Tienen el mismo apellido, aunque ningún parentesco. Ambos creen que la seguridad es el problema más importante a resolver. Uno hizo de eso su eslogan electoral y luego, hechos mediante, lo convirtió en el nuevo relato oficial, y el otro le dedicó su vida entera. Vidal pasaba casi todo el año en Colombia, y la otra Vidal hizo de Buenos Aires el centro de su vida, pero el dilema era el mismo: resolver y ganar la lucha contra el narcotráfico y la delincuencia. Casi como una ironía, el destino juntó a María Eugenia y a Jorge Luis, y ahora no sólo comparten el apellido que heredaron de sus padres sino que del último depende, en gran medida, el futuro de la primera. Este ex policía bonaerense, experto internacional que viene de asesorar a la alcaldía de Medellín, es el nuevo encargado del cuidado de la gobernadora.
En uno de los momentos más complicados de la gestión del PRO en la provincia, y luego de que Vidal haya descabezado la cúpula del Servicio Penitenciario bonaerense –la acción más fuerte en seguridad de todo su mandato–, el especialista aparece como un hombre clave dentro del círculo chico de la gobernadora. “Coordina su custodia, supervisa la actuación de las fuerzas intervinientes y arma el esquema de su protección”, dicen los voceros de la mujer fuerte del oficialismo. Y no sólo se reforzaron por ese lado: además terminaron las refacciones de la casa en la Base Aérea de Morón, que costaron más de 600.000 pesos, y que incluyeron un cuarto nuevo para sus hijos.
Historia. Ya habían dado algunos pequeños indicios. A fines de julio, Vidal había dicho que “estaban en tratativas” para que vengan policías de Medellín a entrenar a agentes de la Bonaerense. Dos meses antes, el ministro de Seguridad de la provincia, Cristian Ritondo, había auspiciado una serie de charlas y había tenido como uno de los invitados estrella al protagonista de esta historia. De hecho, fue en el marco de esas conferencias donde se reunió con el intendente de Quilmes, Martiniano Molina, para aconsejarlo en el tema que maneja. Finalmente, la importante incorporación se terminó de sellar en la última semana de octubre, cuando Ritondo viajó a Colombia para “intercambiar experiencias de seguridad” con la intendencia a la que Jorge Vidal estaba ayudando.
“Cuando se bajaron del avión, el jefe de la policía de Colombia se acercó y abrazó con mucha confianza a Jorge”, cuenta alguien que compartió ese viaje. Es que el nuevo hombre de la gobernadora, que fue policía bonaerense durante 20 años y se capacitó en España y Estados Unidos, es casi una eminencia dentro del círculo especializado de ese país. “Tenía una relación muy estrecha con el doctor Luis Suárez Vélez, el vicealcalde de Gobernabilidad, y con Ricardo Salgado, el ex gerente de la Empresa de Seguridad Urbana (ESU, la firma semipública que se encarga de imponer el orden en Medellín)”, le dice a NOTICIAS el secretario de Seguridad de esa gestión, el coronel Sergio Vargas. Vidal era del entorno de máxima confianza de Salgado y se desempeñaba para la ESU, no directamente para el gobierno de la segunda ciudad más grande de la nación tropical. “Él trabajaba, sobre todo, para buscar a ciudadanos argentinos que vivían en Colombia y estaban involucrados en el narcotráfico, o colombianos que estaban en Argentina y sospechados de la misma actividad, con la idea de desmantelarlos”, cuenta Vargas, dando la sensación de que la cooperación entre los dos Vidales viene de bastante antes. “Es una persona que sabe mucho de seguridad, que aportó muchos datos, que tiene mucha experiencia y habla con fluidez y conocimiento”, asegura el coronel. Además, en ese país trabajó con a la Dirección Nacional Antinarcóticos de Colombia.
Como publicó el portal Infobae, el ex policía era un conocido de Ritondo, aunque no es un íntimo amigo ni fue él quien lo recomendó para su nuevo puesto. Según el círculo de la gobernadora hubo un intermediario de mucha confianza de los dos Vidales, del que no quieren revelar el nombre pero que no sería del Gobierno, que los acercó y que posibilitó la incorporación. Ahora Jorge supervisará el desempeño del nuevo jefe de custodia de la gobernadora, el comisario de la Bonaerense Leonardo Papavero, quien también había sido guardaespaldas de Felipe Solá durante su gestión y que se sumó a fines de octubre a su nuevo trabajo. En el grupo de la protección personal, además, sobreviven tres agentes de la Metropolitana, de máxima confianza de la gobernadora, que la vigilan desde que era vicejefa de la Capital y a los que les pidieron especialmente que se queden en su puesto por las amenazas que sufrió ella desde que asumió.
No será el único desafío del nuevo encargado de la seguridad de Vidal: también deberá lidiar con el cuestionado Pablo Bressi, el jefe de la Policía Bonaerense con el que se cruzó en las charlas que Ritondo organizó en mayo, y que fue tapa de NOTICIAS por su participación en las cajas negras de esa fuerza y por denuncias de violencia de género por parte por dos ex parejas.
Home sweet home. Luego de más de siete meses de trabajo, las refacciones que Vidal hizo en su nueva casa en Morón terminaron. “Le agregaron un cuarto para los hijos, que antes no entraban. Ahora tiene cuatro habitaciones, pero es una casa muy común. Cuando llegamos no era habitable, estaba muy mal”, cuentan desde el círculo de la gobernadora, y aclaran que los 660.000 pesos estuvieron bien invertidos porque esa residencia, a la que en total se le sumaron 44 metros, quedará para el Estado en el futuro. Con casa nueva, además ahora Vidal tiene quien la cuide: Vidal.
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