El presidente Jair Bolsonaro y el ex presidente Luiz Inásio “Lula” Da Silva ya iniciaron su carrera rumbo a 2022. Lula, que se encuentra en gira europea para seducir mercados y atraer apoyos, es el favorito según las encuestas. Bolsonaro por el contrario llega aislado internacionalmente y circunscripto a su núcleo duro: altas chances incluso de que fracase el plan de lanzarse a la reelección por el Partido Liberal, con el que rompió en 2019.
Definición
Lula todavía no confirmó su candidatura. Lo hará “entre febrero y marzo de 2022”, según sus propias palabras. “No es el momento de priorizar las elecciones de 2022. Todavía estamos recuperándonos de una pandemia que segó la vida de más de 600.000 personas y dejó miles de huérfanos en Brasil”, sostuvo el líder del Partido de los Trabajadores (PT). Pero los sondeos publicados sitúan al ex presidente, proscripto hace cuatro años -según su propia teoría-, como el máximo favorito de cara a las elecciones presidenciales de octubre de 2022.
Sería la séptima vez que Lula compita por la presidencia a sus casi 76 años de edad, y la definitiva. Por eso está en la busca de posibles alianzas para los comicios. Aspira a “construir la unión de los sectores progresistas”, pero también le hace guiños a sectores de centro derecha.
“Soy defensor de la idea de que es normal que cada partido quiera tener su candidato, pero los sectores progresistas pueden unificarse en torno a la construcción de un programa que priorice la cuestión social”, apuntó antes de partir hacia Europa, donde se reunió con el premio Nobel de Economía 2001, Joseph Stiglitz (mentor del ministro de Economía, Martín Guzmán), y con ganador de las elecciones en Alemania, Olaf Scholz.
Rivales
En su gira europea, Lula Da Silva sostuvo que Jair Bolsonaro “está destruyendo años de conquistas y de inclusión social” en Brasil. Y calificó al ex presidente como “una mala copia de Donald Trump”. “Si ser una copia es malo, imaginen una mala copia”, enfatizó.
El líder del PT apuntó contra la decisión de Bolsonaro de abolir el plan Bolsa Família para crear un “mero programa electoral” con Ayuda Brasil. Y remarcó con Stiglitz la necesidad de superar el neoliberalismo con un mayor “impuesto a la renta”.
Bolsa Familia entregaba un promedio de 190 reales (us$ 35) por mes, y Ayuda Brasil lo aumentará a 228 reales (us$ 42), en la búsqueda de seducir a los sectores más pobres donde el voto se divida (el monto está por debajo del ingreso mensual necesario para estar sobre la línea de pobreza en Brasil). Pero Bolsonaro llega desgastado, y el ex juez Sérgio Moro, de 49 años, pretende convertirse en la alternativa.
El ex ministro de Justicia se presentó esta semana por el partido Podemos, con la promesa de reconciliar el polarizado Brasil, combatir la corrupción, erradicar la pobreza y defender la austeridad. Mor es el juez que condenó a Lula y se alió luego con Bolsonaro cuando este lo invitó a ser ministro. Pero el idilio con el exmilitar duró poco y renunció como otros en el gabinete. Ahora busca convertirse en el candidato de la tercera vía.
Encuesta
Según en sondeo reciente de la encuestadora Vox Populi, encargado por el Partido de los Trabajadores (PT), Lula obtendría el 44 por ciento de los votos, mientras que el actual presidente Jair Bolsonaro lograría un 21 por ciento; Ciro Gomes tendría el 4 por ciento; Sergio Moro el 3 por ciento; José Luiz Datena el 3 por ciento; João Doria un 1 por ciento; y Luiz Henrique Mandetta el 1 por ciento, y Rodrigo Pacheco un 0 por ciento.
La encuesta construyó un supuesto escenario sin Bolsonaro, en el cual Lula se mantiene como favorito, alcanzando un 45 por ciento del total de los votos emitidos, pero allí Moro crece hasta el 8 por ciento, Gomes marca un 6%, Datena el 4 por ciento, Doria con el 2%, Mandetta el 2% y Pacheco el 1%.
La pesquisa destaca que el 70 por ciento de los consultados están cansados de la corrupción (también presente en el gobierno de Jair Bolsonaro), y el 78% de los brasileños dicen estar insatisfechos con el país, y el 65 por ciento afirma que el país está tomando un rumbo equivocado. Un 67 por ciento considera que Brasil estaba mejor hace diez años, y las principal preocupación es lógicamente la recuperación económica.
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