Tal vez, Antonito De la Rúa maduró su separación de la megaestrella colombiana Shakira y se liberó de los fantasmas de la privacidad que había incorporado junto a ella. Tal vez pensó que diez años y un mes son suficiente tiempo como para expiar las culpas que le cayeron encima por la crisis institucional del 2001, aquella que hiciera que su padre Fernando De la Rúa abandonara en helicóptero la Casa Rosada y que pusiera en la picota al grupo Sushi que entonces comandaba. Tal vez fue la frescura de su hermano Aíto, al que se lo nota muchísimo más liberado que cuando recibió un sopapo de una mujer indignada en plena crisis y ahora ocupa el lugar que cedió Antonio en el entorno musical de la diva colombiana. O tal vez sea el amor, la frescura que le aporta otra belleza de esas tierras, la ex miss Colombia y actual DJ Daniela Ramos, que desembarcó este verano como su nueva novia. Las razones pueden ser múltiples. Pero lo cierto es que, en la temporada 2012, Antonito De La Rúa y su hermano menor, viven un destape personal con una relajación que sorprende a propios y extraños. A los De la Rúa les llegó, al fin, un tiempo para disfrutar.
Los teléfonos de los hermanos –o de su entorno de asistentes y amigos– se volvieron un must del verano esteño. Dedicados de lleno a ser “emprendedores de entretenimiento” –como los llaman sus allegados– los De la Rúa coparon la playa y la noche.
Cae el sol
En el atardecer del sábado 7, Antonio y Aíto vivieron su tarde de destape. Bebieron y bailaron hasta entrada la noche, al son de la música del exclusivo DJ Luciano, un brasileño que vive en Ibiza y es una figura de la noche esteña, cuyo cachet asciende a los 80.000 dólares por show. La cita fue en la bajada de playa de Laguna Escondida, cerca de José Ignacio, donde los hermanos decidieron mostrarse, relajados, entre copas y amigos, con apenas una pequeña valla metálica de resguardo. Un show-off que tuvo su razón de ser. Fue la presentación de un nuevo concepto musical desarrollado por los De la Rúa, que denominaron “7-11 celebrating nature”. El emprendimiento consiste en una serie de shows abiertos y accesibles en diferentes playas del mundo, en una alianza en principio con este DJ icónico de la movida europea, pero que sumaría nuevas figuras.
Los hijos del ex presidente, hace años involucrados en el entretenimiento, decidieron aprovechar los atardeceres imponentes del mundo para vincular a las audiencias con la naturaleza y terminar bailando a la luz de la luna, en un concepto que compite con el habitual reviente electrónico que se inicia en los clubes, a la madrugada. En ese proyecto de entrepeneurs, participan amigos de los De la Rúa, como el productor artístico Cruz Pereyra Lucena y el empresario Alejandro Macfarlane, CEO de Edenor y amigo de Antonito. También aporta el PR Guga Pereyra, quien se hizo cargo de la convocatoria, en la que se mezclaron Mike Amigorena, empresarios variopintos y la bella Bar Refaeli, la modelo israelí ex novia de Leonardo Di Caprio, quien bailó divertida con Aíto.
Para el montaje en Laguna Escondida, los ex sushi realizaron una inversión cercana a los 90.000 dólares, en parte, aportados por mainsponsors como Mercedes-Benz y la cerveza Corona. Con una botellita de esa marca en mano, Antonito arengó durante todo el set con sus manos arriba, llegando al éxtasis al escuchar remixes de clásicos como The Wall, de Pink Floyd o Missing, de Everything But the Girl. Entonces, el ex de Shakira salió de entre la multitud de más de mil personas que bailaban, saltó una valla, acomodó sus lentes oscuros y convocó a su nueva conquista colombiana y a su hermano Aíto para subir a la tarima del DJ que es su apuesta de negocios más novedosa.
Lo mío y lo tuyo
Antonito disfruta del primer verano completo tras su separación de Shakira. Sus allegados dicen que nunca se desarrolló una división formal de bienes entre ellos: “Cada uno se quedó con lo suyo”, aseguran. La colombiana se quedó con la mansión en Miami, donde hace días mostró su escultural cuerpo, tomando sol, tras haber acompañado a su novio, el futbolista Gerard Piqué, a la entrega del premio Balón de Oro y saludar al triunfador, su amigo en común, Lionel Messi. Y Antonito se quedó con “La Colorada”, la impactante estancia en José Ignacio, una inversión de su familia que ahora parece más accesible. Mientras la diva del pop veraneaba en el Este, un séquito de seguridad se apostaba en torres de madera para vigilar, y los accesos internos –y públicos– a las inmediaciones de la mansión, solían ser cortados por los custodios. Ahora, los caminos están abiertos, las torres deshabitadas y la puerta de la estancia, abierta de par en par.
Antonito y Shakira aún comparten la inversión que realizaron en un complejo inmobiliario millonario en las islas Bahamas, asociados con el magnate Todd Modley, del fondo de inversión G2. El mayor de los De la Rúa también mantiene intereses en otros desarrollos de real state –su otro nicho de negocios actual– en diferentes lugares del mundo. Los ex también se mantienen unidos por las regalías de los shows de la colombiana, aunque Antonio dio un paso al costado: ahora es Aíto quien asumió como manager principal y en febrero viajará con Shakira a grabar un video en Sudáfrica. Su ex cuñado es una debilidad de la colombiana, al que le tiene suma confianza, al punto que mantiene una cordial relación con quien ocupa el lugar de su hermano, el futbolista Piqué.
Fin del ostracismo
La política de puertas abiertas en La Colorada le dio espacio a Toberto “Tato” Lanusse, consultor de Identia PR y ex funcionario de Fernando De la Rúa, a realizar la labor que le encargó Antonito: convocar a la créme del empresariado argentino a una cena, el 5 de enero, para compartir ideas de negocios, cebiche y frutos de mar, junto a su socio, Morley. Allí concurrieron Sebastián Eskenazi, de YPF; Gustavo Grobocopatel, de Los Grobo; Ernesto Gutiérrez, de Aeropuertos Argentina 2000, Jorge Sánchez Córdova, del Banco Finansur; Jorge Aufiero, de Medicus y Eduardo Costantini, de la desarrolladora Consultatio, entre otros.
Esa misma noche, De la Rúa abrió las puertas –y las barras– de su mansión para realizar una de las fiestas más exclusivas del verano esteño, donde fue presentado el DJ Luciano y donde los selectos invitados vieron codearse a Marcelo Tinelli con Alan Faena y a Leonora Balcarce con Joaquín Levington. Las hermanas Della Giovampaola abandonaron la fiesta de Chandon para integrarse a las huestes delarruistas. Con esa noche, que se extendió hasta pasado el amanecer, los hermanos De la Rúa se consagraron en un regreso al mundo de los socialité vip del verano esteño. No fue casual que salieran a competirle a una de las fiestas más instaladas de la temporada. Antonio y Aíto decidieron volver a mostrarse. Ni la sombra de Shakira, ni la de su padre. Ahora parecen haber decidido que es su momento para el destape.
por Daniel Seifert
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