Thursday 25 de April, 2024

EN LA MIRA DE NOTICIAS | 01-04-2020 14:24

La guerra de los balcones

El resurgimiento de los cacerolazos plantea un nuevo desafío al Gobierno, pero también al resto de la sociedad.

Aplausos, himnos y cacerolazos: la cuarentena obligatoria y general convirtió a los balcones de las grandes ciudades argentinas en la nueva tribuna cívica que acompañará el duro peregrinaje de los argentinos hacia la lejana libertad sanitaria pospandemia. Para individuos y grupos de interés, habrá altas y bajas, muertes y recuperaciones, fracasos y revanchas. El Gobierno no está exento de transitar esta montaña rusa de emociones que durará tal vez hasta fin de año, pero su misión es la de mantener firme el timón como si condujera, aunque en realidad esta crisis mundial requiere más bien adaptarse a los inesperados vientos que vienen, sin perder la paciencia en el camino. Más que nunca, el que se pone nervioso, pierde. Y pueden perder muchos.

En estas últimas horas, el humor social mostró una leve pero significativa mutación, respecto de los primeros días del desembarco del Coronavirus en la Argentina. El apoyo masivo y consensuado de casi toda la sociedad al Presidente en el momento de iniciar el aislamiento obligatorio nacional dio paso a la reapertura de la grieta ideológica que parecía cicatrizarse con la llegada del Covid-19. Los cacerolazos nocturnos encienden varias alarmas sobre la gobernabilidad del largo proceso de crisis sanitaria que acaba de iniciarse.

La demanda de reducción salarial a la clase política combina los miedos y furias por razones económicas que la clase media manifestó en el crack del 2001, con un terror específico al contagio, sumado al trauma colectivo por la situación de encierro, y coronado por la activación de la protesta anti Gobierno de parte de un frente opositor mucho más definido y organizado que en el 2001: el votante anti K, sea macrista, larretista, vidalista o cualquier otra variante “republicana”. Detrás de la movida PRO de fogonear la moción de bajarle el sueldo a los políticos para que compartan sacrificios con el sector privado, muchos referentes K creen ver un complot más elaborado, en la misma línea del supuesto Operativo Lawfare para encarcelar kirchneristas. Precisamente uno de sus más notables “presos políticos”, Cristóbal López, acaba de describir en su cuenta de Twitter la conspiración en marcha: el empresario anticipa que el macrismo armó una operación para estigmatizar al peronismo y esmerilar la autoridad presidencial, aprovechando las inevitables malas noticias, médicas y financieras, que traerá el avance del Coronavirus.

Para contrarrestar esta protesta balconera, que amenaza con darse cita cada noche, ya se activó en redes sociales y en medios de comunicación oficialistas una contracampaña que, con la misión de defender a Alberto Fernández, puede terminar recalentando la grieta que el Presidente con barbijo parecía haber logrado aislar con su orden de cuarentena nacional. La próxima cita está programada para mañana, jueves 2 de abril, cuando la consigna será, en casual coincidencia con la efemérides malvinense, cantarle el feliz cumple al Presidente.

Más allá de las especulaciones políticas, lo que está pasando, al ritmo de los quebrantos de Pymes y de los despidos por parte de grandes empresas, es la explosión de la famosa puja distributiva, que el kirchnerismo venía dispuesto a sostener en su nuevo gobierno, aunque Alberto Fernández pensaba desplegarla a lo largo del tiempo con gradualismo y artes de negociación quirúrgica. Pero la pandemia precipitó esta pulseada, imponiendo una puja distributiva pero no de la riqueza y los ingresos, sino de la escasez y el ajuste de emergencia. Entonces, la cuestión ya no es quién se ajusta, porque para zafar juntos de una catástrofe humanitaria en ciernes, solo cabe que se ajusten todos. Ricos, pobres y los del medio, cada uno en su medida. Esto no será Malvinas, pero en más de un sentido, la crisis del Covid-19 plantea un escenario bélico. Y si bien es cierto que toda guerra cría cobardes y canallas, también produce héroes anónimos que, si son mayoría, pueden llevar a su país a la victoria.

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Silvio Santamarina

Silvio Santamarina

Columnista de Noticias y Radio Perfil.

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