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POLíTICA | 26-08-2013 14:04

Parrilli: su afición por el piano y los gustos de Cristina

Es el último en irse de Casa Rosada y el primero en escuchar la voz de Cristina por las mañanas; su afición por el piano

La noche de la derrota electoral se vivieron escenas de dramatismo en el Hotel Intercontinental, escenario del bunker del kirchnerismo en las elecciones. Una la protagonizó Oscar Isidro Parrilli, el hombre que maneja la agenda de la presidenta. Como publicó el diario La Nación, a las dos de la madrugada el secretario general se sentó en el piano de cola negro ubicado en el lobby e improvisó unas notas para calmar las tensiones de una jornada extenuante.

Parrilli no es un buen pianista. Apenas sabe combinar algunos acordes. “Estaba golpeado, como casi todos en el Gobierno”, reconoce un funcionario que lo conoce y que presenció la escena junto a uno de los periodistas acreditados. Como siempre, esa noche se quedó hasta que la Presidenta decidió partir hacia la Quinta de Olivos.

“De tonto venís muy bien”

Parrilli es el último en irse y el primero en escuchar la voz de Cristina por las mañanas: lo llama apenas se levanta para conocer las novedades de la agenda del día. La Presidenta lo estima y lo considera un confidente. A él no le molesta que algunos por lo bajo y con cierta maldad lo llamen “el mayordomo”. Ni que la Presidenta lo chicanee en algún acto, delante del auditorio: “No te hagás el vivo que de tonto venís muy bien”, lo castigó en una ocasión.

Pese a su apodo, su rol en el entramado de poder K es fundamental. Parrilli es el encargado de recibir y filtrar todos los llamados y pedidos de entrevista que le llegan a Cristina. Los gobernadores e intendentes tienen que pasar su filtro para acceder a la Presidenta. Más de uno se quedó con la boca abierta ante la negativa del funcionario. Los ministros y secretarios de Gobierno también lo usan de intermediario para llegar a la jefa. Y es él quien le avisa a los funcionarios cuando Cristina decide prescindir de ellos. Algunos, como la ex secretaria de Kirchner, Miriam Quiroga, creen que hasta lo disfruta.

Además, es el encargado de organizar todos los actos de Cristina. Para esa tarea cuenta con la ayuda del director de la Unidad Bicentenario, Javier Grosman, el funcionario que organizó los festejos del Bicentenario y que maneja Tecnópolis. Su mano derecha en la secretaría se llama Carlos López.

A la orden de Cristina

Cuando hay un acto, Parrilli está en todos los detalles. Controla la seguridad y diagrama el lugar que ocupará cada funcionario. Se ocupa de que las tribunas estén llenas, ordena a los militantes y chequea que haya un vaso de agua en el atril de Cristina. Parrilli sabe que la Presidenta cambió de marca de agua y se asegura de que le pongan la que consume. Abandonó la Nestlé Vital y ahora toma una con menos sodio. Si hay cadena nacional en la Rosada, Parrilli sube cinco minutos antes de que comience al despacho de la Presidenta y le avisa con voz monocorde: “Cristina, ya está todo listo”.

Además de ser el dueño de la agenda presidencial oficia de nexo con los movimientos sociales. Es el encargado de contener al piquetero Luis D’Elía, a Emilio Pérsico y Hebe de Bonafini. A pesar de su contacto con dirigentes, funcionarios y movimientos sociales, Parrilli nunca tuvo aspiraciones políticas. Su esposa Ángela Signes es presidenta de la Comisión de Bibliotecas Populares que depende de la Secretaría de Cultura. Y su hermana, Nanci Parrilli, es senadora por Neuquén.

Ésta es una versión adaptada de la nota "Tócala de nuevo, Parilli", de Nicolás Diana, publicada en Revista Noticias edición 1913. Para adquirir la versión completa haga click aquí.

por Nicolás Diana

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