"Es el country de los nuevos ricos. Algunos de los que viven ahí se tuvieron que ir de los barrios en los que estaban porque no pueden mostrar lo que tienen. Políticos de segunda y tercera línea, valijeros y personas que no pueden explicar cómo hicieron tanta guita”. Sin rodeos, un vecino del Country Abril cuenta a NOTICIAS su diagnóstico sobre algunos personajes que viven en este enorme barrio privado ubicado en Berazategui y que hoy está en la mira de la Justicia.
Después de años de secretismo, Abril quedó al descubierto. La privacidad de la que el country hace gala está siendo desbaratada por la Justicia. “Recién se está empezando a echar luz sobre este lugar. Hasta nosotros tenemos problemas para ingresar, hay que presentar mil cosas”, aseguran a NOTICIAS desde uno de los juzgados que investiga las denuncias, al tiempo que remarcan que “lo que vimos fue una ostentación terrible, declaraciones juradas increíbles. Todo apunta a que es un buen lugar para que se escondan los que lavan dinero. Hay casas, como la del investigado Carlos Tomeo, con 16 baños y a nadie le llama la atención”.
Así mientras las denuncias siguen su curso y los secretos de Abril empiezan lentamente a conocerse, los pobladores del enorme country tratan de dejar el escándalo de lado y seguir su vida. Aunque a veces sea imposible. “Yo vi cuando se llevaban el dragón. Fue divertidísimo”, asegura entre risas una histórica habitante.
Entre allanamientos policiales y partidos de golf, con habitantes VIP y otros que prefieren el anonimato, y la Justicia husmeando por primera vez en los rincones, NOTICIAS ingresó al country más selecto y hermético de la zona sur del Gran Buenos Aires. ¿Cómo es la vida en las más de mil casas y los veinte barrios que lo componen?
Lugar especial
Desarrollado por IRSA en 1997, Abril se emplaza sobre las tierras que alguna vez pertenecieron a la estancia homónima de los Pereyra Iraola. “El principal motivo por el que el proyecto funcionó es que fue el primer club de campo de la zona sur”, explica uno de los primeros pobladores.
Pionero en la región, pronto comenzó a recibir gran cantidad de inquilinos. “Los primeros en venir éramos personas de la región, de Avellaneda a La Plata, que queríamos vivir con más seguridad y en una zona más linda”, declara un vecino de la primera hora. Pero pronto las comodidades de Abril empezaron a atraer también a otras personalidades. El periodista y fallido candidato a diputado nacional, Fernando Niembro, tiene una casa allí. También el juez federal Ariel Lijo. El actual director de la AFIP, Alberto Abad, fue inquilino por un tiempo.
“Pero este no es un country de elite como los de zona norte. Acá viven muchos políticos de segunda o tercera línea y muchos de la gestión provincial, que lo eligen por su cercanía tanto con Capital como con La Plata”, explican. De hecho, dos integrantes de la gestión sciolista, Alberto Pérez y Martín Ferré aún viven en Abril, cerca del dragón de Walter Carbone, otro ex funcionario de la gobernación.
Ojos que no ven
Según sus propios habitantes, la vida dentro del country es de aislamiento. “Los lotes son grandes, por lo cual ni te cruzás con tus vecinos. Además, está subdividido en 20 barrios en más de 300 hectáreas”, comenta un vecino de una de las zonas más caras de Abril, quien asegura: “Yo ni sé de quiénes son las casas al lado de la mía”.
Cada cual imbuido en su propio mundo y sin contactarse con la comunidad vuelven a este country en un lugar ideal para pasar inadvertido. “Hay muchos que tienen algo que ocultar y por eso se vienen, porque nadie pregunta. Ni la AFIP viene”, comentan. Sin ir más lejos una de las casas más fastuosas de todo el predio es la que pertenece a Tomeo y su familia y que fue recientemente allanada. Tiene 23 habitaciones, 16 baños y ocupa 6 lotes. “Ese es un buen ejemplo. La casa es divina y uno la mira por linda, pero nunca a nadie se le dio por preguntar de quién era”, dice una vecina.
Claro que los secretos que guarda Abril serían visibles afuera, por lo cual hay que cuidar las apariencias. “Hay sindicalistas que tienen un Porsche pero cuando tienen que ir a las reuniones, paran en un garaje de Berazategui y cambian de auto. Se suben a uno bueno pero no ostentoso, como un Bora, y van en ese. Después, vuelven, cambian otra vez de auto y entran en los coches de lujo”, cuentan los vecinos. Lo que afuera podría llamar la atención, se vuelve intrascendente dentro del country. La naturalización de escenas de este calibre y la costumbre ya arraigada de la discreción hacen que dentro del predio haya vía libre para ostentar. “Acá lo que se prioriza es la privacidad de todos. Se vive así. Uno puede sospechar o enterarse de alguna cosa, pero cada cual hace su vida”, resume un habitante.
Sólo una cosa parece aunar a todos los pobladores de Abril: el deseo de seguridad. Los primeros habitantes eran personas de la zona que vendieron sus antiguas casas y se metieron en el country espantados por la situación en el sur del conurbano. Los que viven en el country prefieren hacer frente a las onerosas expensas que llegan hasta los 15.000 pesos antes que perder la protección que sienten dentro del club. “Si pedís 50 pesos para arreglar la cancha de fútbol no te dan bola, ahora si les pedís dos lucas para reforzar la seguridad te dan tres. Es lo único que les interesa”, explican desde dentro de Abril.
Con un riguroso control de ingreso, patrullas de seguridad que recorren el predio y más de 150 cámaras conectadas a un centro de monitoreo, los habitantes viven, al menos, con sensación de seguridad. Hasta hace poco tiempo, el vecino que tenía a su cargo la seguridad de Abril de la comisión administrativa era un experto en la materia. Francisco “Paco” Larcher, el ex número 8 de la SIDE también vive en Abril, en el barrio Los Búhos, lindante al Club House. “Cuando él estaba en seguridad fue cuando más robos hubo”, sostiene entre risas una vecina.
Cuestión de clase. A pesar de no ser exclusivo ni del jet set, en Abril se repiten patrones que suceden en otros countries. A pesar de que no saben quiénes son sus vecinos, los habitantes explican que existen tres castas. “Por un lado tenés a los primeros habitantes y los más VIP. Después empresarios y directivos de compañías y un tercer escalón: Abril-Fonavi”, detalla un vecino. El último estamento con este particular nombre, corresponde a aquellas personas que viven en casas prefabricadas. Cuando la explotación del country se frenó, la empresa estadounidense Pulte compró lotes y edificó este tipo de hogares.
Por fuera de estas categorías, hay otro grupo de habitantes que no pueden ser catalogados. "Hay muchos jóvenes con plata, tipo Fariña, valijeros que se la llevaron toda. Vos los ves, tienen treinta años y terribles autos. ¿Qué hacen? No sabés, pero tienen oficinas en Puerto Madero. Son ‘hacedores de riquezas’”, asegura un poblador.
En Abril continúan asombrados por los descubrimientos de la Justicia y la posibilidad de nuevos allanamientos. De hecho aseguran que “por lo que se comenta acá, van a venir a buscar a varios más” pero se niegan a dar más detalles, prefieren, otra vez, continuar con el hermético silencio. Ese silencio que permite que extravagancias, como una caja fuerte dentro de un dragón, sean invisibles a pesar de estar a la vista de todos.
por Marcos Teijeiro y Giselle Leclercq
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