Thursday 28 de March, 2024

POLíTICA | 03-10-2015 16:24

Gobierno vs. Perfil: la mentira tiene patas cortas

El rechazo a Jorge y Alberto Fontevecchia en la licitación de TV digital. Pruebas y plan K.

En los últimos días, los periodistas de NOTICIAS y de toda la editorial Perfil escuchamos las condolencias de colegas, políticos, empresarios, intelectuales. Todos supieron que, como frutilla del postre de la política de medio del Gobierno (manifestación sincera de su vocación por controlar la libertad de expresión), la AFSCA había rechazado las propuestas de los fundadores de Perfil para licitar dos canales de televisión digital abierta.

A todos los mensajes de solidaridad e indignación, les respondimos lo mismo. Agradecemos lo primero, pero en cuanto a lo segundo nos cuesta a esta altura compartir el mismo nivel de indignación que la mayoría. Probablemente, porque desde el primer día nunca esperamos otra cosa del kirchnerismo.

Fueron doce años de aprietes, discriminación, silenciamiento. Más o menos parecidos a los que sufrimos durante la década menemista. Tal vez similares (ojalá que no, quizá hayamos aprendido algo) a los que volveremos a sufrir con la próxima administración.

LA HISTORIA ES ESTA: una editorial con casi 40 años produciendo contenidos periodísticos cree tener los antecedentes, los talentos y el derecho para incursionar en medios audiovisuales. Los fundadores de esa editorial, Alberto y Jorge Fontevecchia, decidieron entonces presentarse para la adjudicación de dos frecuencias, una para hacer Perfil TV y otra para Caras Tevé.

En ambos casos debieron competir con emprendedores de fuste, aunque no necesariamente en el terreno del periodismo.

Para la primera frecuencia (la 27.2), Alberto Fontevecchia se enfrentó a Sergio Szpolski, el mayor recaudador de publicidad oficial de que se tenga memoria.

Para la segunda (la 36.2), Jorge Fontevecchia compitió con el mismo Szpolski y con PPT, la sociedad creada por Diego Gvirtz (inventor de “678”) y ahora propiedad de Cristóbal López, el empresario experto en negocios con el juego y el Estado.

Oficialmente, Martín Sabbatella rechazó las propuestas de Szpolski y de López porque “adolecen de cuestiones insalvables de admisibilidad”. El dueño de Tiempo Argentino llegó a presentar como respaldo patrimonial un crédito que había pedido a un banco, un crédito no otorgado.

Lo cierto es que no estaba en los planes de nadie que algún medio independiente se presentara en una serie de licitaciones dispuesta para los socios del Gobierno. Perfil aguó la fiesta.

Y ese fue el motivo de fondo por el cual esta editorial decidió comprar los pliegos y presentar ofertas. Sentíamos la responsabilidad institucional de que un medio ajeno al poder de turno y a negocios que no tengan que ver con el periodismo y los medios de comunicación debía presentarse a una licitación que parecía diseñada de entrada para beneficiar a una mayoría de gente amiga.

Y, en todo caso, queríamos dejar sentados nuestros derechos y que la censura quedara explícita.

MÁS PROBLEMAS. Los otros dos oferentes que compitieron contra los fundadores de Perfil tenían un problema adicional y también insalvable.

López se había presentado en dos licitaciones, cuando sólo podía hacerlo en una, por lo que en todo caso debía optar. Si se le hubiera dado el derecho a elegir (algo que no estaba contemplado en los pliegos) habría optado por el concurso en el que no competía con Alberto Fontevecchia, por ser de calidad full HD.

Lo mismo le pasaba a Szpolski: compitió en las mismas dos licitaciones que los Fontevecchia, cuando sólo lo podía hacer en una. Él también, si hubiera podido, habría debido elegir una.

Fuentes de la línea técnica de la AFSCA afirman que sus jefes políticos les pidieron la firma para otorgar las frecuencias a López y a Szpolski, y que no consiguieron a nadie que se atreviera a dejar sus huellas allí.

Lo que vino a continuación fue justificar el rechazo a los fundadores de Perfil. La AFSCA recurrió a un solo argumento, inventado pero argumento al fin: ninguno de los dos oferentes declaró sus pasivos, por lo que no podía determinarse su real capacidad patrimonial.

Pero tanto Alberto como Jorge Fontevecchia sí presentaron sus pasivos, en declaraciones juradas auditadas por Deloitte, una de las tres mayores compañías de contadores mundiales. Por ende, Sabbatella sabía perfectamente cuál era su capacidad patrimonial. En el caso de Alberto, su pasivo representa el 4,79% de su patrimonio. En el caso de Jorge, apenas el 1,22%. Ambos demostraron en sus ofertas que poseían respaldo económico necesario y el mayor entre todos los oferentes.

SILENCIO. El titular de la AFSCA no respondió los llamados de NOTICIAS. Se le querían hacer algunas preguntas, como a quién se le ocurrió el invento del pasivo o si la orden de declarar desierta la licitación había provenido directamente de la Presidenta. También hubiéramos querido saber si a Martín Sabbatella se le pasa por la cabeza que algún juez podría convalidar lo hecho o si no teme que algún otro juez un día le vaya a pedir explicaciones por lo actuado.

Hasta el pasado jueves, en los pasillos del organismo se aseguraba que en los próximos días el Gobierno volvería a convocar a una nueva licitación para estas frecuencias. Incluso, que correrían para otorgar las licencias antes del 10 de diciembre (una carrera que parece imposible, pero nunca se sabe). Los beneficiados, claro, serían López y Szpolski, que habrían tenido el tiempo suficiente para intentar corregir los errores de sus primeras presentaciones.

¿Será por eso que ni uno ni otro emitió la menor queja porque sus propuestas fueron rechazadas?

Por nuestra parte, nunca creímos que Cristina Kirchner iba a permitir que Perfil comenzara a formar parte del universo audiovisual de la Argentina. Sabemos que, si por Cristina fuera, sería mejor que esta editorial nunca hubiera existido, ni tampoco medios críticos ni periodistas que piensen distinto.

Lastima por ella: un día va a prender la radio o el televisor y va a descubrir que sus peores pesadillas se hicieron realidad.

*Director Periodístico de Editorial Perfil.

por Gustavo González

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