Sunday 5 de January, 2025

MUNDO | 03-01-2025 09:42

Los protagonistas impensados del escenario internacional

A los conflictos del 2024 los protagonizaron líderes que ya se encontraban en el centro del escenario mundial, pero en el Oriente Medio hubo irrupciones totalmente inesperadas

Un clérigo muerto y un terrorista devenido en estadista son los protagonistas inesperados del año que pasó. La novedad estuvo en el Oriente Medio, donde desaparecieron viejos líderes que protagonizaban la guerra contra Israel, como Hassán Nasralláh e Ibrahim Aqil, el jefe de Hezbolá y el comandante de su cuerpo de elite Radwán; Ismail Haniye y Yahya Sinwar, las dos cabezas de Hamás, y el dictador de Siria Bashar al Asad, quien al menos pudo salvar el pellejo huyendo como una rata de Damasco a Moscú.

En el resto del mundo, en materia de líderes en conflictos no hubo nada nuevo hay bajo el sol. Xi Jinping proyectando su sombra amenazante sobre Taiwán y sobre islas y mares de Vietnam y Filipinas; Vladimir Putin avanzando en territorios ucranianos que Volodimir Zelenski intentó retener bajo la bandera azul y amarilla, mientras Joe Biden y varios mandatarios europeos procuraban que Rusia desista de expandir su territorio hacia el Oeste.

Joe Biden

El 2024 fue un año marcado por dos desconocidos para el resto del mundo. Uno es un clérigo zaidí muerto hace dos décadas en un país marginal del Oriente Medio y cuyo nombre se escucha y escribe en todo el mundo porque bautizó a los milicianos que están simultáneamente en guerras contra israelíes, norteamericanos y británicos. El otro es un yihadista surgido de las entrañas de Al Qaeda que conquistó el poder en Siria, uno de los países árabes más importantes y estratégicos de la región.

Sólo en Yemen y en algunos rincones de Arabia Saudita hay musulmanes zaidíes, quienes, paradójicamente, son los chiitas más cercanos a los suníes. El zaidismo es una rama del chiismo surgida en el siglo VIII, que se diferencia del resto de los chiíes al reconocer como quinto imán a Zaid bin Alí, el impulsor y cabecilla de una inmensa rebelión contra los omeyas. Haber enfrentado al poderoso califa Hisham al Malik convirtió a sus descendientes en indómitos guerreros contra los gobernantes corruptos.

Fotogaleria Yemeníes blanden rifles y corean consignas durante una manifestación contra Israel en solidaridad con Gaza y el Líbano

De esas luchas surgió el Imanato Zaidí del siglo XVI del que desciende el clan que, en la última década del siglo XX, inició una rebelión contra el corrupto gobierno de Yemen que presidía Alí Abdalá Salé.

Las fuerzas de aquel régimen asesinaron hace veinte años al clérigo Hussein Badreddin al Houti, con cuyo nombre fueron rebautizadas las milicias zaidíes que él había creado y liderado, y que acabaron derribando a Salé y después a su sucesor, Mansur al-Hadi, ocupando Saná, la capital, y consolidando su control sobre el norte de Yemén.

Lo que nació como deshilachada milicia con poco adiestramiento y armamento vetusto, se convirtió en una fuerza equipada con alta tecnología bélica, desde que el general iraní Qassem Soleimani los incorporó al “Eje de la Resistencia” contra Israel y sus aliados norteamericanos.

Fotogaleria Una mujer iraní sostiene un retrato del alto comandante iraní asesinado Qasem Soleimani durante la ceremonia de conmemoración del aniversario de su asesinato en la capital iraní, Teherán

Hussein Badreddin Al Houti había bautizado a su movimiento Ansar Allah (Partidarios de Dios) pero hoy en el mundo el nombre que retumba es “Houtíes”, los seguidores del clérigo y militar que inició la última gran rebelión del chiismo zaidí, porque son los que, con la ayuda de Irán, resistieron contra las fuerzas de Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos, atacando luego con drones y misiles el territorio israelí y también los buques cargueros que atraviesan el Mar Rojo rumbo al puerto de Eilat.

Muchos pensaron que la debilidad en que se encuentran Irán, Hamas y Hezbolá frenaría a los houtíes, sin embargo mantuvieron su beligerancia. Incluso siguieron atacando cargueros europeos y norteamericanos aún después de recibir duros bombardeos israelíes y ataques de buques militares estadounidenses y británicos.

Tampoco entraba en los cálculos de nadie la beligerancia del Jhabat al Nusra al Sham (Frente de la Victoria del Pueblo del Levante), brazo de Al Qaeda que llevaba años agazapado en su bastión de la provincia siria de Idlib.

Fotogaleria Soldados israelíes durante las operaciones en la Franja de Gaza en medio del conflicto en curso entre Israel y el grupo militante palestino Hamás

Era impensable que la milicia creada por la organización que lanzó aviones sobre Manhattan, Washington y Pensilvania, anunciando al mundo el inicio del jihadismo global, pudiese aglutinar a las milicias sunitas que armó y financió Turquía.

Con las milicias pro-turcas quedó integrado el Hayat Tahrir al Sham (Comité para la Liberación del Levante), la coalición organizada y comandada por el líder de Al Nusra que, con una ofensiva relámpago, venció a un régimen dinástico que llevaba más de medio siglo, en tan sólo diez días. Y si Ahmed al Sharaa pudo conformar esa coalición bendecida por Reccep Tayyip Erdogán, fue por haber anunciado en el 2017 la ruptura con Al Qaeda y su corrimiento hacia el centro político-religioso, planteando una propuesta de Estado multiétnico que, además, respetaría a todos sus vecinos, incluido Israel.

En Irak y Siria se hizo conocido por el nombre de guerra que adoptó al sumarse a las filas de Al Qaeda, Mohamed al Golani, nominación que ponía en el blanco de su jihad (guerra santa) a Israel, al aludir a las Alturas del Golán, el territorio sirio donde vivió su familia hasta que fue ocupado por los israelíes en 1967.

Al Sharaa

El sirio Ahmed al Sharaa jura haber dejado de ser un jihadista del salafismo sunita que profesa Al Qaeda, abandonando la ideología religiosa, cultural y política que había adquirido cuando fue a Irak, tras la caída de Saddam Hussein, para combatir a norteamericanos y chiitas en las filas de Al Qaeda Mesopotamia (AQM). Eso implicaría que a los únicos que combatirá el nuevo régimen es a los focos aislados de ISIS que quedan en Siria.

Lo que no dijo es lo que hará con los peshmergas, guerrilleros kurdos que son considerados archi-enemigos por Turquía y a los que el Recep Erdogán advirtió que deben “dejar las armas o serán enterrados con ellas”.

¿Subsistirá el proto-estado kurdo que, con el nombre de Rojava, se conformó en el noreste sirio merced al coraje de los peshmergas y al apoyo que recibieron de las fuerzas norteamericanas?

¿Cumplirá Al Sharaa su promesa de respeto a las minorías y a los estados vecinos?

Lo único seguro es que, mientras en el resto del mundo a los conflictos del 2024 los protagonizaron viejos conocidos, en Oriente Medio, el año concluido deja dos protagonistas impensados: los houtíes de Yemen y el líder pos-Al Qaeda de Siria, Ahmed al Sharaa.

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Claudio Fantini

Claudio Fantini

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