Desde que asumió este cuarto gobierno kirchnerista, fueron cosa de todos los días las peleas entre el ministro de Seguridad bonaerense, Sergio Berni, y la ex ministra de Seguridad de la Nación, Sabina Frederic. Y poco cambió con la asunción de Aníbal Fernández al frente de la cartera nacional.
La descoordinación en seguridad entre Buenos Aires y la Nación, es total. Donde debería haber una cooperación sin fronteras, hay mezquindad. Es un hecho que las fuerzas federales recorren (o deberían recorrer) las provincias. Y sin coordinación pueden darse conflictos jurisdiccionales y contingencias absolutamente inesperadas, como que fuerzas nacionales y provinciales investiguen el mismo delito en juzgados diferentes y no lo sepan, lo que implica movilizar recursos en forma ineficiente.
Es por eso que llama poderosamente el nivel de ineptitud y cinismo de los tres ministros mencionados anteriormente. En este momento, hay en la provincia de Buenos Aires un estallido de inseguridad, con niveles de violencia nunca vistos, al mismo tiempo que el sur de nuestro país se prende fuego a mano de grupos violentos coordinados, y financiados por organismos y partícipes ideológicos del gobierno. Mientras tanto, Berni y Aníbal juegan a ver quién es más guapo en Twitter.
Sobre Aníbal Fernández huelgan las palabras: todos conocemos los desmanejos de este personaje en su anterior paso por esta cartera. En relación a Sergio Berni, su discurso no tiene nada que ver con lo que ocurre en la práctica: en el territorio, lo que Berni dice frente a las cámaras, no ocurre en su inexistente gestión. Al menos en eso el gobierno nacional es coherente con su mirada abolicionista en materia de seguridad.
El gobierno nacional le quitó fondos a la Ciudad de Buenos Aires con la promesa de un mega plan para la provincia de Buenos Aires y nada de eso ocurrió. Los patrulleros que usan para propaganda son siempre los mismos, y los pasean de un municipio a otro para sacarse fotos: hasta tienen las mismas patentes.
Se prometieron paradas de colectivos inteligentes y ni siquiera tienen luz. Todo una cuestión marketinera para justificar la quita de fondos al distrito que conduce Horacio Rodríguez Larreta. En el fondo sólo hay una cuestión ideológica y política sobre un asunto que nada debería tener que ver con eso.
Creo finalmente que todo esto sólo puede ser un preanuncio de la salida del ministro Berni, si es que algo de coherencia y valor de palabra conserva. Sus declaraciones sobre que no se siente parte del Frente de Todos, su crítica constante a la gestión nacional de Seguridad, y las peleas con Máximo Kirchner, muestran un nivel de disonancia política.
En medio de esta parafernalia están los ciudadanos bonaerenses que sufren todos los días una epidemia de inseguridad. Basta recordar que los homicidios crecieron, entre 2019 y 2020, un 3,8%, mientras el gobierno nacional nos tenía a todos encerrados con su cuarentena salvaje.
En el medio aparece Victoria Tolosa Paz acusando a la oposición de un “golpe blando”, cuando el único golpe que recibieron es un resultado electoral sumamente adverso por parte de una ciudadanía que les dijo “BASTA”, y del que no tienen la menor idea cómo recuperarse.
Habría que recordarle a la candidata que el peronismo utilizó la desafortunada muerte de Santiago Maldonado para desestabilizar al gobierno de Mauricio Macri, y que fueron ellos quienes fogonearon el accionar de grupos armados que arrojaron toneladas de piedras al Congreso de la Nación en el marco del debate por la adecuación de la fórmula de ajuste de las jubilaciones.
Todo esto es más irónico aún, cuando fue la carta de Cristina Fernández de Kirchner (la última, dejo al lector la consideración de las anteriores) al presidente, luego de la derrota en las últimas PASO, y la renuncia de medio gabinete, el verdadero golpe. Un golpe puro y duro. Está claro que el Frente de Todos no es parte de la realidad, y está en Narnia.
Por Gerardo Milman.
Candidato a diputado nacional por la provincia de Buenos Aires y ex Secretario de Seguridad Interior del Ministerio de Seguridad.
por Gerardo Milman
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