Thursday 21 de November, 2024

OPINIóN | 20-05-2017 00:00

Bonafini: efecto María Julia

Con su actitud, la titular de Madres de Plaza de Mayo se pone en contra su propia bandera: verdad y justicia.

Hebe de Bonafini se defiende de las acusaciones de hoy que no explica con la historia que nadie le puede quitar.

Andan diciendo por ahí (las redes sociales quedan por ahí) que la titular de Madres de Plaza de Mayo actúa como Cristina, victimizándose. Falso. Parecido no es lo mismo. CFK carece de la historia heroica de Bonafini. Su relato épico es adquirido, ensayado en una década de gobierno. El pasado de Hebe no resiste la menor duda.

El problema es que Bonafini toma el heroísmo propio de los orígenes del drama nacional cual si fuera un título nobiliario inamovible, delegado por alguna fuerza superior. Es, de algún modo, un razonamiento medieval. Tapa la luz de su lucha con las nebulosas de un oscurantismo autoritario donde la verdad se subordina a la conveniencia. Verdad y Justicia fue lanza y fue bandera. Con su actitud, Bonafini se las pone en contra y, lo peor de todo: las lastima. Cuando un líder ocupa el lugar de una idea, la desvirtúa y sus defectos no lo comprometen tanto a él como a los valores que predicó y por los cuales llegó a ser quién es.

Los pañuelos no se manchan. El miércoles 10, centenares de miles de personas demostraron en las calles, al oponerse al 2x1 para los genocidas, que los derechos humanos son ya un valor cultural permanente en amplias mayorías de argentinos. Se lo debemos a Madres, a Abuelas y demás organismos, pero también al aprendizaje de toda la sociedad. Los pañuelos son símbolos. Y detrás de los símbolos (debajo, en este caso) están las personas. Pues bien, las personas dignas rinden cuentas.

A Hebe puede terminarle pasando lo que le pasó a María Julia. El peronismo tiene la habilidad de buscar arquetipos de cada una de sus versiones aún fuera de sus filas. Una Alsogaray para la etapa liberal. Una Bonafini para el tiempo antiliberal.

Cuando esas etapas se terminan, los pinchazos de la sutura agujerean a quienes actuaron de mascarones de proa.

Sin embargo, ser usado tampoco equivale a ser inocente. En Sueños Compartidos, Hebe, que de mansa no tiene un pelo, se dejó usar mansamente. Hasta entre sus compañeros de ruta de los DDHH prima esa conclusión. La dañada es la causa. No Bonafini. Vaya despropósito.

*Jefe de Redacción de Revista Noticias.

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por Edi Zunino*

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