"Es la primera vez en la vida que estoy preso por pelear”, dice Néstor Segovia, el metrodelegado de chomba roja que el miércoles 23 de mayo llegó a la tapa de todos los diarios. Es que en menos de 24 horas encabezó un paro en el subsuelo porteño, fue sacado a la superficie por la Policía de la Ciudad, llegó en patrullero a la comisaría 30 de Barracas, recibió la visita solidaria de Hebe de Bonafini, se descompuso y viajó en ambulancia al Hospital Argerich, pasó por una fiscalía, recibió la libertad y casi sin dormir salió a marchar con los docentes a la Plaza de Mayo.
Con 52 años y 24 como empleado de Metrovías, Segovia es una de las caras visibles -y la voz más verborrágica- de la Asociación Gremial de Trabajadores del Subterráneo y Premetro (AGTSyP). En nombre de unos 2.500 trabajadores, desde mediados de abril lidera el rechazo a la paritaria del 15% que el Gobierno cerró con Metrovías y la Unión de Tranviarios Automotor (UTA). Y pide ser reconocido en la discusión.
Después de un mes de levantar molinetes y parar el servicio de forma rotativa a modo de protesta, el conflicto llegó a su punto crítico en las vías de la línea H. Segovia y otros 15 metrodelegados fueron arrestados acusados de impedir el funcionamiento de un servicio público y su detención generó un inmediato paro en todas las líneas.
“Nos quisieron sacar a las trompadas, tiraron balas de goma, gas pimienta”, denunció el secretario general del gremio, Roberto Pianelli. Un audio de Segovia, minutos antes de ser detenido, también da cuenta de piedrazos propios: “Hay que tirar las piedras antes de salir”.
“Es parecido el acento, pero no me parece la voz de Segovia. Aunque en un túnel, podría sonar diferente”, explicó a NOTICIAS el secretario de prensa de los metrodelegados, Enrique Rosito.
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Más de 1,2 millones de usuarios resultaron afectados por el paro, según Subterráneos de Buenos Aires Sociedad del Estado (SBASE). Y al día siguiente, 150 trabajadores recibieron telegramas de suspensión por parte de Metrovías.
Contra todos. Los metrodelegados piden sentarse a negociar y firmar la paritaria de su sector en el Ministerio de Trabajo como hace la UTA, pero no están habilitados. En marzo pasado, la Corte Suprema dejó firme un fallo que declaró la nulidad de su personería gremial, aunque no cerró el tema de forma definitiva.
Con el servicio en funcionamiento y los delegados libres, el jefe de Gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta calificó de “ilegal” la protesta “porque el gremio es ilegal”. Y Segovia volvió a aparecer para responderle: “Esto es todo un show político. Y nosotros no somos ningunos boludos”.
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