La nueva derecha es un fenómeno que recorre el mundo y que agarró por sorpresa a toda Argentina el año pasado. En verdad, no a todos. Ariel Goldstein es doctor en Ciencias Sociales de la UBA y ya desde el 2019 viene investigando a este espacio. En aquel año publicó el libro “Bolsonaro”, al siguiente “Poder Evangélico” y en el 2022 llegó “la reconquista autoritaria”, un texto en el que analizaba como esta corriente crecía en todo el continente. Tenía, ya en aquel momento, un capítulo donde analizaba el fenómeno de Javier Milei, en un momento donde la mayoría de analistas en argentinas se tomaba al libertario casi como un chiste. Ahora acaba de publicar “La cuarta ola, líderes, fanáticos y oportunistas en la nueva era de la extrema derecha”, que igual que todos los anteriores son de editorial Marea. El libro se presentará el jueves 28 de noviembre en el Fondo de Cultura Económica (Costa Rica 4568) a las 18:00.
Noticias: Llamás a estos movimientos “extrema derecha”. ¿Por qué? ¿Cuál es la diferencia con la derecha “clásica”? ¿Por qué funcionan?
Ariel Goldstein: La extrema derecha actual, a diferencia de la derecha clásica, no solo defiende el orden o la tradición, sino que busca transformar el sistema democrático en un terreno de confrontación ideológica y cultural. Esta ‘cuarta ola’ se caracteriza por un enfoque global en sus comunicaciones, las ‘guerras culturales’, y una reivindicación abierta de alianzas internacionales. Su éxito se basa en su habilidad para movilizar a personas descontentas mediante discursos de confrontación y desconfianza hacia las instituciones, aprovechando la inmediatez de las redes sociales para simplificar problemas complejos en consignas que resuenan fácilmente.
La reivindicación de la participación internacional de la extrema derecha difiere de otras eras, donde por ejemplo en la Guerra Fría se colaboraba, pero de forma clandestina, en la represión y aniquilamiento de opositores. Ahora se hace a puertas abiertas, y se retoman algunas banderas de ese período, como el macartismo anticomunista, en un contexto de pos verdad y luego de la caída de la URSS, cuando el “comunismo” ya no parece representar la amenaza que era para Estados Unidos en el siglo XX. En todo caso, aparece la competencia tecnológica con China por el dominio y el desarrollo capitalista.
Noticias: ¿En ese sentido, hasta donde estos movimientos pueden pasar del autoritarismo al totalitarismo? ¿Son fascistas? ¿Qué ves de todo esto cuando ves a Milei?
Ariel Goldstein: Lo denomino como “posfascismo”, según la definición de Enzo Traverso. Toman coordenadas de movimientos fascistas clásicos, pero en un contexto muy distinto. Las guerras culturales y la búsqueda de destrucción psicológica y simbólica del “enemigo” desempeñan ahora un papel fundamental. Pero no es sólo el neoconservadurismo de la era Bush, Thatcher o Reagan. El trumpismo o MAGA, por el ejemplo, es un movimiento conservador de masas que utiliza la violencia simbólica y física para alcanzar sus fines, como vimos en el asalto al Capitolio de 2021. El tema del líder, la movilización y la organización política desempeñan así un papel fundamental.
Noticias: ¿En el libro hablas bastante de la relación entre religión y el mesianismo con estos movimientos. En ese sentido, Milei parecería que llevó esto a otra dimensión. ¿Qué lugar ocupa para el argentino el mesianismo y su “misión” divina?
Ariel Goldstein: El mesianismo en estos movimientos de extrema derecha crea una narrativa de ‘líder predestinado’ que legitima su poder como una misión casi divina. En Argentina, Milei ha utilizado frases como ‘fuerzas del cielo’ para crear una imagen de un elegido que viene a salvar al país, lo cual resuena en una cultura que históricamente ha mostrado fascinación por figuras mesiánicas. Este componente religioso no solo fortalece su base de seguidores, sino que lo blinda de críticas, ya que cualquier ataque a su figura es visto como un ataque al ‘destino de la nación’.
Noticias: ¿Cuál es la relación que une a esta visión teológica del presente con decisiones como el ataque a la universidad pública o al Conicet?
Ariel Goldstein: Estos ataques quieren destruir el pensamiento crítico porque es un obstáculo para el proyecto embrutecedor y disciplinador de mercado que quieren construir. Quieren un país enteramente subordinado a los designios del capital concentrado, donde los grandes grupos de las economías de plataformas tengan garantizada la explotación máxima de los trabajadores y su sometimiento al poder del dinero y los algoritmos. De ahí también el vínculo con Elon Musk.
Noticias: ¿A qué llama “libertad” la nueva derecha? ¿Qué lugar ocupa este concepto en su construcción política? ¿Y la idea de “la batalla cultural”?
Ariel Goldstein: La idea de libertad es profundamente contradictoria, pues está totalmente desanclada del respeto, la tolerancia y la diversidad que son constitutivos de una sociedad democrática. Por un lado, dicen “la libertad es el derecho irrestricto al proyecto de vida del prójimo”, pero actúan todo lo contrario. La síntesis entre declaraciones y acciones es profundamente contradictoria y precaria desde lo argumental y racional. Ha sido así en distintos procesos de fascistización, donde lo importante no es la racionalidad, sino la acción.
Noticias: ¿Es Milei, como se presenta, el máximo líder de la libertad mundial? ¿Qué lugar ocupa dentro de este grupo?
Ariel Goldstein: Sus vínculos con Vox los ha construido de forma paciente y efectiva. Vox le dio, como ha dicho Milei, un lugar a nivel internacional y contactos, cuando era un político marginal en Argentina. También, su acercamiento a Trump puede representarle una ventaja, pues con el triunfo republicano se ve reivindicado en sus apuestas políticas y puede mantener vínculos preferenciales con el presidente electo de EE UU.
Noticias: ¿Llegó para quedarse la nueva derecha? ¿Cuál es la alternativa?
Ariel Goldstein: Sí, aún cuando empiecen a perder elecciones, su enfoque de los temas públicos y la violencia simbólica que han instalado permanecerán muchos años.
El progresismo y la izquierda, y aquellos centristas o derechistas moderados que rechazan el ataque antidemocrático y anti institucional que representan estos proyectos, deben construir amplios frentes políticos. En el gobierno, deben ejecutarse decisiones transformadoras que modifiquen las condiciones de vida de la gente, lo cual es muy difícil de hacer en esta etapa del capitalismo, pero la alternativa a esto es la desesperanza que es el gran río donde pesca la extrema derecha.
Es necesario fortalecer espacios de educación crítica, impulsar políticas inclusivas y crear plataformas de comunicación que contrarresten la violencia simbólica y el discurso de odio, devolviendo a la ciudadanía una voz que pueda resistir esta ola autoritaria. También, la organización a nivel internacional de fuerzas progresistas, constituye la única vía para frenar el impulso de internacionalización de la extrema derecha.
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