En los próximos de días de este octubre que termina el secretario de Finanzas, Luis Caputo, y el presidente de la Comisión Nacional de Valores (CNV), Marcos Ayerra, presentarán el proyecto de reforma de la ley de mercado de capitales, aquella que instauró el kirchnerismo en 2012. Pero la pelea más descarnada en el ámbito financiero no se libra en torno de la ley sino sobre la forma en que debería conformarse un mercado único de acciones y títulos de deuda de la Argentina y sobre la existencia actual de una única Caja de Valores, la entidad depositaria y de custodia de todos los papeles públicos y privados. El mercado de capitales de la Argentina tiene un tamaño liliputiense. Por ejemplo, en los primeros ocho meses de 2016, pese a que el Gobierno de Mauricio Macri ha puesto de moda al país entre los mercados emergentes, el volumen negociado en la bolsa de Buenos Aires fue de 2.751 millones de dólares, frente a los 334.004 del BM&F Bovespa, de Sâo Paulo, los 71.127 de México, los 15.667 de Santiago de Chile y los 9.332 de Colombia. Todos en el mundo financiero argentino sueñan con un boom de emisiones de acciones y deuda, que el índice internacional MSCI suba a la Argentina de catergoría de mercado fronterizo a emergente en 2017, después de ocho años en el descenso, pero las fricciones internas históricas están tan vigentes como siempre. Se trata de una pelea entre la tradicional Bolsa de Comercio de Buenos Aires, poderoso club de empresarios y agentes bursátiles; el Merval de Valores porteño (Merval), que reúne a las sociedades de bolsa y concentra las operaciones de acciones, y el Mercado Abierto Electrónico (MAE), donde predominan los bancos y que concentra las emisiones de deuda pública y el intercambio de Letras del Banco Central (Lebac).
La Caja de Valores pertenece en un 50% al Merval, que preside Ernesto Allaria, de la sociedad Allaria Ledesma, y en otro 50% a la Bolsa, que preside Adelmo Gabbi, que pasó del amor por conveniencia al odio con el kirchnerismo y que ahora llena de elogios a Macri. La entidad depositaria, gran botín del negocio financiero, pasará a pertenecer en un 100% al futuro mercado que está gestándose desde la ley de 2012: el llamado ByMA, sigla de Bolsas y Mercados Argentinos. A su vez, ByMA pertenecerá en un 40% a la Bolsa y en un 60% a los accionistas del Merval. Fuentes oficiales esperan que la CNV apruebe en noviembre próximo la formación de este mercado que aspira a ser único y que ansía aglutinar a otros del interior.
A vender. La Bolsa porteña, que cuenta entre sus vocales a Cristiano Rattazzi (Fiat) y Adrián Werthein, ya no es el lugar donde se operan las acciones y pelea por mantener su influencia, pero deberá vender 20% del ByMA. Sucede que la CNV estableció en tiempos en que la dirigía el kirchnerista Alejandro Vanoli que ningún accionista pueda dominar más del 20% de los mercados por ella regulados. Ese límite se mantiene bajo el arbitrio de Ayerra, exsocio de la sociedad de bolsa Infupa y exejecutivo del banco Chase y del laboratorio Biosidus. "Gabbi tiene mucho poder porque muchos quieren comprar ese 20%. Los bancos quieren ver si entran. Bovespa quiere asociarse, también los fondos internacionales BlackRock y Blackstone", cuentan en las oficinas gubernamentales. El último presidente kirchnerista de la CNV, Cristian Girard, se había resistido al ingreso de Blackstone y Blackrock por ser parte de los fondos buitre que litigaban contra la Argentina.
También se espera que agentes de bolsa vendan parte del 60% acciones del ByMA a actores internacionales. Sucede que las sociedades bursátiles cambiarán cada acción del Merval (hay 183 en total) por 250.000 de la nueva bolsa, con lo que podrán quedarse con unas y desprenderse de otras.
Entre los bancos que domiman el MAE hay muchos que se niegan a aceptar que el futuro mercado único sea el ByMA. "Hay un consenso entre el Gobierno y los actores del mercado de que debemos unificarnos para ser más eficientes y menos costosos para operar, pero el problema es cómo nos unimos después de tres décadas de desencuentros", comenta un banquero de una entidad extranjera. "No queda claro que el ByMA sea la solución, fue un invento del Merval sin mirar a los bancos. El 20% del ByMA que vende la Bolsa no sé qué incluye. No sé si yo quiero los activos fijos que tendrá, una tecnología que no es de última generación. Los flujos grandes de plata pasan por los bancos, pero nosotros tendremos poca participación en el ByMA. Me ofrecen ese 20% muy caro para la poca influencia que tendrá", añade el ejecutivo.
En el Gobierno rescatan que a fin de año los agentes de bolsa comenzarán a aplicar el sistema informático Millenium, el mismo que se utiliza en la bolsa de Londres y que promete aumentar la liquidez del mercado argentino. Pero en las huestes de Macri aclaran que ellos solo marcan el camino hacia la unidad, pero no lo imponen sino que las decisiones correrán por cuenta del sector privado. Toto, como apodan al secretario de Finanzas, es primo de Nicolás Caputo, amiguísimo de Macri y vicepresidente de la Bolsa, pero también viene de una trayectoria entera en la banca, en JP Morgan y Deutsche Bank.
Uno de los más conocidos operadores de bolsa opina que la pelea con el MAE "está superada". "Había problema por las comisiones que cobra la Caja de Valores y por eso amenazaban con crear su propia caja, pero parecería que esto quedó zanjado porque se acomodaron los aranceles", agrega el agente.
Pocos días después de las declaraciones de Toto Caputo sobre los lobbies, la CNV metió presión para que la Caja de Valores bajara 40% las comisiones que cobra sobre las acreencias, no sobre la custodia. Eso implicará 65 millones de pesos menos de ingresos para la caja. "No pusimos precios máximos, pero les pedimos que se acomodaran a los valores de Brasil, Colombia, Chile", cuentan en el Ejecutivo. "Quizá la presión de los bancos para hacer una caja propia es para bajarle el precio a la acción del ByMA", añaden.
En los bancos siguen insatisfechos con la rebaja de comisiones. "Bajaron un poco, pero falta que la caja se modernice, tiene un sistema obsoleto de carga manual, poco confiable", se queja un banquero de una entidad nacional. "Los bancos queremos la digitalización", añade. Un colega de la banca extranjera arremete: "La rebaja del 40% se aplica solo a un producto que representa el 5% de los ingresos de la caja". Una nueva entidad depositaria requeriría de la autorización de la CNV.
En el juego de presiones se mezclan negocios y política. El MAE está presidido por Luis Ribaya, ex director del Banco Galicia al que el presidente del Nación, Carlos Melconian, promovió al directorio de esta entidad estatal.
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