Dicen que el amor es capaz es capaz de transformar a cualquier persona. Pero parece ser que el cariño que une a Isabel Macedo y a Juan Manuel Urtubey fue incluso capaz de cambiarle el look y el estilo a la pareja. En tan sólo cuatro meses de relación, el gobernador de Salta pasó de un estilo anticuado a uno más trendy y juvenil. La actriz, en tanto, dejó de lado su costado más sensual y se convirtió en una de las seguidoras y referentes del estilo austero y clásico del Gobierno, y del que Juliana Awada es ícono. Ambos forman una pareja que mezcla el estilo tradicional del norte con lo cool.
“'Sacate ese traje de hace 10 años que te queda enorme'”, le cuestionaban a Urtubey sus amigos, sin demasiado éxito. Es que hasta hace poco tiempo, el gobernador de Salta no le prestaba demasiada atención a su estilo que, tal como cuenta a NOTICIAS un allegado, podía definirse como más anticuado y tradicional. Pero todo se modificó con la llegada de Isabel. “Desde que sale con ella cambió de ropa. Ella logró lo que nosotros no”, cuenta entre risas un amigo del gobernador. Y agrega: “Ahora tiene prendas más cancheras y modernas. Más pegadas al cuerpo”. Tanto es así, que la pareja de Macedo pasó de usar trajes dos talles más grande, sacos y zapatos que no combinaban con sus camisas y pantalones, a trajes de marcas reconocidas, jeans, camisetas básicas, y camperas de cuero al cuerpo. Además, ahora luce prendas de “Etiqueta Negra”, firma favorita de celebrities como Marcelo Tinelli y Polito Pieres.
Macedo también fue transformada por el amor. Si bien siempre fue sencilla a la hora de vestir, se animaba a mostrar más piel. En su antiguo guardarropas abundaban los vestidos cortos y con tajos, y las blusas escotadas. Hoy, en cambio, su look se llega a comparar con el de las mujeres emblema del Gobierno nacional, como Juliana Awada. Y es tan así, que en los outfits de la actriz predominan los tejidos típicos del norte del país, los jeans, las camisetas básicas y las chatitas. La paleta de colores también cumple con los requisitos del “estilo Cambiemos”, adaptados a la Puna norteña, y van de los tierra, pasando por los verdes, hasta llegar a los grises, y el blanco y negro. Además, allegados a la actriz, cuentan que desde su romance ella hasta cambió su relación con la gente. “Siempre fue cálida, pero antes era más reacia con los chicos. Hoy se muestra muy relajada”, aseguran.
En la misma medida, la morocha también modificó su perfil en las redes sociales. Macedo, que es una asidua usuaria de Instagram y Twitter, donde comparte su día a día, pasó de mostrar fotos más provocativas y sexies, a imágenes de paisajes del Norte, junto a su pareja en un paseo o en un acto oficial, y durante la grabación de la tira “Amar después de amar” de Telefe, que la tendrá como una de las protagonistas.
Ícono salteño. “Isabel ya es parte del decorado de Salta”, cuentan allegados al gobernador, y de esta forma definen cómo se adaptó la actriz a la vida de la provincia de su pareja. Y es que cuando no están en Buenos Aires, ambos son personajes frecuentes en las calles de Salta, y eligen llevar una vida relajada y sencilla, sin aires de divismo. De esta forma se los puede ver caminando sin custodia, comiendo empanadas en restaurantes de comidas típicas. Para mantener la línea, hacen ejercicio en el gimnasio que Urtubey tiene en la residencia oficial en Finca Las Costas. Otras veces se van en moto –una de las pasiones del gobernador– hasta Cafayate o Jujuy. Pero no siempre son tan tranquilos los días en los que ella viaja a visitar a su pareja. Porque la morocha, además, cuando su agenda se lo permite, forma parte de los actos oficiales. Algo que sacudió a la provincia porque la ex mujer de Urtubey, Ximena Saravia, cuyo divorcio saldrá en estos días, nunca ofició de primera dama y participó muy poco en política en los veinte años que estuvieron juntos. “Al principio, Macedo pegó negativamente, porque Salta es una sociedad muy conservadora. Hasta que se fueron familiarizando”, explica una fuente cercana al salteño. Otros, incluso, dudan de la veracidad de la pareja. “Es parte de la campaña de Urtubey. Gracias a Macedo se hizo más conocido fuera de Salta”, indica un funcionario salteño. De todas formas, hoy Macedo logra acaparar la atención de la gente, que le escribe carteles de aliento a la actriz, en cada lugar en el que acompaña al gobernador y hasta de los funcionarios, que prefieren sacarse fotos con ella en vez de con Urtubey.
Dentro de la familia del gobernador, Macedo también es muy apreciada. Fuentes cercanas a Urtubey cuentan que ella ya habría conocido a los cinco hijos que el funcionario tuvo con Saravia. También, aseguran que tiene una excelente relación con Soledad, hermana de Urtubey, y con su suegra, Lía Mera Figueroa, a la que definen como muy católica. De hecho, explican que Lía estaría un poco molesta con su hijo por no haber llevado a Macedo al tedéum el 25 de mayo. Seguramente tampoco le habrá caído demasiado bien enterarse por Tinelli de la noticia del casamiento de Urtubey y Macedo. El conductor anunció el domingo 5 que la boda de la pareja sería el 15 de noviembre. “Confirmado se casa @UrtubeyJM con @belisamacedo el 15 de noviembre en Salta. Gracias por la invitación!!!!”, escribió vía Twitter. De todas formas, Lía puede quedarse más que tranquila porque en realidad aún no hay fecha. Tal como confirmó un amigo del gobernador a NOTICIAS, el anuncio de Tinelli se trató solo de una promoción de la aparición de los personajes de Urtubey y Macedo en “Gran Cuñado”. “Fueron a cenar con Tinelli y empezaron a proyectar. Isabel termina de grabar en noviembre, pero difícilmente sea esa fecha. Va a ser antes de fin de año”, revela.
La pareja ya tendría preparada la fecha de su presentación oficial ante los medios. Sería el 10 de julio en el programa de Susana Giménez, con un estilo similar a la edición del presidente Mauricio Macri y Juliana Awada del 16 de diciembre. Algo que dista del estilo del gobernador, que cultiva un perfil mediático muy bajo y habla poco con la prensa. Sin lugar a dudas, una vez más una prueba de que en la pareja de Urtubey Macedo, el amor –¿o las promesas de campaña?– todo lo puede.
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