Friday 22 de November, 2024

DEPORTES | 06-02-2016 10:00

La fórmula E volvió a Buenos Aires

Curiosidades, ganancias y comparación con la F1. Los apellidos ilustres: Senna, Piquet y Prost.

El futuro llegó hace rato”, predijo el Indio Solari y es verdad. Ya llegó. La competencia de autos monoplazas eléctricos y ecológicos que organiza la Federación Internacional del Automóvil (FIA), más conocida como Formula E, tendrá su segunda edición en el país. El sábado 6 de febrero las calles de Puerto Madero estarán disfrazadas de un circuito automovilístico, al mejor estilo Monte Carlo, para que pueda disputarse la cuarta fecha, el ePrix de Buenos Aires.

Enchúfate. A los aficionados de las carreras les resulta muy difícil no realizar un paralelismo entre la Formula E, algo nuevo que llegó para quedarse, y la Formula 1. La realidad es que no se parecen en lo tecnológico ni en lo financiero.

A simple vista los autos de ambas competencias pueden ser similares, pero tienen diferencias muy notorias. Los coches de la Formula E son eléctricos, utilizan una batería de 200 KW que permite llegar a los 225 km/h y aceleran de 0 a 100 en 2,9 segundos, uno de F1 lo hace en 2,5 y llegan a la incrible velocidad de 360km/h, superada este año en Monza. En cuanto a los niveles de ruido, los autos eléctricos sólo llegan a los 80 dB, lejos de los 100 dB que produce un F1 y aún menor a los 90 dB que puede producir un autobús.

Lo negativo es que estas baterías aún no son de larga duración, por eso los conductores deben cambiar el coche en mitad de la competencia. El reto que tienen es el de aprender a administrar la energía de la mejor manera posible para dejarlos bien posicionados en la carrera. El desafío para los organizadores es que en los próximos tres años una batería alcance para llegar a la meta final y que el peso de las mismas sea menor a los 320 kg que tienen hoy en día.

“La Formula E está creciendo poco a poco, se hicieron cambios importantes de un año a otro manteniendo un equilibrio entre la tecnología libre y los bajos costos. Para tener una idea el presupuesto para un equipo de FE es el 10% de un equipo de F1” le explica a NOTICIAS el corredor brasileño de Audi Sport ABT, Lucas Di Grassi.

Los números que se manejan en ambas competencias tampoco se parecen. Sebastian Vettel es el corredor de F1 mejor pago, acaba de llegar a un acuerdo con Ferrari de 150 millones de dólares por tres años, lo coloca como uno de los atletas mejores pagos del mundo. El segundo es Lewis Hamilton, quien firmó con Mercedes Benz por una cifra cercana a los 100 millones de dólares por tres años. En cambio las cifras en la FE “apenas” llegan a los 5 millones de dólares por temporada. Una escudería de F1 gasta hasta 400 millones de euros por temporada, una cifra exorbitante comparada a los 4 millones que necesita una de FE.

“No hay que apuntar a vencer a la F1. Esto es algo muy diferente y deben ser capaces de convivir los dos, junto a otros grandes eventos del automovilismo como son el Le Mans o el World Endurance Championship” le aclara a NOTICIAS el actual campeón de la Formula E, Nelson Piquet Jr.

Para Bruno Senna -sobrino del tricampeón de F1 Ayrton Senna- “la Formula E es lo más cercano a la realidad y es la tecnología -mucho más barata- que se utilizara en un futuro en cualquier automóvil que circule por la ciudad”.

Otro punto que capta la atención del público son los apellidos históricos de los corredores como Senna, Piquet o Prost. “Llevar el nombre Senna tiene dos caras: por un lado puede abrir un montón de puertas con los equipos y los patrocinadores, pero por el otro lado siempre ha sido una gran responsabilidad, sobre todo en Brasil, se espera algo que en otros competidos de mi generación no sucede” declara el corredor brasileño.

Piquet afirma que estos apellidos ayudan a que la gente se interese más: “cuando empecé en el GP2 también estaba Mathías Lauda –hijo de Niki Lauda- y Nico Rosberg –hijo de Keke Rosberg- y todo el mundo estaba muy interesado en ver lo que los hijos de los campeones de F1 podían hacer”. ¿Para cuándo un Fangio?

Creador. El cerebro y quien llevó adelante esta idea es el empresario español Alejandro Agag. El ex Secretario General del Partido Popular Europeo y colaborador –ahora yerno- de confianza del ex presidente español, José María Aznar, siempre estuvo relacionado con el deporte, tiene su propio equipo de GP2 –que alimenta a la F1-, en el 2007 compró al club inglés Queens Park Rangers junto al CEO de la F1, Bernie Ecclestone, y a Flavio Briatore, ex director deportivo de Renault F1 team. A partir del 2012 cumplió su sueño de tener una competencia con autos eléctricos.

La otra persona importante en la gestación de esta competencia es el empresario español Enrique Bañuelos de Castro quien creó la empresa Formula E Holdings con base en Hong Kong (en la tercer temporada se correrá también en ese país), Buñuelos es muy conocido en España por figurar en algunas ocasiones en la lista Forbes de los más ricos del mundo, con un patrimonio cercano a los 1000 millones de dólares. Los otros nombres importantes del Holdings son: Wycliffe Grousbech, propietario del equipo de la NBA Boston Celtics, quien aportó a la ocasión una cifra cercana a los 16 millones de euros "Es un privilegio estar en esta asociación con socios de talla mundial. Nuestro objetivo es ayudar a que la Fórmula E sea un fenómeno mundial, centrado también en el desarrollo de la competición de eléctricos en los Estados Unidos" dijo Grousbech. El otro peso pesado es Valentin Bukhtoyarov, magnate del carbón en Rusia.

Según medios españoles Alejandro Agag también tiene un socio muy fuerte en Sudamérica, más precisamente en Argentina, su nombre es Germán Neuss, apellido conocido por alcanzar una gran fortuna gracias a la marca de bebidas y pertenecer al círculo rojo del presidente Mauricio Macri. También es el CEO de Urban Yard, empresa constructora que modificó la fisonomía del barrio más exclusivo de Capital Federal, Puerto Madero, lugar que albergara a esta competencia este fin de semana y por algunos años más, se encarga de manejar a la Formula E en el Cono Sur –Buenos Aires y Punta del Este-.

por Ezequiel Perticari

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