En pleno centro de la ciudad de La Plata, un padre celebra sonriente el flamante título obtenido por su hija. Podría ser uno más de los tantos egresos en la capital provincial si no fuera porque ese padre que dispara con el tubo de espuma de carnaval es Gustavo Prellezo. El ex policía está condenado a reclusión perpetua por el crimen del reportero gráfico de NOTICIAS José Luis Cabezas, del que este lunes 25 de enero se cumplirán 19 años.
En 2010, la Cámara Penal de Dolores le otorgó al ex subcomisario de Pinamar” la prisión domiciliaria sin posibilidad de salida de ningún tipo, con excepción de las emergencias médicas. Sin embargo, el condenado no tuvo ningún reparo en dirigirse al Instituto Superior del Profesorado “J.N. Terrero” a esperar que su hija rindiera su última materia.
A plena luz del día y en una de las zonas más transitadas de la ciudad, en calles 45 y 11, Prellezo aguardó y bromeó con todos los que esperaban el feliz desenlace. Durante todo ese tiempo ningún, efectivo de seguridad se hizo ver para custodiar su presencia. Con todas estas libertades, el ex policía amenizó la espera jugando con su otra hija de dos años y hasta cruzó algunas palabras con su ex mujer, Silvia Belawsky, madre de la homenajeada. Luego, con la flamante profesora recibiendo la tradicional manteada, posó sonriente para las fotos y se retiró.
Pero el festejo del egreso no fue la única salida de la que gozó Gustavo Prellezo en las últimas semanas. En la mañana del 29 de diciembre se paseó por las calles platenses con total libertad. Esa vez se dirigió al Hospital Rossi junto con su hija pequeña para consultar a un médico clínico. Además de moverse sin ningún tipo de custodia, aguardó pacientemente su turno en la sala de espera. No es la única salida por motivos de salud de las que goza, ya que en su expediente constan también múltiples salidas para consultas odontológicas.
Pasillos judiciales. En septiembre de 2010, la defensa de Prellezo exigió a la Cámara de Apelaciones y Garantías de Dolores el cese de la prisión preventiva o en su defecto, que se le otorgue al imputado la prisión domiciliaria. Fernando Sotelo y Susana Miriam Darling Yaltone, los camaristas, rechazaron el primer pedido aunque concedieron el segundo, argumentando que las condiciones carcelarias empeoraban el estado de salud del preso, una hernia de disco, y que además dicha dolencia requería atención kinesiológica constante. Así, el ex comisario pasó de cumplir su condena en la Unidad Penal 9 de La Plata a hacerlo en la casa de su padre Anastasio, en el barrio de Los Hornos.
Pero los beneficios no acabaron ahí, ya que en 2012 la Cámara de Dolores volvió a otorgarle otro privilegio. Prellezo fue fotografiado saliendo de su casa y abordando un colectivo de la línea 307 para dirigirse a la facultad de Derecho. “Me autorizaron a estudiar”, se limitó a declarar el condenado para explicar sus constantes idas al centro de la ciudad. En efecto, había obtenido un permiso para poder realizar salidas transitorias que le permitieran ir a cursar materias.
Prellezo, quien había comenzado a estudiar cuando aún cumplía sentencia en la cárcel, se recibió el 2 de julio de 2015 y con el título bajo el brazo planea lanzar su carrera en el mundo de los abogados. Fuentes judiciales aseguran que incluso antes de que acabara sus estudios era común verlo deambular por los pasillos de los tribunales y que ahora frecuenta esos lugares con mayor asiduidad y “saca chapa” con su título de abogado.
Sin embargo, sus conocimientos en derecho no fueron suficientes para que la Cámara de Dolores hiciera lugar a un pedido para incorporarlo al régimen de libertad asistida que la defensa de Prellezo formuló el pasado año. Según explica la sentencia firmada por Sotelo y Yaltone, la inclusión del ex comisario dentro de este régimen es inviable ya que está vedado “a quienes se haya perseguido penalmente por los delitos de privación ilegal de la libertad coactiva seguida de muerte”.
Similar suerte había corrido un año antes cuando presentó ante la Corte Suprema un recurso de queja pidiendo por su libertad. Los magistrados consideraron “inadmisible” el pedido de la defensa para que se aplicara el beneficio del “dos por uno” vigente al momento en que se cometió el crimen.
Las sentencias, empero, chocan con la realidad. “Hace lo que quiere”, afirman desde Dolores.
Así, a pesar de su condena, Prellezo goza de una libertad “de facto” que le permite entrar y salir de su casa libremente.
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