Friday 29 de March, 2024

POLíTICA | 19-06-2018 16:12

El eslabón perdido del lavado K: Quién es Martínez Rojas

NOTICIAS entrevistó al enigmático comprador de los medios de Szpolski cuando todavía era un misterio. Matones, sospechas de testaferro y el rol de testigo protegido.

Ni bien comenzó el gobierno de Mauricio Macri, los medios de comunicación vinculados al kirchnerismo sintieron el cimbronazo. Entre ellos, el Grupo 23, el multimedios de Sergio Szpolski que concentró el mayor número de medios afines al gobierno de Cristina Fernández de Kirchner. Ya

En ese contexto apareció una figura totalmente desconocida tanto para el público como para los empresarios: Mariano Martínez Rojas, un hombre que por entonces contaba con 37 años y que se presentaba como lobbysta, en un país en el que el lobby no está legislado, y que mostraba un estilo de vida adinerada, renegaba de sus causas judiciales y criticaba al kirchnerismo.

Hoy detenido, Martínez Rojas fue llevado a declarar ante el juez federal Gustavo Meirovich. Cuatro horas de declaración bastaron para que el juez dicte el secreto de sumario y acepte el ingreso de manera provisoria de Martínez Rojas dentro del Programa de Protección de Testigos.

Cuando ocurrió aquel primer encuentro con la prensa, el empresario concertó la cita en el Palacio Duhau, en lugar de sus oficinas del Palacio Alcorta. Una recurrencia palaciega que completa su evidente apego a los símbolos de high society, como los autos de alta gama y la referencia reiterada a amigos «extranjeros» poderosos e «inversores norteamericanos» de los que se guardó la identidad. Allí, en medio de una recepción desproporcionada al público esperado –el fotógrafo y yo– apareció su agente de prensa, hablando de lo importante, honesto y aventurero que es su flamante cliente. Quince minutos después de “ablande”, aparece Martínez Rojas y comenzó una entrevista cuya particularidad quedó demostrada del minuto cero: su agente de prensa prendió su propio grabador.

«Yo compré, te lo digo en criollo, algo barato que lo puedo arreglar, pintar y que funcione», sostuvo Martínez Rojas en aquel único encuentro y agregó que sólo «es un negocio, no es otra cosa, es un negocio con un problema». El negocio en cuestión era un paquete gigante: los diarios Tiempo Argentino, El Argentino (gratuito), Buenos Aires Herald, las revistas Veintitrés, Forbes, Golf Digest, Cielos Argentinos (la que distribuían en los vuelos de Aerolíneas Argentinas), los portales Infocitas, Geekye, DoctorVid, OidMortales, Gourmet, 7 Días, AhGuapas, Infonews.com, las radios  América, Vorterix, Rock and Pop y Splendid, y los canales de televisión CN23 y Vivra.

En aquel entonces, Martínez Rojas sostenía que no había comprado todo el combo: «Compré Tiempo Argentino, Radio América y la revista Forbes, que era de ellos, pero perdieron la licencia hace ocho meses. Por el resto estamos negociando». Por esa pequeña porción, el empresario había pagado la módica suma 2.3 millones de dólares. Sí, más de dos palos verdes por un medio improductivo, pautadependiente, deficitario e inviable.

Ante la pregunta de si era el testaferro de Szpolski, Martínes Rojas fue contundente: «Esperen dos meses y sabrán quién es quién».

No fueron dos, pero tres meses después de aquel encuentro en el que Martínez Rojas negaba ser el testaferro de Sergio Szpolski –y no pudo explicar de dónde sacaba el dinero para comprar tamaño emprendimiento–, el enigmático hombre proveniente de Corrientes intentaba desprenderse de los medios vendiéndoselos a Indalo Media, la empresa del hoy también detenido empresario Cristóbal López. Aquel martes 15 de marzo, desde el restaurante Dashi de Figueroa Alcorta, Martínez Rojas le comunicó a los directivos de Tiempo Argentino que, si bien no está en condiciones de pagar los salarios adeudados, podría prometerles la reubicación del 50% del staff en la futura gestión, más un plan de retiros voluntarios pagaderos en cuotas para la otra mitad de la plantilla, que debería comprometerse a dejar sus puestos de trabajo como requisito para que Martínez Rojas pueda concretar la reventa del diario. Toda esta situación fue calificada por el empresario como «un rumor».

Una semana después brindaba la segunda entrevistra a NOTICIAS, esta vez sin fotógrafo ni nada por el estilo. Totalmente ofuscado, Martínez Rojas aseguró ser estafado. Según su exposición, él no había visto lo que todo el mundo sospechaba: «Esta empresa es un vacío que no tiene fondo».

Martínez Rojas: Se ocultó la mitad de la información, no me entregaron los libros ni la factura. La documentación que me entregaron está adulterada. El señor Szpolski, en vez de depositar las retenciones se las metió en su bolsillo. Lo mismo pasó con las cargas sociales. Es todo trucho.

Noticias: ¿A qué se refiere con que Sergio Szpolski es el “real titular” de la empresa?

Martínez Rojas: El titular es él a través de testaferros, que son los que trajo para que yo firme cuando compré y son los que figuran en las sociedades. A medida que conozco el panorama, veo que Sergio es el armador de todo. Esas personas no tienen ni para comprar una birome Bic.

Noticias: ¿Habló en algún momento con Matías Garfunkel?

Martínez Rojas: Hablé con el abogado de Matías y fue el que me abrió un poquito más los ojos. Me contó todo esto. Cómo se movían, cómo armaban. Me contó desde cómo hacían los pagos de AFIP hasta las retenciones. Todo tapado por el gobierno anterior.

Sin embargo, en aquel momento Martínez Rojas dejó entrever que la situación podía derivar en lo que terminó pasando, con su posterior salida del país para refugiarse en los Estados Unidos.

Noticias: ¿Quién es el que cubrió a Szpolski para que llegara hasta acá?

Martínez Rojas: Eso lo voy a reservar por un tema de seguridad. Ya tengo bastantes amenazas diarias por todo esto. Cuando empezaron a salir los muertos del cajón y empecé a plantearle estas cosas, aparecieron las amenazas. Mi relación con él comenzó a cambiar de tono. Hice todas las denuncias correspondientes, tengo custodia las 24 horas. Es una situación cruda. Desde la semana pasada a hoy me amenazaron pidiendo que no filtrara esto.

Vuelta a enero. Cuando se presentó en sociedad en el Duhau, se le preguntó sobre sus servicios inmobiliarios –esos que le dejaron un tendal de denuncias penales en Corrientes– es tajante: «Gestión, en forma personal, acá y afuera, de compra y venta para terceros, con comisión. Tengo muchos amigos. Lo que me pidas, si lo puedo tener, lo tengo, y si no, te lo consigo. Siempre fui así. Soy muy comerciante. Si vengo en un auto y me decís ‘me gusta tu auto’, yo te digo ‘te lo vendo, tomá las llaves’. Soy así, pero con todo. Si vos me decís ‘che, estoy interesado en un edificio, en una propiedad, estoy buscando algo en Nueva York, en Miami’ te digo ‘pará que yo tengo un amigo, le escribo, dejame ver qué puedo conseguirte’».

Noticias: Usted dice que representa a un grupo de intereses norteamericanos ¿Quiénes son?

Martínez: Amigos míos que aportan, amigos que fui conociendo a lo largo del último año y medio, te diría, más que en los últimos años.

Increíblemente para los tiempos de crisis de medios que corren –y que ya corrían en 2015– Martínez Rojas afirmó que quería crear «el segundo grupo más fuerte de medios de Argentina». Luego pidió que se pusiera por escrito que «no le tiene miedo a nada» y que «espaldas le sobran».

Noticias: ¿Por qué comprar medios ahora?

Martínez: Como negocio es muy rentable…

Noticias: Tiempo Argentino es deficitario y el Estado le debe mucha pauta.

El problema era un rojo bordó en las cuentas y salarios que no se abonaban desde diciembre. «Pongo parte de mi patrimonio. Generé algo que en Buenos Aires, en el sector financiero, es vox populi, y el resto viene de afuera. Al margen de eso, yo compré un agujero sin fondos. No es que puse plata: la plata la voy a ir poniendo a partir de ahora. No es como dicen. Compré algo que vale equis dinero. Pero en realidad pagué una deuda de equis dinero y no la pagué tampoco: estoy arreglándola y solucionándola con todos».

La gambeta fue apareció nuevamente cuando se le preguntó por qué el sistema de calificación crediticio afirmaba que la situación de su esposa y su hermano –socios de Martínez Rojas en otros emprendimientos– es de «alto riesgo de insolvencia» y la propia es «moderada»: «La realidad es que vine y me hice cargo de algo de lo que nadie quiere hacerse cargo. Hay gente que lleva tres meses sin cobrar. Pero eso no lo muestran. No muestran que fue Mariano el que, primero que nadie, se sentó a hablar».

El problema, para los trabajadores de Tiempo Argentino, es que hasta ese momento sólo se sentó a hablar.

Efectivamente, Martínez Rojas sigue con causas judiciales vigentes en Corrientes. En el juzgado de instrucción Nº 4, a cargo del Dr. Leandro Andrés Maciel, consta una causa iniciada por el artista plástico y arquitecto Hugo Sotelo. El expediente 103141/13 lo investiga por estafa en la compra de un auto de alta gama que nunca se abonó y tiene anexada la denuncia de Pedro Kaenel, por las mismas razones, por lo cual ambas causas se resolverán en conjunto.

Otro de los puntos en común en ambas causas es que los cheques sin fondos emitidos pertenecían a Grupo Norte SRL, razón por la cual también están imputadas en ambas causas la madre de Martínez Rojas y su esposa, María Inés Mozzati. En un principio, también se había imputado al hermano, Fernando, quien es el vicepresidente de la sociedad, pero una junta médica determinó que no puede ser juzgado debido a su incapacidad mental. Sotelo y Kaenel no serían los únicos en haber sido estafados, sin embargo, sí fueron los únicos en avanzar en causas judiciales. En Corrientes señalan que otros damnificados llegaron a arreglos extrajudiciales con Martínez Rojas.

Además de la causa por el automóvil, Sotelo también denunció al empresario por la desaparición de una de sus obras. En 2013 la Fiscalía Nº 10 de Comodoro Py abrió el expediente Nº10314 para investigar la sustracción de una obra de arte. Tras un juicio abreviado, Martínez Rojas se declaró culpable de la apropiación y secuestro de una pintura valuada en casi 50.000 dólares. Por esto fue condenado a tres años de tareas comunitarias.

Pronóstico errado. Cuando se le preguntó por los trabajadores de Tiempo Argentino, Martínez Rojas dijo que hizo «todo al revés de lo que hace un empresario normal», ya que se hizo presente en la redacción el mismo día que firmó el traspaso, a pesar de reconocer que realizó «un acuerdo por el que, supuestamente, tenía que entrar en 90 días al diario y hacerme cargo». ¿Por qué lo hizo? Según él, porque no es «alguien que se esconde» y porque «en tres meses ya es tarde».

Podía fallar. En julio de 2016 todo cambió. Para peor. Una patota formada por veinte hombres con armas blancas ingresó por la fuerza en la redacción de Tiempo Argentino, redujo a la seguridad, desalojó al personal a fuerza de prepotencia y amenazas, y destrozó las herramientas de trabajo. El edificio del barrio porteño de Colegiales se encuentra ocupado desde hacía meses por sus trabajadores, quienes decidieron formar una cooperativa para administrar el periódico.

El 24 de agosto de 2017, el juez Gustavo Meirovich ordenó la detención de Mariano Martinez Rojas en una causa en la que está acusado del presunto lavado de 300 millones de dólares. El magistrado también pidió su captura nacional e internacional. Una semana después, el 31 de agosto, llegó un segundo requerimiento. El juez criminal y correccional Gabriel Nardiello pidió su captura por una causa en la que Martínez Rojas está investigado por la falsificación de la firma de un contador público en beneficio de una de sus empresas.

Sin embargo, el empresario correntino no se inmutó. El mismo día en que se enteró de la decisión de Nardiello decidió convertir su cuenta de Instagram en una herramienta para desafiar a la Justicia: borró todas las imágenes viejas y comenzó a publicar fotografías de sus autos de lujo y de los aviones que usa. Al pie de varias imágenes, una frase sugestiva: “Catch me if you can” (atrápame si puedes). La secuencia de imágenes llega hasta estos días.

Martínez Rojas habló desde Estados Unidos en una entrevista con el canal TN, donde afirmó que antes de adquirir los medios K, había participado de una de las principales redes para fugar millones de dólares de la Argentina. En las entrevistas, el correntino mencionó como partícipe de las maniobras ilegales ni más ni menos que a Cristina Fernández. También incluyó a ex funcionarios de la talla de Ricardo Echegaray, Guillermo Moreno y su esposa, la escribana Marta Cascales, a Gildo Insfrán; y al cuñado de Julio De Vido. Según dijo entonces, no volvía a la Argentina porque corre riesgo su vida.

Pero las causas se multiplicaron. Para octubre de 2017 avanzaron dos causas por extorsión y amenazas. En una, el damnificado es Clemente Zavaleta, el marido de una de las trillizas de oro, María Emilia. Mariano Cúneo Libarona, abogado del denunciante, afirmó que la relación entre los empresarios empezó con la compra de un caballo, pero luego Martínez Rojas «lo extorsionó para sacarle dinero y le mandó matones». Incluso, la familia sospecha que el correntino podría haber estado detrás del robo que sufrieron tiempo después.

En la segunda causa, los dueños de la joyería Homero de Patio Bullrich aseguran que Martínez Rojas les compró un exótico Rolex Daytona de oro rosa y que la segunda vez que el empresario se acercó al negocio, engañó a un empleado con cheques falsos. Desde ese día, dicen, empezó a amenazarlos y extorsionarlos.

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