¿Qué tiene este hombre que logra atraer a las mujeres más bellas, manejarlas a su antojo y, como sin querer, romperles el corazón?
En principio, la edad clave: 50 y pico. Un tiempo de la vida en que parecen acumularse sobre algunos varones la suma del poder, el dinero, la inteligencia y la potencia física.
En segundo lugar, la buena predisposición de algunas mujeres jóvenes, encandiladas por ese combo y con ganas de atrapar a un buen partido. La vida siempre es más fácil cuando adquirimos por proximidad bienes que en caso contrario requerirían de nosotros un gran esfuerzo (estudiar, trabajar, usar la cabeza).
“El secreto está en encontrar una persona que sepa estar sin ti, pero prefiera estar contigo”, escribió Luciana Salazar en su cuenta de Twitter pocos días después de la reconciliación con el economista. El problema de Redrado es que prefiere estar con todas. Puede, lo dejan y encima se pelean por sus favores. Mientras tanto, él juega a dos puntas, usa una relación como paracaídas de la otra y no apaga ninguna vela.
Su relato amoroso tiene dos versiones: hacia afuera declara una “linda amistad” (siempre desmiente cualquier relación seria). Hacia adentro, promete el cielo y la tierra. En el cruce de las dos narraciones se produce el escándalo. Ellas sufren, se sienten traicionadas y él disfruta con la confusión.
“Sos la envidia @martinredrado los vimos el jueves saliendo del Alvear. Qué diosa Luli y qué lindo Audi que tenés. Genio”, dice el tuit del admirador que descubrió la reconciliación. La chica, el Audi, el hotel de lujo. ¿Qué más puede pedir un ganador?
*Editora de Costumbres
En NOTICIAS de esta semana habla Amalia Granata: "Ahora quiero una persona normal".
por Adriana Lorusso
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