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SOCIEDAD | 17-10-2016 14:59

Isabel Menditeguy: la misteriosa vida de la ex mujer de Macri

Después de separarse de Mauricio, optó por la reclusión. Cortó todo tipo de relación con su antiguo círculo social y escapa de la exposición. Vida anónima y look informal.

Con paso apurado y un look poco producido recorre las calles de Recoleta. Lejos de la horda de fotógrafos que antaño la perseguía y en una realidad totalmente opuesta a la de Mauricio Macri, su ex esposo, Isabel Menditeguy goza del anonimato y vive recluida en su departamento en una de las zonas más exclusivas de la Capital.

Despojada del aspecto de femme fatale, la ex modelo se pasea como una vecina más y aprovecha el pasar inadvertida. “Odia la exposición. Es muy hermética y reservada”, explica a NOTICIAS un allegado. En efecto, Menditeguy siempre detestó ser una figura pública, algo que debió tolerar durante años al estar al lado del por entonces delfín de Socma. “No le gusta ser fotografiada ni que se sepa que hace de su vida”, confían en su entorno.

Por eso, luego de su separación de Macri en 2005, decidió huir de los flashes y convertir su vida en un misterio. “Sale muy poco. Alguna vez durante la mañana o el mediodía, a caminar por la zona o comer algo y alguna vez de noche”, aseguran en el barrio. Sus salidas nocturnas incluyen tragos en el bar del hotel Hyatt o alguna cena privada, pero lejos de las celebrities y los eventos multitudinarios.

Una de las mujeres más deseadas de los ’90 vive así recluida por voluntad propia. “No hace nada en particular. Está en su casa”, detalla un amigo. Dinero no le falta, ya que se dedica a administrar las propiedades y campos que recibió por herencia o como parte del acuerdo de separación de Macri. “Vive muy bien, pero no ostenta. Es fanática de la decoración y las antigüedades y es muy refinada tanto para vestirse como para ambientar su casa”, confía uno de los pocos amigos que logró conocer el departamento que habita.

Punto de fuga. En noviembre de 2005, Mauricio Macri anunciaba que estaba separado de Menditeguy y, aunque dejaba la puerta abierta a una reconciliación, el divorcio empezó poco después. Eran épocas de cambio para el ahora presidente. Acababa de alcanzar su primer cargo político siendo electo diputado por la Ciudad de Buenos Aires. De esa manera, mientras para Macri comenzaba una nueva vida, con cada vez más exposición y que acabó depositándolo en la Casa Rosada, para su ex esposa iniciaba otro proceso, en el caso de ella más drástico: la desaparición de la escena pública. “Se borró del mapa de un día para el otro”, comenta alguien que se define como su amigo, aunque hace “añares que no la veo ni sé qué es de su vida”.

“Después de que se separó, desapareció”, explica otra amiga que le perdió el rastro. “Ella es así. Corta con algo y corta con todo”, justifica otro allegado. Muchos de los que la conocieron y forjaron una relación con ella ya no tienen contacto y aseguran que es la propia Isabel quien rechaza el acercamiento. “Durante mucho tiempo, hasta hace tres o cuatro años, yo le seguía mandando mensajes y mails por su cumpleaños y Navidad, pero ella nunca me respondió nada”, comenta entre risas una, según su propia definición, “ex amiga”.

En poco tiempo Menditeguy cortó las relaciones que había cultivado luego de más de una década junto a Macri y logró también su cometido de sepultar su imagen pública. “Con otras amigas que éramos del grupo muchas veces nos preguntamos qué fue de su vida, porque no habló más con ninguna. Pasamos de juntarnos más de una vez por semana a no verla nunca más”, grafica su ex amiga.

Quienes en algún momento fueron su círculo de relación parecen no entender esta reacción. “La volví a ver en una gala en el Colón. La distinguí de lejos y cuando terminó, salí por el pasillo a buscarla, pero se escapó. No quiso que nos crucemos”, comenta alguien que asegura haber vivido “más de un momento importante con ella”, asegura un ex amigo.

Entre la pérdida de amistades y la repartija de bienes del divorcio, el final de la relación significó también que Isabel debió desprenderse de un proyecto del cual formaba parte desde los inicios: Mauricio Macri político y con el objetivo de la presidencia a largo plazo. Graduada de Ciencias Políticas de la Universidad de San Andrés en 1998, Menditeguy fue parte fundamental en el arribo de su entonces marido a la política. Si bien el propio Macri aseguraba que ella no quería que él se volcara a la función pública, quienes compartían aquellas primeras reuniones lo refutan. “Ella tenía el peso de opinar en la trastienda. Hablaba con Mauricio en privado, en su casa, y el respetaba mucho lo que ella decía”, apunta un ex integrante de la mesa chica del Pro.

Pero su aporte no se redujo al armado y la estrategia política, sino que veía más a futuro. “Ella es una mujer muy culta y muy inteligente. Quiere saber y se preocupa por saber”, confía un amigo. Así, la propia Menditeguy ayudó a que Macri amplíe sus conocimientos. “Lo culturizó. Lo hizo interesarse en otros temas”, sostienen en el entorno.

Con el divorcio, el proyecto político desapareció. “A ella le gusta mucho, me resulta raro que no haya querido seguir involucrada en ningún otro lado”, opina un amigo. Isabel, que cuando aún era esposa de Macri cursó además la maestría en Historia en la Universidad Di Tella, dejó de lado también la vocación.

Lejos de Olivos, su lugar en el mundo es ahora Recoleta, donde como una vecina anónima más contempla a la distancia la presidencia de su ex marido. “A ella no le hubiera gustado ser primera dama. No hubiera soportado la exposición”, cuenta un amigo que añade que lo que más le molesta es ser fotografiada.

Así se pasea por Recoleta, sin estridencias tratando de que nadie sepa que ella pudo haber sido primera dama pero prefirió huir y recluirse.

por Daniela Bianco, Marcos Teijeiro

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