Thursday 28 de March, 2024

SOCIEDAD | 08-06-2016 06:27

María Eugenia Vidal, en alerta por su seguridad

Recibe informes periódicos de los servicios de inteligencia que siguen de cerca la interna de la Policía Bonaerense.

La gobernadora María Eugenia Vidal está preocupada. Dicen sus allegados que más intranquila que cuando asumió en su cargo y se encontró con una provincia quebrada y sin control. Ella siente que, a pesar de todos los esfuerzos que viene realizando desde el 10 de diciembre del año pasado, no logra controlar a la Policía Bonaerense. La desvela el fantasma de la “maldita policía”. Ve que el esfuerzo que pone en la lucha contra las mafias enquistadas se vuelve cada día más difícil y hasta le provocó una sucesión de amenazas de muerte que la obligaron a poner a los servicios de inteligencia a trabajar en informes periódicos sobre su seguridad y la de su familia.

Como si Vidal no tuviera conflictos para enfrentar, en el último tiempo resurgió una vieja problemática de la provincia de Buenos Aires: los secuestros. Aunque ahora reconvertidos en “express” o también llamados de “autopago” (donde mantienen cautiva a una de las víctimas y obligan a otras a reunir la plata del rescate), delitos que pretende detener poniendo en movimiento a una inactiva fuerza de seguridad. Por otra parte, la gobernadora tiene que lidiar con una cruda interna política provocada por socios eventuales de Cambiemos que pretenden sumarse a su gestión, pero en puestos claves como la seguridad y la justicia.

La sombra del mal. La imagen física de Vidal cambió mucho en poco más de 5 meses de gestión. “Está muy delgada y menos paciente que el año pasado”, aseguró a NOTICIAS uno de sus colaboradores. Desde Cambiemos pretenden minimizar la problemática y aducen que el nuevo aspecto de la gobernadora responde a el exceso de trabajo. Pero en realidad, los nervios son productos de la tensión de ver que los problemas de inseguridad se incrementan en paralelo a la purga que viene realizando en la Policía bonaerense. ¿Están los efectivos exonerados detrás de la ola delictiva?

“De todos los secuestradores que hemos detenido, ninguno es un ex policía. Igualmente, por el momento no podemos descartar que exista una participación pasiva de algunos ex policías”, aseguró a NOTICIAS una alta fuente de la Policía Federal, la fuerza encargada de investigar el delito que más preocupa a los funcionarios nacionales. La diputada Elisa Carrió, quien busca un lugar en la provincia en las elecciones del 2017, se sumó a la teoría del complot y advirtió: “Las mafias de la provincia están tratando de condicionar el poder de Vidal”.

Ante el incremento del delito, los ministerios de Seguridad de Nación y de provincia coordinaron terminar con la pasividad que desde hace años tienen los efectivos. “Históricamente la Policía siempre fue detrás de la agenda mediática. Los periodistas ven los delitos antes que la propia fuerza. Eso tiene que cambiar para mejorar la seguridad”, explicó el ex jefe de la Policía bonaerense Daniel Salcedo.

A los pocos meses que asumió Vidal, redujo la cantidad de custodios que tenía su antecesor, Daniel Scioli, como una demostración de cambio. Eso duró hasta que su ministro de Seguridad tuvo que lidiar con la fuga de los hermanos Martín y Cristian Lanatta y Víctor Schillaci, condenados por el triple crimen de General Rodriguez. El papelón que pasaron los funcionarios, debido a la facilidad con la que los prófugos se burlaban de la Policía (gracias a la connivencia de algunos efectivos), los obligó a realizar cambios en la cúpula de la Bonaerense. “En tres meses exoneré 1.000 policías”, aseguró Ritondo. Inmediatamente, la gobernadora comenzó a recibir amenazas de muerte por medio de cartas intimidatorias, llamados a la casa de gobierno y a su propio domicilio. Incluso, según pudo saber NOTICIAS, fue seguida más de una vez por autos desconocidos. Estos aprietes la pusieron en alerta y decidió mudarse al Barrio Aeronáutico de Morón. Desde entonces, el servicio de Inteligencia le entrega informes periódicos sobre posibles ataques en su contra.

Según el propio Ritondo, los secuestros no estarían relacionados con los cambios en la fuerza, él insiste en que algunos secuestradores que fueron detenidos entre el 2000 y el 2005 –época donde el secuestro extorsivo era moneda común– cumplieron su pena y están saliendo en libertad. “Delincuentes que salen, sin estructura ni dinero, que encontraron en los secuestros express un negocio más que rentable. La mayoría se mueve en zonas liberadas por la propia Policía y con corredores de rápido escape”, explicó Salcedo. Eso lo sabe Vidal, pero no le alcanza para convencer a las víctimas que sufrieron en carne propia estos delitos, como la mujer que fue secuestrada junto a su madre y su hija de seis años en Parque Leloir, a quienes liberaron después de pagar 100 mil pesos. O a la familia de la nena de 9 años, la que curiosamente concurre al mismo colegio que los hijos de Vidal, quien fue privada de su libertad junto a su niñera en Castelar. Apenas dos ejemplos de los más de 100 casos del 2016.

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