Que las redes cambiaron la forma de consumir música es una máxima vieja. Pero cambiaron también la manera de producirla. Instagram impuso su propia lógica, y nació así, hace ya un par de años, una camada de jóvenes artistas virales re versionando hits en pijama (no necesariamente, pero se impone el look entrecasa), con la guitarra acústica en el regazo.
Pionera de esa troupe de “instamúsicos” es Sofía Von Wernich, la altísima estudiante de veterinaria que llegó de Pehuajó para convertirse en viral bajo el sobrenombre de “Chule”. “Cuando vivía allá tenía más seguidores que otras personas, pero se hizo más masivo cuando me mudé a Buenos Aires”, arranca ella, con 21 años y 345 mil seguidores.
“Estoy hace cuatro años en Instagram. Pero se fue dando todo rápido, como es en las redes. Arranqué muy de chica. Fue un dejarme llevar. Y fluyó de una manera bastante orgánica”, sigue “Chule” la mañana siguiente a un show importante.
Nace una estrella. Hace dos años armó su banda, y fue de a poco dejando los covers para introducir temas propios. “Estoy dentro de una primera generación que cambió la manera de difundir la música. Antes un artista era el producto de una discográfica. Yo fui creciendo a la por de mi público. Ellos me incentivaron a hacer mi propia música. Yo antes re versionaba, porque conectaba desde ahí. Hoy puedo mostrarles otra parte mía, y eso salió gracias al pedido y el apoyo del público”, destaca.
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“Lo que cambió para un artista es que hoy tenés mucha data. Lo que va y lo que no. Lo importante es ser maleable. Con las redes solamente no alcanza. Hay que sonar bien, y tener un repertorio amplio”, insiste en plan proyección. Pero sin renegar de lo que le dio fama en redes: “Me gustan las colaboraciones, las he hecho y los covers tampoco quiero dejarlos de hacer. Me gusta adueñarme de una canción con la reversión”, dice ella que cantó con Benjamín Rojas y Benjamín Amadeo. Maluma, Wisin y J. Alvarez repostearon sus versiones y la catapultaron a los escenarios.
“Me gusta la adrenalina de cantar en vivo. Hoy gano más por un posteo que por un show, pero es un camino. El teatro no es lo que más te deja, quizás gano más en boliches, pero artísticamente es otra cosa. El salto de calidad para mi es terminar de tener escenario. Armar un show más potente y reconciliarme con mi altura. Yo tengo que hacer tremendo paso para que se note. No alcanza con tener una voz linda”, se marca crítica “Chule”, que en plan de gira se presentará en Río Cuarto y Córdoba, el 6 y 7 de septiembre.
Ukelele girl. Vegana, hippie chic, 25 años y 470 mil seguidores. Connie Isla es la chica del ukelele que estalló gracias a sus clips de Instagram. “Empecé a subir videos en el 2014 por casualidad. Tenían doscientos likes. Y me parecía una locura. Yo quería vivir de la música pero no me imaginaba que se me fuese a dar así. Pero tardé dos años para llegar a los 10 mil seguidores”, cuenta Connie. Hoy monetiza sus posteos: sube 6 posteos por semana. “Trabajé un montón. No es como muchos piensan “subir una foto y ya”. Yo busqué la forma de impactar, de generar ideas nuevas. Inventé los crazy-covers con elementos raros para hacer música. Usé globos, bengalas, copas, banditas elásticas. Lo que sirviera para que se pareciese a la canción de una forma original, ¡y en 15 segundos!”, festeja ella. “En el interín, cambió la música. Y yo estaba preparada porque venía dedicándome a las redes. Eso me permitió viajar y vivir de lo que me gusta, que es hacer música, pero inspirar a otras personas. Hacer activismo social y animal”, sigue Connie que ha llegado a las 2 millones de reproducciones en algunos de sus videos y fue nominada a "Artista Revelación" en los Kids Choice Awards 2018. Ahora apunta a producir canciones propias y lanzarlas con estipulada frecuencia.
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"Para sacar un álbum estás laburando 2 años en armarlo y a la siguiente semana otros artistas van a sacar un single y, de repente, tu laburo queda totalmente opacado”, explica ella sobre el ritmo que impera en las redes. Es "más eficiente" sacar un single. “Hace poco mi hermana me preguntaba porqué Paulo Londra había sacado un montón de canciones en un día y le expliqué que eso era un disco”, se suma y ríe “Chule”.
Juntas son dinamita. Male Pizarro y Loli Pueyrredon tiene larga data: en 2008, mucho antes que se desatara el boom influencer, armaron Miscellanous. En tiempos más “analógicos” eran compañeras de secundaria en Pilar. Pertenecían a distintos bandos pero un concurso de música y una canción de Los Beatles las unió.
“A veces con Loli pensamos que si hubiéramos tenido esto cuando arrancamos hubiera sido más fácil”, explica Pizarro. “Tocamos juntas desde hace 11 años, y empezamos a subir videos hace 4. Siete años sin esta locura de Instagram. Hace 4 eran videos de 15 segundos. Era muy poco y tenía que ser increíble. Se usaba más esporádicamente la red. Subían los seguidores de a poco. Cuando llegamos a 10 mil nos parecía un montón y ya nos insumía un trabajo. Nos veíamos atadas. La gente pedía covers y nosotros queríamos tocar nuestros temas”, repasa.
“Cuando llegamos 60 mil empezamos a subir nuestros temas. Y perdimos seguidores cuando nos negamos a los covers. Pero cada vez son más los que piensas como nosotras. Tenemos 29 y 28, nuestro público es más grande. Nos son chiquitos que están con el teléfono todo el día”, marca su propio camino Pizarro. “Nos gusta más la carrera de artista que la de influencer. Pero Instagram es un muy buen lugar para mostrarse. Hace la promoción más fácil. Hoy tocamos en bares, y gente que no nos conoce nos sigue”, sobrepesa.
La cresta de la ola. “Instagram impone otra dinámica. Yo cambié el celular por la cámara y el micrófono para que se viere y escuchara mejor. Pero lo importantes es hacerlo natural. Cuando son clips con el sonido de estudio no tienen gracia. En Instagram es tu versión pura con tus errores del momento. Poner la cámara y que salga lo que salga”, marca “Locho” Loccisano participante de “Combate” y “Tenemos Wifi” (Net). Estudia música y canta desde los 5 años. Pero explotó en el programa de Guido Kaczka. “Sumé como 50 mil seguidores, y empecé a subir videos cantando. Covers del rock nacional, porque no hago temas de afuera”, marca su perfil “Locho” que hoy superó los 80 mil followers.
Lo importante hoy en la explosión de "instamúsicos" es tener un diferencial. Cee Incola encontró el suyo en 2017 en medio de un viaje por Europa. Subía videos callejeros desde distintas ciudades del Viejo Continente. Y compartía el proceso creativo improvisando con la guitarra. “Dí el salto con una plataforma en Madrid que convocaba a cantantes para que suban videos dentro de su canal”, explica ella. La repercusión se dio sola. “Funcionaba distinto el tráfico orgánico. Yo subía cuando subía y no me ocupaba demasiado. Hoy cambió, pero yo lo compenso con trabajo. Definí una estrategia de marketing digital para mover el contenido”, cuenta Incola. Esa repercusión se plasmó en trabajo con colaboraciones con otros artistas.
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Hoy los "instamúsicos" se exigen una estrategia digital para no ahogarse en la ola de videos caseros con cantantes en livings de almohadones en el piso y paredes blancas .
“Yo hacía push arrobando gente que me comentaba y ellos compartían. La plataforma sirvió para darme a conocer más. Me empezaron a pedir shows y me contrataron de productoras. Llegué a las provincias sin tener un manager”, se suma Anna Paula Rodríguez desde su cuenta @annapausoy con 81.300 fans. "Yo hago cursos, y me la paso viendo a otros instagramers. Es un desafío constante", remata Incola, en proceso de construcción de la marca propia.
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