La Convención Nacional Republicana, que eligió el martes 19 de julio a Donald Trump como su candidato oficial, fue todo un show, digno de Estados Unidos: los delegados de Texas con sus típicos sombreros, la espectacularidad del escenario y hasta la entrada triunfal del candidato con la canción “We are de champions”.
Pero de política, mucho menos. En la jornada destinada a hablar de economía, los oradores dedicaron sus alocuciones a criticar a Hillary Clinton, candidata de los demócratas (aunque la convención de este partido se realice la próxima semana), que a presentar una plataforma propia. Pocas palabras para aquello que realmente les preocupa a los ciudadanos norteamericanos.
El análisis de los republicanos se fundamenta en las encuestas. La diferencia que Clinton les llevaba se esfumó en las últimas semanas. Y en junio, un estudio de Gallup fue determinante: los norteamericanos confían más en Trump que en Hillary para manejar la economía y mejorar el empleo.
Por eso, en la convención, los oradores se encargaron más de golpear a su adversaria que de dejar clara su plataforma fiscal. Todos tuvieron palabras para resaltar el talento del empresario para contratar a la gente adecuada y rodearse de buenos gestores. “Mi padre es capaz de ver el potencial de la gente en la que otros no se fijan porque no tiene un diploma en Harvard. No quiere personas con un MBA, sino doctores en sentido común”, sentenció su hijo, Donald Jr. en su alocución, en un constante golpe bajo al status quo que representa Clinton.
Plataforma Trump. Las claves de la plataforma de Trump se basan en la rebaja de impuestos, la simplificación de la normativa tributaria estadounidense y, principalmente, en el cierre de fronteras para mejorar los salarios y la seguridad a los norteamericanos, deportando a once millones de inmigrantes. El aislamiento perjudicaría al libre comercio, por lo que se deberían revisar los acuerdos comerciales con cada país.
Pero en su página web, poco más puede encontrarse acerca de los detalles económicos. En sus discursos, se caracterizó por buscar culpables y prometer cosas imposibles, aún sin decir cómo irá a realizarlas en caso de que sea electo presidente en noviembre.
Para Hillary, si Trump llevara adelante esos planes su país entraría en recesión y con una deuda externa imposible de afrontar. “Incluso si vendiéramos todos nuestros portaaviones y hasta la estatua de la libertad no llegaríamos ni de cerca a pagar. Así de alta sería la deuda. No debería poner sus manos en nuestra economía”, atacó Clinton. Y agregó: “Una presidencia de Trump animaría al Estado Islámico”, por las provocaciones constantes hacia los extranjeros.
Plataforma Clinton. Habiendo sido parte de la estructura del gobierno actual y con su marido ex presidente, Hillary corre la carrera desde atrás. El axioma no falla para Trump, siempre es más fácil ser oposición. De hecho, al preguntársele a la candidata virtual demócrata qué rol cumpliría Bill, ella contestó que sería de gran ayuda su asesoría en temas económicos, aunque ante la lluvia de críticas, luego debió desdecirse y explicar que no tendría ningún cargo formal en su gobierno.
Su plataforma económica puede encontrarse en su página web (luego de que le aparezca un cartel anunciando: “No podemos permitirnos un gobierno de Trump” y que el usuario deba hacer click en el botón “de acuerdo” para entrar). Pero las consignas, otra vez, son generalistas. Verdades de perogrullo. “Haremos la mayor inversión en trabajos nuevos y bien pagados desde la Segunda Guerra Mundial”, “que Wall Street pague su justa medida en impuestos” y “que las compañías compartan las ganancias con sus empleados”, entre otras. Su principal crítica a Trump radica en que el empresario estuvo cuatro veces en bancarrota. Sus dardos deben concentrarse en la vida privada, ya que el magnate nunca ejerció un cargo público.
Pero Clinton carga con el mote de ser la continuadora del gobierno de Obama, donde muchos ciudadanos creen que terminó “el sueño norteamericano”, lo cual la hace blanco fácil de críticas. Trump no duda en tratarla de corrupta y de asegurar en todas las oportunidades que “debería estar en la cárcel”.
Por lo pronto, el empresario ya la espera como candidato republicano en la recta final. Los delegados demócratas deberán refrendar su apoyo a Hillary la próxima semana, para convertirla en su líder real. Quedarán cuatro meses para la elección y promete ser una carrera emocionante.
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