A Cristina Kirchner le molesta mucho la parodia que hace Fátima Florez en el programa de Jorge Lanata. "No tolera verse imitada", deslizan desde Olivos funcionarios que suelen verla refunfuñar delante del televisor. El humor siempre fue un flanco débil del Kirchnerismo y el mismo Néstor, cada vez que podía, trataba de sacar del aire las imitaciones que hacían de él.
Cristina ya había sentido el sabor agridulce del humor político cuando Martín Bossi se disfrazó de ella para el reality show "Gran Cuñado" en Showmatch. Pero en aquel entonces no fue CFK quien padeció las ideas de Marcelo Tinelli, sino su marido. Néstor no supo capitalizar a su imitador y en cambio Francisco De Narváez, competidor directo del pingüino en las legislativas de ese año, sacó provecho y ganó las elecciones.
Hoy, dentro del Gobierno preocupa la alineación de dos factores: el éxito de "la Cristina de Lanata" y el histrionismo de la Presidenta en sus últimas apariciones públicas.
La teatralización y El Relato fueron los pilares del discurso cristinista, pero llama cada vez más la atención las reacciones y los dichos de la Presidenta. Puede ser visto como gracioso, descontracturado, poco ortodoxo o desencajado, pero está claro que Cristina compite hasta con su imitadora.
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