Hugo Moyano pasó los días siguientes al anuncio del paro encerrado en su casa. Una gripe fuerte con fiebre alta lo dejó de cama. El camionero apenas habló con sus compañeros sindicalistas hasta que se recompuso por completo. En los días de reposo maduró la decisión de ir por más y apoyó la decisión de su inesperado aliado, el gastronómico Luis Barrionuevo, de organizar un nuevo paro de 48 horas en el caso de que el primero, que se lleva a cabo hoy 10 de abril, no sea escuchado por la Casa Rosada.
Moyano dudaba en endurecer su postura y bancar al gastronómico que está dispuesto a todo. Su esposa, Liliana Esther Zulet, era quien más lo presionaba para que mantuviera la calma y se bajara de una escalada de fricciones contra el Gobierno. “A la mujer del 'Negro' no le gustan estas cosas. Ella está con los negocios y cree que estos quilombos los terminan afectando”, explicó un sindicalista y aliado de Moyano.
La decisión de bancar al gastronómico terminó de sellar la buena onda entre Moyano y Barrionuevo. Durante años estuvieron distanciados y fueron enemigos íntimos. Tenían diferencias políticas, ideológicas y hasta personales. Pero todo empezó a cambiar cuando Moyano dejó el kirchnerismo.
Ahora trabajan juntos para parar por completo el país y debilitar al kirchnerismo. En menos de un mes lograron el apoyo de gremios clave como la UTA y La Fraternidad (antes oficialistas) que serán los encargados de parar los colectivos y trenes, vitales para garantizar la efectividad de la medida. Pero la alianza estratégica entre los dos popes sindicales también tiene sus grietas. ¿Podrán aguantar juntos?
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por Nicolás Diana
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