer paso en la legislatura de Santa Fe y que es conocido en el mundillo de la rosca por prestar su nombre a un variopinto abanico de personajes.
Desde el 2020, Cinthia Fernández coqueteaba con su incursión en la política y con construir un perfil similar al de Granata. De hecho, el 26 de febrero había publicado en su cuenta de Instagram una foto trucada en la que montó su imagen junto a la de la diputada y Ángel de Brito. En el entorno de Granata rechazaban la insistencia de Fernández de “colgarse” de su fama. Sin embargo, Bonacci, insistía en acercar a las figuras: “Amalia no se quiso sacar la foto con Cinthia y la petisa se puso loca. La idea de llevarlas a la política tiene la misma fuente, que soy yo. El ofrecimiento que se le hizo a Cinthia fue el mismo que se le hizo a Amalia”, afirma.
Unite, el partido de Cinthia Fernández
Mientras Cinthia y Bonacci se esforzaron en los últimos meses por acercarse a Granata, la santafesina se empeñó en diferenciarse. De hecho, luego de asumir su banca, la referente del universo celeste rompió con Unite para construir el bloque “Somos vida” . “Ir con ese sello fue un mero utilitarismo electoral de necesidad absoluta. No hay ninguna vinculación ideológica o política entre Amalia y Unite”, cuenta su asesor Álvaro Zicarelli.
La precandidatura de Fernández y el enojo de Granata, de alguna forma, revelan uno de los aspectos típicos de las lógicas electorales que se sobredimensionan en tiempos de cierres de listas: partidos pequeños que aparecen para prestar su sello a algún candidato y que, en algunos casos, terminan por catapultarlos a cargos públicos. María Alejandra Perícola, directora académica del Observatorio de Derecho Electoral, insiste en que estos mecanismos forman parte de las reglas del juego: “En Argentina hoy existen 657 partidos reconocidos a escala federal”. Según la experta, la legislación favorece la pululación de estos espacios ya que “hay un nivel bajo de exigencia para formar y mantener partidos”. “Lo que no hace la ley es controlar ni la coherencia ni la consistencia hacia el interior de esos espacios”, agrega.
Los defensores de estas prácticas insisten en que permiten que “personas comunes”, como Amalia o Cinthia, puedan participar de las contiendas electorales. De hecho, este mismo sello fue el que llevó a José Luis Espert a competir en las presidenciales del 2019. Sin embargo, el debate tiene una contracara: estos espacios, con nula representatividad, reciben dinero público del Fondo Partidario Permanente así como recursos para las campañas. Gerardo Scherlis, profesor de Derecho en la UBA e investigador del Conicet, sostiene: “Con detalle, nunca podés saber qué beneficio obtienen estos partidos. Por un lado, tenés el financiamiento público y considerando que estos partidos son pequeños microemprendimientos casi personales, ese dinero no es poco. Además, tienen sumas para la impresión de boletas y en el mundillo de las imprentas se sabe que se generan facturas apócrifas para justificar esos gastos. Pongo un ejemplo: en el 2017, cuando se aumentó el dinero para impresión de boletas por un fallo de la Corte, se multiplicó la cantidad de listas que se presentaron”, cuenta.
Bonacci niega que su partido político funcione como una especie de Pyme personal y remite a los balances presentados. Según él, Unite es un espacio que pretende romper con las lógicas de “los señores trajeados de la política”: “En el 2017 apostamos a Amalia y la gente acompañó ese sentido común. Ahora vimos que Cinthia estaba haciendo planteos de mucho sentido común en relación a la pandemia, a Formosa y la liberación de los presos”, dice.
Bonacci es un experto en los vericuetos electorales y aunque reniega de la vieja política sabe jugar con todos: fue concejal rosarino en 2001 por el peronismo, candidato a senador en el 2011 de la mano de Agustín Rossi, le prestó el sello al macrista Jorge Boasso en 2017, luego a Granata y, antes de jugar con Espert, se fotografiaba con Alejandro Biondini. Ahora, su apuesta es Cinthia Fernández y se muestra confiado: “Tiene 4 millones de seguidores en redes, una plataforma más importante que la de muchos otros. Los políticos y los encuestadores no la registran, pero la gente sí”, dice. Por ahora, pensar en la panelista como diputada nacional todavía parece descabellado pero la experiencia de Amalia le da esperanza a los outsiders.
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