Wednesday 4 de September, 2024

POLíTICA | 17-07-2024 06:27

Luis Caputo y la trastienda de un rockstar devaluado

El ministro de Economía atraviesa sus peores días. Mercado desconfiado y variables malas. Coletazos de la llegada de Sturzenegger. Su nuevo perfil combativo y místico.

Luis Caputo no iba a ser ministro de Economía. Nunca estuvo en los planes. Hasta el fin de noviembre del 2023, a menos de quince días de asumir el nuevo Gobierno, los candidatos en danza eran otros, una lista muy chica en la que se destacaban los nombres de los economistas Emilio Ocampo y Carlos Rodríguez. La liturgia de cómo se cayeron esas designaciones, entre choques personales y la supeditación del plan de dolarización a la llegada masiva de reservas desde el exterior, es larga. El nombre de “Toto”, que venía trabajando en los equipos técnicos de campaña que comandaba Nicolás Posse, apareció en un momento de incertidumbre extrema, sobre el filo de la asunción. Y se sabe que la necesidad tiene cara de hereje.

Pero Caputo tiene una explicación alternativa sobre su sorpresiva llegada al cargo. En una conferencia con empresarios en el Instituto Argentino de Ejecutivos de Finanzas (IAEF) a fines de mayo lo explicó de una manera que el público presente asumió como una humorada. “Fueron las fuerzas del cielo, actuaron sobre mi mujer y la convencieron”, dijo el ministro, lo que ocasionó risas y también aplausos.

Los que festejaron la frase no tenían por qué saber que el ministro de Economía estaba siendo absolutamente literal. Caputo se resistía a asumir un nuevo desafío público, producto del trauma que le había dejado su paso por el macrismo, entre escraches que sufrieron él y su familia y los brotes de crisis nerviosas que lo tuvieron a maltraer.

La tapa de NOTICIAS

Pero en una cena íntima en el Hotel Libertador a la que asistió con su esposa cambió los planes. El entonces presidente electo Javier Milei y su hermana, tarotista y futura secretaria general, le dieron la razón por la cual se convertiría en ministro. “El Uno me dijo que sos parte de la misión”, le reveló el libertario, frase que ha usado en decena de ocasiones cuando quiere empujar a alguien a que se suba a su barco.

Las fuerzas del cielo convencieron al matrimonio Caputo. Y según dicen algunos que conocieron al actual funcionario en otro momento de su vida, hasta lo transformaron: esta versión de “Toto”, reconvertido en tuitero furioso con raptos de insultos en público y adulador fanático de Milei, es novedosa.

Javier Milei y Luis Caputo

Siete meses después parecería que esa mano sobrenatural que guía al mandatario y a su círculo íntimo no alcanza para convencer a las otras fuerzas que terminan incidiendo en la suerte de todos los gobiernos: las del mercado y la economía. Caputo llega a la que llamó fase II del programa en plena turbulencia con el dólar y la brecha cambiaria, con una fenomenal crisis recesiva que parecería no haber tocado aún su piso, con el fantasma de la salida del cepo pesando sobre su espalda, sin un desembolso del FMI a la vista y, como si fuera poco, con el desembarco en el Gabinete de su viejo rival, Federico Sturzenegger. Esta vez sí va a necesitar algo más que una señal del “Uno”, por más que Milei, que ya ha eyectado a amigos del Gobierno, jure que nadie le va a “tocar el culo” al ministro que califica como un “rockstar”.

Frentes

Aunque el problema en la economía argentina excede por mucho a su figura, se podría sostener que los dramas que enfrenta Caputo se pueden sintetizar en la figura de Sturzenegger. No sólo por la interna que arrastran desde el momento en que “Toto” lo sucedió como presidente del Banco Central durante el macrismo -diferencias de foco que se transformaron en personales-, o por la cercanía que el recién llegado tiene con el Presidente -mayor a la suya, no sólo en lo ideológico sino también en lo personal-, sino en especial por un tema. Uno que parecería ser en estos momentos como el Aleph de la economía argentina, un punto que contiene todos los otros puntos: el cepo cambiario y su incierto final.

Federico Sturzenegger

Sturzenegger creía que había que eliminar el cepo al día uno del nuevo Gobierno, diagnóstico que compartían varios de los que rodean al Presidente, como el jefe de asesores Demian Reidel, que iba a ser el Presidente del BCRA en esta gestión pero que por diferencias con Caputo en este tema sensible terminó en otro lugar. El ministro de Economía, en cambio, fue mucho más cauteloso en esta delicada cuestión. Tanto que, siete meses después y con el cepo intacto, el clima en el mercado respecto al rumbo de la gestión empezó a ponerse gris.

En las últimas semanas, y en especial desde que Caputo y el titular del BCRA, Santiago Bausili, dieron una conferencia de prensa el 24 de junio, los números empezaron a moverse. Para mal. Los bonos argentinos cayeron, el riesgo país y el dólar blue subieron, la brecha cambiaria con el dólar oficial superó el 50 por ciento, las reservas en el BCRA terminaron con un saldo negativo en junio -mes en el que el campo suele liquidar la cosecha-, mientras que los datos de la recesión en la economía real son aún peores a los esperados y la baja de la inflación podría entrar en pausa hasta nuevo aviso.

Bausili

La gran incógnita que vuela sobre toda esta situación es la posible fecha de salida del cepo -si es que la hay- y, relacionada a esta, si hay algo parecido a un plan económico en la mente de Caputo. La conferencia que dio con Bausili apuntaba en este sentido, pero como estuvo lejos de resolver cualquier duda sólo empeoró aún más el escenario.

Con este panorama, las críticas a Caputo empiezan a llegar no solo desde la oposición sino desde los sectores que se suponían afines a Milei. El mundo financiero, el campo y economistas como Domingo Cavallo o López Murphy dicen que hace falta una devaluación, mientras que el FMI se niega a las súplicas del ministro por un nuevo desembolso de dólares.

Incluso recibió fuego amigo. Fue el caso de Fausto Spotorno, un economista que era miembro del consejo de asesores del Presidente hasta que luego de una tanda de entrevistas criticando a Caputo lo invitaron a dejar su cargo. “Es como esas relaciones en que es mejor separarse”, fue la manera en que Spotorno intentó minimizar su salida en Radio Con Vos. Este economista tiene otro dato adicional en su biografía: es muy cercano a Sturzenegger.

Spotorno

Fantasmas

Este nuevo Caputo, pasado por el manto divino de las fuerzas del cielo, es muy activo en las redes. Desde ahí llamó “minoría violenta y antidemocrática” al kirchnerismo, “sos un matón al que todo el país detesta” a Pablo Moyano, “chichón del suelo” a Juan Grabois por su estatura, mientras que salió varias veces a desmentir con dureza a periodistas. Es un perfil de tuitero pendenciero similar al del Presidente, que el núcleo duro mileísta festeja con creces: dos videos de él bailando, que apenas duran segundos, suelen ser replicados y hasta intervenidos en las redes. “Estás loco Toto”, es la frase que la suele acompañar, a modo de aplauso.

Esa impronta combativa viene con una idea que se desliza desde el ministerio: Caputo no tiene pensado dejar su cargo, aún cuando varios que orbitan cerca de Milei juran que en un momento inicial el libertario lo había pensando más como un ministro de “transición” que uno a largo plazo. El Presidente no sólo lo sostiene en público, sino que decisiones como la de expulsar a Spotorno indican que también en lo gestual.

La jura de Luis Caputo

“Toto”, sin embargo, debería tomar nota de lo que sucedió con todo el núcleo fundante de La Libertad Avanza o con Posse, a quien el libertario destacaba por ser el gran amigo que lo había apoyado en sus “momentos más difíciles”: Milei ya dio pruebas de que acompaña sólo hasta la puerta del cementerio, con el adicional de que, cuando una crisis cambiaria estalla, llega un punto en el que los gobiernos no tienen muchas más herramientas que la de entregar a los ministros con la esperanza de calmar a un mercado temeroso.

Esta idea, que vale para todos los oficialismos con sus respectivos ministros de Economía, tiene en este caso un agregado particular, que exhibe un nombre y apellido conocido en la gestión pública, y no precisamente por sus logros. La llegada de Sturzenegger supone varios desafíos. En primera instancia, para todo el Gobierno. “¿Va a ser ministro o secretario? ¿Qué sabes?”, fue una pregunta que circuló en todos los chats de funcionarios en la previa del desembarco formal del ex funcionario de De la Rúa y Macri.

Esa tensa espera refleja un fantasma que sobrevuela en el mercado pero también en todas las líneas del mileísmo: ¿puede funcionar un gobierno con tres economistas de peso en él? Es una duda que se agiganta porque en temas sensibles, como el cepo, parecerían no estar de acuerdo, pero no sólo por eso: Milei es mucho más cercano en lo ideológico a Sturzenegger. También en lo personal, como demuestra el registro de visitas a la Quinta de Olivos, en donde supera en ingresos a Caputo por amplísima diferencia.

Sturzenegger y Milei

El propio Sturzenegger también hace crecer los interrogantes. Su flamante ministerio de Desregulación es uno que por inercia terminará tocando áreas que competen a otras carteras, incluyendo la de “Toto”, aunque el nuevo funcionario exagera en público y en privado mantener esa distancia. Esta tensión puede ser una razón por la cual, desde que Milei anunció la llegada del “Coloso” -como lo llama- hasta que asumió, pasaron 40 días.

La negociación y delimitación de competencias fue larga, aunque Caputo se ve que por las dudas tomó medidas preventivas. En la misma semana en que juró Sturzenegger creó tres “secretarios coordinadores”, en Producción, Energía y Minería, e Infraestructura. Estos supersecretarios tendrán un rango superior a las secretarías que ya existían, entre ellas la que tiene Eduardo Rodríguez Chirillo en Energía. Chirillo es un hombre de Sturzenegger, con el que redactó el DNU y la Ley Bases, al punto tal que, hasta que le dieron una oficina al “Coloso”, este usaba la de Chirillo. Caputo, por las dudas, lo taponó.

Es que las fuerzas del cielo actúan por designio divino, pero si se las controla, diría Perón, es mejor. La situación de Caputo es tan delicada que no puede dejar nada librado al azar.

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Juan Luis González

Juan Luis González

Periodista de política.

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