El primer ministro de Reino Unido, Boris Johnson, reaccionó con "gran tristeza" al fallecimiento del príncipe Felipe de Edimburgo, marido de la reina Isabel II, del que ha reivindicado no solo su rol personal en la historia del país, gracias al cual "se ganó el afecto de varias generaciones", sino su pertenencia a una institución que el premier consideró "indiscutiblemente vital".
Johnson habló desde Downing Street poco después de que el Palacio de Buckingham anunciase la muerte del duque de Edimburgo, de 99 años: nunca antes un consorte había estado tanto tiempo al lado de un monarca británico, como ha querido apuntar el primer ministro.
"Fue uno de los últimos supervivientes que han servido en la Segunda Guerra Mundial", destacó Johnson, quien recordó los reconocimientos a la "valentía" con que ejerció entonces "un hombre nacido en Grecia pero que ha vivido la gran mayor parte de su vida en Reino Unido".
Felipe, con sólo 21 años, luchó en varios enfrentamientos que tuvieron lugar en el Mediterráneo, como las batallas de Creta y del cabo Matapán (sus cuñados, casados condos de sus hermanas, pelearon del lado alemán). Fue ascendido entonces a teniente de navío y en octubre de 1942, fue designado al mando del HMS Wallace a pesar de su juventud.
Con su labor, "ayudó a dirigir a la familia real y a la monarquía para que siga siendo una institución indiscutiblemente vital para el equilibrio y la felicidad de nuestra vida nacional", añadió Boris Johnson.
En la misma línea, el líder del Partido Liberal Demócrata, Ed Davey, aplaudió el "asombroso servicio" que Felipe, duque de Edimburgo, ofreció al país como "consejero tranquilo y firme" de Isabel II: "quizás es su mayor contribución a la historia de nuestro país", apostilló.
Felipe, personaje central en la serie "The Crown", que refleja la vida de Isabel II y los internas familiares de la corona británica, es retratado como un marido infiel (algunos de sus numeroso amoríos han salido recientemente a la luz), pero un fiel consejero, sobre todo en momentos de inestabilidad política.
El príncipe, que había visitado las Malvinas en enero de 1957, al borde del yate real Britannia, volvió a poner a las islas en el mapa. Y su hijo, el príncipe Andrés, acudió para luchar en la guerra en 1982. Entonces Felipe siguió de cerca las acciones militares, como intérprete de las batallas pero también tranquilizando a la reina, en medio de un clima tenso en el Reino Unido, durante el gobierno de Margaret Thatcher.
por R.N.
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