Instalada en su nuevo PH en la Ciudad de Buenos Aires, María Eugenia Vidal pasa la cuarentena entre videoconferencias con legisladores de Juntos por el Cambio y mandados por Barrio Norte, pero todavía no logra fabricar su propio tapabocas.
La propia Vidal mostró los problemas que tiene para que el protector facial contra el coronavirus le quede parecido a los que se ven en tutoriales de Internet o a los que arman otros dirigentes políticos para compartir en sus redes. Sin vergüenza por el desprolijo resultado, la ex gobernadora publicó una foto en Instagram y contó su situación: "Seguimos trabajando en un mejor modelo de tapaboca. Por ahora, se usa este para hacer las compras. Lo más importante es cuidarnos entre todos".
El silencio público de Vidal no tiene que ver con el tapabocas. Desde que terminó su mandato en la provincia de Buenos Aires, derrotada por Axel Kicillof, evitó las declaraciones públicas y se dedicó a viajar por el mundo con sus hijos y su pareja, el periodista Enrique "Quique" Sacco.
Pero en las últimas semanas, quedó demostrado que por lo bajo sigue de cerca la actividad de los legisladores de su espacio en la provincia de Buenos Aires y también la administración de la cuarentena implementada por el Gobierno nacional. La última muestra de esa actividad fue su participación en un Zoom con diputados nacionales de Juntos por el Cambio, donde opinó que el Congreso debe volver a funcionar y pidió ideas para enfrentar la situación económica.
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